La muerte del juez del caso Odebrecht podría hacer tambalear el gobierno de Temer

El funcionario judicial viajaba en un avión privado que pertenecía a un complejo hotelero. Había adelantado la vuelta de sus vacaciones para terminar con la instrucción en el caso de corrupción más importante de Brasil.

«Pasamos de ‘House of cards’ a ‘How to get away with murder'», era uno de los comentarios sobre la situación política de Brasil que se repetía este jueves en las redes sociales del país, luego de conocerse la noticia de la muerte del juez Teori Zavazcki, del Supremo Tribunal Federal, en un accidente aéreo.
El magistrado, a cargo de la parte de las investigaciones de la operación «Lava-Jato» que involucra al presidente Temer, ministros y decenas de miembros del Congreso, había anticipado el regreso de sus vacaciones para tomar una medida clave para la causa: homologar la delación premiada de 77 ejecutivos de la constructora Odebrecht, la mayor del país, que aceptaron contar lo que saben sobre un esquema de corrupción que se calcula que desvió más de 10 mil millones de dólares de Petrobrás. La empresa, que tenía una «gerencia de coimas» (su «Departamento de Operaciones Estructuradas»), registró en sus libros contables los pagos ilegales a cientos de políticos de diferentes partidos, y sus directivos esperaban la autorización del juez para confesar todo. Después de ellos, comenzarían a hablar los ejecutivos de la constructora Andrade Gutiérrez y las demás empresas involucradas podrían seguir el mismo camino.
Pero se cayó al mar el avión que llevaba al juez, una pequeña aeronave privada a turbo-hélice, propiedad de un empresario amigo. Aunque por sus características no estaba obligada a llevar caja negra, aseguran que sí tenía. Ahora habrá que analizarla.
El accidente (¿fue un accidente?, se pregunta todo el país, aunque no existan por ahora indicios de que no lo haya sido) ocurrió justo un día después del aniversario de la muerte del fiscal argentino Nisman, que también fue encontrado muerto después de anticipar el regreso de sus vacaciones para tomar decisiones sobre una causa que involucraba al gobierno. Una coincidencia, obviamente, pero tan increíble que hasta a los guionistas de «Scandal» podría parecerle exagerada.
Pero la realidad, en Brasil, compite mano a mano con la ficción: el país tiene mejor libreto que las series de Netflix. (TN)