Acuerdo UE-Mercosur: Los franceses ven a la carne argentina como una «amenaza»

Desde que se formalizó el acuerdo, proliferaron las voces de alerta en el país europeo, ante lo que se interpreta como una amenaza para su economía.

Tras meses de «invadir» con sus protestas todos los sábados las calles parisinas, en estos días al parecer los chalecos amarillos han pasado a un segundo plano en los horarios clave de la televisión francesa.

La nueva vedette en materia de noticias comienza a ser el acuerdo alcanzado recientemente entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, asunto que es a diario portada de los periódicos que lideran las ventas de los quioscos de la Ciudad de las Luces, tales como Le Monde y Le Parisien.

Como una contracara del entusiasmo con el que vive el gobierno del presidente Mauricio Macri la firma del pacto –que, de concretarse, recién pasaría a implementarse a partir del año 2021-, en el país galo la noticia ha puesto en pie de guerra no solo a los ecologistas y empresarios del sector agrario, sino también a la prensa y a los ciudadanos de a pie.

El diario francés L’Express lo dejo claro esta semana al titular: «Carnes, normas, ¿por qué el acuerdo UE-Mercosur les molesta a todos?».

Tal como le pasó a Macri, su colega Emmanuel Macron ha debido dar explicaciones ante los sectores más inquietos por las consecuencias de la integración con un bloque comercial al que ven como una amenaza potencial.

Lo cierto es que, por estas horas, el Mercosur en general y la Argentina en particular se han transformado en un tema recurrente en las charlas de los franceses. Como en un espejo de lo que ocurre en Buenos Aires -donde se expresa el temor por el desempleo que pueda generar el ingreso masivo de productos europeos-, aquí los principales temores de los franceses refieren a que la producción agrícola del sur pueda generar un terremoto en la economía.

«Una conquista para Buenos Aires»

Es raro para un argentino pensar que en Europa se pueda percibir al país como un conquistador que llega a un mercado del norte con capacidad depredadora.

Pero un repaso a los medios franceses permite ver el grado de angustia con el que se está viviendo la noticia del acuerdo comercial. En particular, para el hipersensible sector agrícola francés, tradicional receptor de subsidios estatales y muy refractario a la competencia extrazona.

Esta semana , el canal de noticias ininterrumpidas CNews –que lidera los índices de audiencia a nivel nacional- se refería a esta cuestión con la frase «El acuerdo con el Mercosur es malo para nuestra agricultura».

Asimismo, el prestigioso Le Figaro alertaba a la población, afirmando que «los agricultores y ganaderos europeos podrían ser los grandes perdedores con la apertura del mercado europeo a la carne vacuna, de ave y el azúcar sudamericano».

También el parisino L’Humanité hacía mención del tema como una «conquista para Buenos Aires», agregando como dato que «el 74% de los productos fitosanitarios utilizados en Brasil están prohibidos en Europa».

Esta semana, las protestas en tierra francesa tuvieron como protagonistas especialmente a los Jóvenes Agricultores y al principal gremio agropecuario FNSA. A su vez, la Federación Nacional Bovina (FNB) aseguró que la firma del acuerdo acabaría con más de 50.000 puestos de trabajo en ese país.

Pero no solo el lobby ganadero se queja. En las charlas de café parisinas, el flamante acuerdo con el organismo sudamericano es un tema que tampoco pasa desapercibido, en un contexto en el que el auge ecologista genera cada vez más adeptos –cabe recordar que, en las últimas elecciones parlamentarias de la Unión Europea, el partido ecologista resultó la tercera fuerza más votada, detrás del oficialismo macronista y la referente de ultraderecha, Marine Le Pen-.

Sobre el acuerdo, se escucha decir no sólo que perjudicará al sector agropecuario local, sino que también pone en riesgo a los ciudadanos franceses debido a la calidad de los productos que ingresarían a Europa a partir del pacto logrado

Miedo al ingreso de carne

Curiosamente, y a pesar del «boom» de parrillas argentinas en la ciudad de París –en la que es posible encontrar todo un abanico de opciones para degustar platos típicos como empanadas de carne y tira de asado-, uno de los principales factores de desconfianza de los franceses hacia el pacto con el Mercosur tiene que ver con el miedo de los habitantes por el ingreso de carne de Sudamérica.

El acuerdo establece puntualmente la llegada de un total de 99.000 toneladas de cortes vacunos -45% fresca y 55% congelada. En esta línea, el diputado francés Adrien Quatennens afirmó que «el tratado con el Mercosur en concreto, es la importación y exportación de cantidades astronómicas de carne».

Y, como suele ocurrir en estos casos, parte de los reclamos apuntan no sólo a que se mantengan barreras de tipo arancelario sino a la aplicación más estricta de normas de tipo sanitario que, en los hechos, pueda disminuir el flujo comercial.

El miedo que impera en el imaginario nacional francés por la posibilidad de que, mediante negociaciones bilaterales, Argentina «contamine» la delicada alimentación francesa con productos de baja calidad y carentes de los controles que existen desde hace años y está latente en algunas obras literarias.

Un ejemplo de ello aparece en «Serotonina», la última novela del afamado autor Michel Houellebecq. Allí, uno de los personajes se refiere a la posible llegada de alimentos de origen argentino al Viejo Continente. «Esos cabrones iban a inundar literalmente Europa con sus productos, además no tenían ninguna legislación restrictiva sobre los transgénicos», anticipaba con furia el protagonista, casi como un presagio.


Este tipo de alusiones desde el ámbito de la cultura no son un tema menor en un país como Francia. Y menos cuando se habla de Houellebecq, un best seller global que ganó notoriedad por sus obras futuristas donde propone escenarios temibles para el francés promedio, como por ejemplo la novela «Sumisión», donde describe un futuro con un presidente islámico.

En todo caso, lo que el acuerdo Mercosur-UE ha provocado es una reacción defensiva de los franceses atemorizados por un cambio en su estilo de vida.

«Rara vez un acuerdo como el que se acaba de firmar entre la UE y Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay provocó tal oposición. Sin embargo, esta podría ser una oportunidad para que Europa aplique sus estándares», afirma sugestivamente un editorial del diario Le Monde.

Otros detractores en Europa
La desconfianza hacia el ingreso de productos provenientes de la parte más austral del continente americano no se limita solamente al país galo. En otras partes Europa también existe cierta resistencia al avance del flamante acuerdo transatlántico.

Puntualmente, en España el organismo Greenpeace emitió una denuncia pública alertando sobre los posibles efectos -nocivos- del pacto. «Es devastador para el medio ambiente», publicó la entidad ecologista. Su vocero en España, Miguel Ángel Soto, agregó: «Cambiar coches por carne vacuna no es aceptable cuando las consecuencias son más deforestación, ataques a los pueblos indígenas y una creciente hostilidad hacia la sociedad civil».

En pie de guerra, ecologistas europeos y agropecuarios franceses se convirtieron en un obstáculo más para el Gobierno de Macri a la hora de avanzar en este acuerdo, de cara a las votaciones de octubre. (IProfesional)