Condenaron a José López a seis años de prisión por los bolsos con dinero en un convento

José López , el hombre que revoleó bolsos con US$9 millones, fue condenado hoy a seis años de prisión por enriquecimiento ilícito, la pena máxima para ese delito, y continuará detenido. Traje oscuro con corbata roja, cruzado de manos y masticando un caramelo, el exfuncionario kirchnerista escuchó la sentencia con la vista fija sobre la pantalla gigante que se montó en Comodoro Py.

El Tribunal Oral Federal (TOF) N°1 entendió que López no puede justificar de ninguna manera el aumento de su patrimonio mientras era funcionario público, enriquecimiento que esconde -según el fiscal- «dinero espurio provenientes de actos de corrupción». El tribunal ordenó el decomiso de la plata, que será donada a los hospitales de niños Garrahan y Ricardo Gutiérrez. También de su casa de Tigre, donde había escondido el dinero.

Los jueces Ricardo Basílico, José Michilini y Adrián Grünberg le dictaron, además, la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos y le aplicaron una multa del 60% de su enriquecimiento, que López deberá pagar de su bolsillo. La condena del tribunal dejará al exfuncionario en prisión por varios años más, a pesar de que ya cumplió tres años con prisión preventiva.

López fue el único de los acusados que quedó detenido. Su mujer, Amalia Díaz, fue sentenciada a dos años de prisión como partícipe secundaria del enriquecimiento ilícito, pero la condena quedó en suspenso. La esposa del exfuncionario también deberá pagar una multa del 25% del enriquecimiento.

Por último, el tribunal condenó a los empresarios Andrés Galera y Eduardo Gutiérrez a dos años y medio de prisión (también en suspenso) al considerarlos partícipes necesarios del enriquecimiento por haber puesto a nombre suyo las propiedades que habitaba López y su familia. Los empresarios Carlos Gianni y Marcos Marconi fueron sobreseídos, como la monja Inés Aparicio, quien recibió los bolsos de López en el convento.

La historia negra de José López comenzó a escribirse la madrugada del 14 de junio de 2016, cuando fue detenido en General Rodríguez con los bolsos repletos de dólares, dos Rolex y un arma de fuego. «Era dinero de personas vinculadas a la política», dijo López durante la investigación. Y relató que esa noche Fabián Muñoz, exsecretario privado de Cristina Kirchner, le llevó el efectivo para que lo escondiera en su casa de Tigre. Gutiérrez le habría dicho -contó López- que ese dinero era de Daniel Muñoz, acusado de ser testaferro de los Kirchner.

Pero el fiscal Miguel Osorio y la Oficina Anticorrupción (querellante) sostienen, en cambio, que ese dinero era suyo y que de ninguna manera podía justificarlo después de haberse desempeñado durante 12 años como secretario de Obras Públicas. Tampoco puede justificar -aseguraron- la compra de su casa en el Dique Luján, en Tigre, y un departamento sobre avenida Las Heras, en Recoleta. Pero el tribunal entendió que este último inmueble no formó parte de la maniobra delictiva.

Con varias investigaciones todavía en curso, López ya había sido condenado a 19 meses de prisión por la portación ilegal de armas de fuego durante aquella noche de General Rodríguez, una pena que ya cumplió. López deberá volver a la Sala AMIA la semana próxima por el juicio oral por la obra pública en Santa Cruz, entre otras investigaciones en curso en las que fue procesado, como los cuadernos de las coimas.

Pero esta nueva condena ocurre en un momento poco oportuno para el kirchnerismo, a punto de empezar la campaña electoral que mantiene a sus candidatos con posibilidades de volver a la Casa Rosada. Desde la escena de los bolsos, López se convirtió en un ícono de la corrupción kirchnerista, que fue criticado hasta por la propia Cristina Kirchner.

La relación con los Kirchner se cortó desde que fue detenido. Ninguna persona del entorno de la expresidenta fue visitarlo a la cárcel de Ezeiza. Cristina Kirchner, incluso, evitó saludarlo cuando compartieron las audiencias del juicio oral por los contratos de obra pública en Santa Cruz, donde comparten el banquillo de los acusados.

Después de varias especulaciones durante dos años detenido, López se quebró cuando su nombre apareció en los cuadernos de las coimas. El exfuncionario finalmente declaró como arrepentido, señaló a los Kirchner como responsables del pago de sobornos y pidió ingresar en el programa de protección a testigos, donde todavía permanece. La condena de López, entonces, no modificará su situación dentro del programa. Quedará a la espera de más juicios y, posiblemente, más condenas. (La Nación)