Central recibe a River y buscará seguir puntero

Una fiesta. Eso es. Eso debe ser la cita de hoy en el Gigante. De esos partidos esperados por todo el mundo, los pro y los contra. Y por eso la responsabilidad de los de adentro y los de afuera de vivirla como tal. Con emoción, sin dramatismos. Con alegría, sin desbordes. Con aguante, pero el bien entendido, el que pugna hasta el límite por la victoria pero acepta la derrota como posibilidad, como primer revulsivo para volver a intentarlo a la próxima oportunidad. Es fútbol, es espectáculo de masas, es cultura de un pueblo, no una guerra, no una cuestión de vida o muerte, como a veces se dice, como a veces se titula. Enhorabuena que Rosario Central, el puntero, y River Plate, uno de sus escoltas (al menos hasta una hora antes, cuando termine Independiente Rivadavia v. Instituto) protagonicen semejante partido. Es un mérito de ambos planteles, de ambos cuerpos técnicos, llegar a 4 fechas del final con ese status. La historia les puede decir que no corresponde el elogio en una categoría de ascenso, pero el hoy sí. La vida es siempre presente.

Expuesto entonces los argumentos por los que todo el mundo debiera ir con ese espíritu festivo a la cancha, hay que decir que Central y River cumplieron con los pronósticos que de ellos se esperaba. ¿Acaso cuando se sorteó el fixture la mayoría no pensaba que jugados 34 partidos de 38, ambos iban a estar estar donde están? Claro, en el medio les apareció un cuco llamado Instituto y metió presión, pero lo de que no hay dudas es que canallas y millonarios están cumpliendo una muy buena campaña en la B Nacional. De los 8 ascendidos desde que el torneo se juega a 38 fechas, 3 lo hicieron con menos puntos de los que hoy tienen el líder y sus escoltas y, por como vienen, es probable que los que suban este año superen a casi todos ellos.

Pero claro, como se dijo, Central y River no pueden estar tranquilos por culpa de Instituto, y por eso el partido de hoy adquiere esos ribetes donde el ganador puede ganar mucho y el perdedor perder en la misma proporción. Apreciación que se agrandará o achicará de acuerdo a lo que pase unas horas antes en Mendoza. Si Central gana, el ascenso no se le debería escapar. Si no lo hace, quedará bien parado igual si empata y el panorama seguirá abierto. Y si River vence se verá la magnitud del daño de acuerdo al partido de Instituto, pero nada será definitivo.

Será sólo «decisivo» un triunfo para Central entonces. En un campeonato bárbaro, nada mejor que una cita de esta magnitud. Una fiesta. Eso es. Eso debe ser la cita de hoy en el Gigante. (La Capital)