La tensión bélica planteria no se detiene a pesar del Coronavirus

Tras la revocación del tratado que cubría la utilización, de ser necesario, de los misiles de rango intermedio comenzaron a resurgir las ventas de armamento a nivel global y se incrementó la cantidad de compradores y vendedores que generaron movimientos millonarios de dólares y de otras monedas.

Los gobiernos de Estados Unidos y Rusia, en la era de la Guerra Fría delinearon la arquitectura del control armamentista con el involucramiento de armas nucleares mediante complejos tratados para evitar la aniquilación del orbe.

En ese marco de referencia, China, Corea del Norte e Irán aprovecharon para reafirmarse militarmente para ser considerados como potencias regionales desafiantes de la hegemonía ruso-norteamericana.

Actualmente India y Pakistán se mantienen en tensión bélica por Cachemira, mientras que Israel se siente permanentemente amenazado por Irán mientras Corea del Norte, cada vez que hay un relajamiento de tensiones con la Organización del Tratado del Atlántico Norte produce el lanzamiento de nuevos misiles y amenaza con la guerra nuclear total, en tanto Arabia Saudita brega por el acceso a armas nucleares, lo que incrementa la inestabilidad que podría precipitar conflictos inesperados en tiempos de coronavirus.

A todo esto, Joseph Cirincone, analista nuclear, afirmó que “las pequeñas potencias se apresuran a acumular arsenales” y el especialista en seguridad nacional estadounidense John Bolton hizo referencia a “la expiación, en febrero del 2021, del START, esto es el Tratado de Control de Armas Estratégicas, “que-agregó-, desembocará en una carrera armamentista descontroladas en la que, casi inevitablemente, participarán Moscú y Beiging”.

Es así que Trump, liberado del Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF), se puso a trabajar en la necesidad de desplegar una nueva generación de misiles con base en territorio asiático y para avanzar en la cuestión puso a trabajar en el tema a Richard Burt, quien ya había actuado en la reducción de armas estratégicas que se conoció como Start 1, el cual no contempla inspecciones.

Vale decir, a esta altura de os acontecimientos que Rusia y EE.UU poseen el 90 por ciento de las armas nucleares a nivel mundial y con ese número es suficiente para destruir nuestro planeta, no una, sino varias veces.

El nuevo Start limitaba el número de ojivas a 1550 para los rusos y los norteamericanos.

Jon Wolfsthal , director del Servicio de Control de Armas del ex presidente Barak Obama entendió en su momento que “la alianza China-Rusia-EE.UU, para controlar armas en sus territorios es simplemente una locura”.

El arsenal nuclear chino

China, con un arsenal nuclear de 300 ojivas tiene pocos incentivos para unirse a las negociaciones, aunque vale puntualizarlo, dicho arsenal tiene una capacidad interesante como mecanismo de represalia.

Burt propuso extender el nuevo Start y luego negociar una mayor reducción rusa a 1.000 ojivas para cada uno (EE.UU-Rusia), lo que haría que los chinos aceptaran el límite armamentista.

Otro que no se queda atrás es el Estado israelí, que el 9 de diciembre pasado probó un misil nuclear, cuyo destino teórico es Irán., según lo señaló el ministro de Relaciones Exteriores iranio Javd Zarif.

El diplomático lamentó que los gobiernos occidentales “no se quejan nunca del único arsenal nuclear en Asia Occidental que cuenta con misiles diseñados para ser capaces de transportar armas nucleares. Si se ocupan de nuestros misiles, que son convencionales y defensivos”.

Tres días antes, el 6 de diciembre de 2019, Israel había anunciado una “prueba de un sistema de propulsión de cohetes”, desde una base en el centro del país” y luego, medios israelíes informaron que “la prueba se hizo desde la Base Aérea de Palmachim, al sur de Tel Aviv.

El sistema probado, serviría para transporte de misiles de defensa Arrrow 3 o para misiles de ataque Jericho, con alcance de 2.000 kilómetros, capaz de trasladar ojivas nucleares.

El periódico Haaretz logró acceder a información clasificada e informó sobre el episodio que la Fuerza Aérea Israelí envió un avión de telemetría, otros de carga Hércules y 2 aviones de vigilancia aérea G550 para rastreo, naves que llegaron en vuelo más allá de Creta, lapso en que fue interrumpido el funcionamiento del Aeropuerto Ben Gurión, en Tel Aviv, a la vez que se requirió desde la Defensa israelí que todas las operaciones aéreas se alejaran del lado sur del aeropuerto.

Embajadores de Francia, Reino Unido y Alemania enviaron una carta al secretario general de la ONU, Antonio Guterrez, en la que se acusaba a Teherán de “poseer misiles balísticos con capacidad nuclear.

Javd Zarif, a su vez, denunció que la c carta de los embajadores era “una una falsedad desesperada para encubrir su incompetencia miserable en el cumplimiento de un mínimo de sus obligaciones “, en el marco del acuerdo nuclear.

La tentación de Trump

El Ejecutivo norteamericano, según opinan los analistas de política exterior y de defensa, busca aniquilar todo tipo de acuerdos nucleares con Irán con la ofensiva desencadenada contra Turquía.

El convenio firmado por Donald y los persas incluía la liberación de sanciones económicas, cuestión aprovechada sólo por los europeos que llegaron en masa a Irán.

La ruptura del pacto sirvió para presionar a las corporaciones para que se retiren de Teherán bajo el riesgo de perder el mercado norteamericano. Hasta se dio el lujo Trump de advertir en su momento al gobierno británico por intermedio del embajador estadounidense en Londres, Woody Johnson.

La intención norteamericana era que la teocracia de Teherán salga de Siria y ahora dicen esos mismos analistas aludidos “Turquía está probando la medicina amarga por similares razones”.

Mientras tanto, Rusia buscó que Irán se retire de las fronteras con el Golán y desactive a milicias terroristas.

El colofón de estos procedimientos de Washington se traduce en que Washington está agrupando aliados en la misma vereda, por lo que Turquía busca resolver viejas cuitas con Alemania, mientras que Berlín, secretamente busca negociar con China.

Las autocracias árabes, nos dicen, no estuvieron ni están dispuestas a dejar su relación con Ankara.

Fuerzas militares siempre dispuestas

Si uno accede asépticamente a los informes “presuntamente clasificados” pero que en realidad buscan hacer conocer el potencial armamentístico de EE.UU se encuentra con este panorama:

Son casi 3 millones de miembros en servicio activo; diseminados en 4.800 puntos defensivos con un presupuesto anual global de US$ 700.000 millones, según un informe al que accedió CNN.

Seis bombarderos masivos B-52, que cuentan con ocho motores se hallan en la base aérea Diego García, en la zona del Océano Índico. Otros 75 se hallan en las flotas activas y de reserva, en los que se pueden transportar 35 toneladas de municiones, minas y 20 misiles de crucero que utilizan –tras su lanzamiento-, una guía interna para volar y atacar objetivos independientes con ojivas de hasta 1.360 kilos.

Una vez liberados del bombardero, los misiles de crucero utilizan una guía interna y sus propios motores de turboventilador para volar y atacar objetivos independientes con ojivas de hasta 1.360 kilogramos.

Bombarderos sigilosos B-2

Estos bombarderos pesados con alas de murciélago pueden llevar armas convencionales y nucleares. La flota de 20 de la Fuerza Aérea de EE.UU. opera desde la base de la Fuerza Aérea Whiteman en Missouri, pero pueden salir de bases como la isla de Guam en el Pacífico.

En un conflicto convencional, el B-2 de cuatro motores, puede transportar dos penetradores de artillería masiva GBU-57, las bombas no nucleares más grandes del arsenal de EE.UU.

Estas bombas de 13.607 kilogramos y 9 metros de largo, están diseñadas para atacar profundamente en el suelo para sacar misiles y complejos de mando que están fuera del alcance de otras armas no nucleares.

El B-2 también puede transportar una variedad de otras armas y ha sido probado en conflictos en Siria, Iraq y Afganistán, en este último país para atacar la guerrilla que se escondía profundamente en las montañas, ya que los terroristas se esconden en túneles.

Los bombarderos sigilosos B-2 han sido probados en batalla en Siria, Iraq y Afganistán

Bombarderos B-1

Son bombarderos de cuatro motores, de los cuales EE.UU. tiene más de 60 en su flota. Transportan la mayor carga útil de cualquier avión en la Fuerza Aérea (más de 34.019 kilogramos), misiles de crucero, bombas de gravedad y minas navales.

En el pasado, los B-1 se han utilizado ampliamente para lanzar municiones de ataque directo conjunto, esencialmente bombas de caída libre con sistemas de guía unidos a sus colas, que pueden colocarlos a menos de 5 metros de su objetivo. Dichos bombarderos B-1 pueden transportar la mayor carga útil de cualquier avión de la flota de la Fuerza Aérea de EE.UU.

F-22 cazas sigilosos

La Fuerza Aérea de EE.UU. tiene alrededor de 180 F-22, considerados los aviones de combate más capaces de la fuerza ya que tienen capacidad para enfrentarse a aviones de combate y pueden transportar dos municiones de ataque directo conjunto y misiles aire-tierra guiados por radar.

En los primeros días de cualquier conflicto los F-22, con su capacidad de permanecer sin ser detectados por el radar enemigo, pueden apuntar a los sitios de defensa aérea, abriendo el espacio aéreo para ataques de seguimiento de aviones menos sigilosos y misiles de crucero. Los cazas sigilosos F-22 pueden permanecer sin ser detectados por el radar enemigo.

Misiles guiados y submarinos de ataque

La Marina de EE.UU. posee docenas de submarinos que pueden permanecer sumergidos y potencialmente lanzar cientos de misiles de crucero Tomahawk a objetivos terrestres y marítimos.

El más capaz de estos submarinos, cuatro submarinos de misiles guiados clase Ohio, puede transportar hasta 154 Tomahawks y cada uno de esos misiles, armados con una ojiva de 453 kilogramos, puede alcanzar objetivos independientes hasta 1.609 kilómetros desde su sitio de lanzamiento.

Además, cada misil puede transportar información sobre 15 objetivos en su sistema de guía, lo que le permite cambiar de destino en pleno vuelo.

Además de los submarinos de la clase Ohio, los barcos de la Marina de EE.UU. y los de tipo Los Ángeles, más de cuatro docenas de ellos, pueden transportar los Tomahawks, aunque en menor número.

Portaaviones

Hay 11 portaaviones activos en la flota de la Marina de EE.UU., 10 de la clase Nimitz y uno de la clase Ford. Además, se cuenta con el USS Harry Truman, destinado a Medio Oriente.

Los cargueros pueden contener más de 60 aviones cada uno, incluidos los aviones de combate F/A-18, con un alcance de combate de más de 2.300 kilómetros, llevando dos misiles aire-tierra cada uno.

Asimismo, la Marina opera nueve barcos de asalto anfibio, que son esencialmente portaaviones pequeños.

Estas naves llevan el avión de combate más nuevo del ejército estadounidense, el caza furtivo F-35B del Cuerpo de Marines. Los F-35B pueden transportar dos bombas guiadas con un radio de combate de aproximadamente 805 kilómetros.

Uno de los cargueros, el USS Bataan, está cerca del Medio Oriente.

Destructores y cruceros

La flota de cruceros y destructores de misiles guiados de la Marina de EE.UU. puede operar conjuntamente con los portaaviones en grupos de ataque de portaaviones, o de forma independiente.

Los destructores de la clase Arleigh Burke son más de 70 en servicio activo y forman la columna vertebral de la flota de la Armada. Cada uno puede transportar hasta 56 misiles de crucero Tomahawk para atacar objetivos terrestres y marítimos.

Los cruceros de la clase Ticonderoga también llevan misiles de crucero, aunque en números más pequeños que los destructores.

Ambas naves proporcionan a la Armada su sistema de defensa antimisiles más avanzado, AEGIS. El sistema, que comunica información de objetivos entre varias plataformas, puede apuntar a misiles balísticos de bajo nivel que amenazan barcos, o incluso objetivos en tierra.

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com