Alerta de ecologistas por la gran cantidad de basura en el Ludueña

Hace unos días, en tan sólo 20 metros de la costa, recolectaron 300 kilos. El domingo harán una nueva movida, pero en los márgenes del río.

Entidades ecologistas encendieron luces de alerta ante la gran presencia de basura en los cauces de agua de la ciudad. Es más, hace unos días, en apenas 20 metros de la costa del arroyo Ludueña, una decena de voluntarios convocados por organizaciones e instituciones que trabajan en la defensa del medio ambiente levantaron unos 300 kilos de basura, fundamentalmente plásticos y telgopor.

La movida fue la antesala de lo que sucederá el domingo próximo, cuando una movida similar convocará a cientos de voluntarios en las costas del río, tanto en la margen rosarina como del lado de las islas. «Esto nos llama a reflexionar sobre lo que producimos y nuestros hábitos de consumo», recalcó Mirko Moskat, integrante del Taller Ecologista, pero además alertó sobre el impacto que la contaminación tiene en el medioambiente.

«Hay estudios locales que hablan de la presencia de micropartículas de plástico en la fauna del río, pero incluso a nivel internacional hay investigaciones que ya refieren a estas micropartículas en la materia fecal humana, y no sabemos qué consecuencias tiene esto a largo plazo», advirtió.

La jornada «1 día río ? basura» se llevó adelante hace unos días convocada por nueve organizaciones e instituciones de la región, tanto académicas como de defensa del medio ambiente, entre las que se contaron el Centro Científico, Tecnológico y Educativo Acuario del Río Paraná, el Servicio Solidario de la Universidad Centro Educativo Latinoamericano, El Paraná No Se Toca, Taller Ecologista Greenpeace, el STS Rosario, el Club Rosarino de Acuarismo y la reserva natural Isla del Sol.

La propuesta que llevaron adelante los integrantes de las organizaciones y una decena de voluntarios se abocó a la limpieza de un tramo de la margen izquierda del arroyo Ludueña, ya que la idea es trabajar tanto sobre el río como sobre sus afluentes. Fue allí que en apenas unos 20 metros, se levantaron unos 300 kilos de residuos, integrados fundamentalmente por restos de envases plásticos y telgopor.

Si bien aclaró que no toda la margen está en esas condiciones, Moskat destacó que «se trata de un sector donde hay una acumulación importantísima de basura», e indicó que «son residuos que se tiran corriente arriba, van bajando con las aguas, y hay puntos donde la acumulación es mayor».

Más allá de la estética, el mal olor y el impacto inmediato, el objetivo de las organizaciones es fundamentalmente trabajar sobre dos ejes centrales, el impacto a largo plazo que esto tiene sobre los ecosistemas, como en este caso son los humedales, pero también sobre los modelos de consumo

«La presencia de estos materiales trae varios problemas, fundamentalmente para la fauna, que puede quedar atrapada en estos fragmentos o consumirlos», explicó el integrante del Taller Ecologista, aunque aclaró que ese no es el único ni el principal problema a largo plazo.

«La preocupación es que diferentes especies terminan ingiriendo estos materiales, que empiezan a estar presentes en la cadena alimentaria. Tal es así, que hay estudios locales que han detectado la presencia de micropartículas de plástico en los cuerpos de estos animales», aseguró.

El especialista fue más allá y detalló que «investigaciones internacionales, dos estudios puntualmente, demostraron por primera vez la presencia tanto en la materia fecal humana como en las aguas embotelladas de todas las marcas».

Para Moskat, todo esto «muestra con claridad que hay partículas de plástico en todos los ambientes, sean cuerpos animales como humanos». No obstante, dijo que «aún no se puede determinar qué impacto tendrá a largo plazo sobre los ecosistemas y la fauna, y en la salud de los seres humanos».

Sin embargo, la convocatoria se propone ir más allá. «El objetivo es reflexionar sobre el modelo de consumo y los hábitos —abundó Moskat—, porque la producción del plástico requiere el uso de combustibles fósiles y recursos no renovables, además de emitir gases que contribuyen al efecto invernadero». (La Capital)