Socios del club Unidad y Tezón denuncian amenazas, agresiones e intimidaciones

El club ubicado en Entre Ríos 3840 es, desde hace unos meses «un verdadero infierno», según manifestaron socios y vecinos, quienes acompañados por los concejales Norma López y Roberto Sukerman, radicaron la denuncia en Tribunales y solicitaron protección policial.

Los concejales del Frente para la Victoria-PJ, Norma López y Roberto Sukerman acompañaron a directivos, socios y la comunidad en general, a la denuncia que los mismos realizaron ante la justicia por diversos apremios por parte de un privado para quedarse con el histórico club Unidad y Tesón de calle Entre Ríos 3840.

Ante la Fiscalía Nº 5 de turno, a cargo de la Dra. Nora Marull, los concesionarios a cargo del buffet y el gimnasio, acompañados por socios y vecinos, manifestaron la imposibilidad de desarrollar actividades ante las constantes amenazas y diversos apremios que reciben por parte de un privado, que, según manifiestan «quiere quedarse con el club».

«Armas de fuego, insultos y hasta extorsiones a los miembros de la comisión directiva para que renuncien, son solo algunas de las denuncias que realizan los verdaderos hacedores de un club, que, como todos los de barrio, brindan muchísimos servicios a la comunidad. Creíamos que era necesario acompañarlos y que se les brinden todas las garantías para que puedan desempeñar una labor sumamente importante», señaló Roberto Sukerman.

Por su parte, Norma López afirmó: «En un ámbito donde todos propugnamos para que el deporte y sobretodo los clubes de barrio sigan brindando contensión social primaria y necesaria, se dan éstas situaciones donde la violencia es cotidiana y las acciones de los agresores cuasi mafiosas. Debemos velar por los ciudadanos, acompañarlos y establecer los lazos necesarios para que la vida de club se desarrolle en paz y armonía».

Cabe destacar, que los denunciantes solicitaron protección policial en el lugar, para ellos y sus familias, ya que temen las represalias del agresor, a lo cual accedió inmediatamente la fiscal y ordenó la correspondiente custodia.

«Con constantes amenzas hizo que renunciara la comisión directiva irrumpiendo en las asambleas de socios con un arma de fuego. A quién era por entonces presidente le pegó una trompada y luego, ante el miedo, y la carencia de una comisión, el club tuvo que cerrar sus puertas durante 8 meses. Logramos reabrirlo con los socios vitalicios y una comisión de jóvenes pero volvió la violencia. Esta persona, en un mes y medio, le pegó al nuevo presidente, al síndico y al tesorero y obviamente, todos renunciaron», se puede leer en las denuncias que efectuaron los socios ante la fiscal de turno.