Israel anuncia el inminente aumento de sus operaciones terrestres en Gaza

La comunidad internacional teme las consecuencias de una ofensiva terrestre en el enclave palestino controlado desde 2007 por Hamas y donde la ayuda internacional apenas llega a los 2,4 millones de habitantes. La oficina de DDHH de la ONU advirtió que el castigo colectivo configura crímenes de guerra.

La ONU advirtió este viernes que los bombardeos contra zonas densamente pobladas y el bloqueo de la Franja de Gaza constituyen crímenes de guerra, mientras el Ejército israelí informó un inminente aumento de sus operaciones terrestres en el enclave palestino, después de llevar a cabo una nueva «incursión selectiva» contra Hamas, que confirmó que ya son más de 7.300 los muertos por los ataques israelíes.

«Estamos muy preocupados por el hecho de que se estén cometiendo crímenes de guerra. Nos preocupa el castigo colectivo infringido a los habitantes de Gaza en respuesta a los atroces ataques de Hamas, que también constituyen crímenes de guerra», afirmó Ravina Shamdasani, portavoz de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, durante una sesión informativa de la ONU en Ginebra.

Desde el ataque perpetrado por el grupo palestino Hamas el 7 de octubre en el sur de Israel, el Ejército israelí ha bombardeado a diario este enclave palestino, al que mantiene bloqueado, y movilizó a miles de reservistas a la frontera con la Franja, donde se espera una gran incursión terrestre.

La vocera de la ONU criticó que el Ejército de Israel haya pedido a la población gazatí que abandone ciertas zonas mientras mantiene un férreo bloqueo que impide no sólo la entrada de suministros en la Franja, sino también la huida de la población.

Shamdasani advirtió que el traslado forzoso de ciudadanos representa un crimen de guerra, al igual que también lo puede ser bombardear de forma indiscriminada zonas densamente pobladas o instalaciones protegidas y ejercer una suerte de «castigo colectivo» sobre el conjunto de la población, que vive ya sometida a una «catástrofe humanitaria» sin comida, electricidad, combustible y agua, según recogió la agencia de noticias Europa Press.

«La falta de combustible lleva al cierre de hospitales y panaderías. La gente termina en refugios en condiciones cada vez más duras, saturados, sin apenas saneamiento y bebiendo agua en mal estado, lo que acerca el fantasma de que haya brotes de enfermedades», agregó.

La portavoz pidió además el fin del lanzamiento de «ataques indiscriminados» contra territorio israelí, al tiempo que reclamó la liberación «inmediata e incondicional» de todos los civiles secuestrados por Hamas.

«La toma de rehenes también es un crimen de guerra», subrayó.

Además, la ONU afirmó que «muchas más» personas «morirán pronto» en la Franja de Gaza.

«Muchas más (personas) morirán pronto como consecuencia del asedio impuesto en la Franja de Gaza» por Israel, denunció Philippe Lazzarini, comisionado general de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa).

Gaza necesita ayuda humanitaria «significativa y continua» para paliar la falta de agua, comida y electricidad, añadió.

La comunidad internacional teme las consecuencias de una ofensiva terrestre en el enclave palestino de 362 kilómetros cuadrados, controlado desde 2007 por Hamas y donde la ayuda internacional apenas llega a los 2,4 millones de habitantes.

Desde el 21 de octubre, 74 camiones de ayuda entraron en la Franja de Gaza desde Egipto, indicó el jueves la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), una cantidad muy insuficiente para la organización, que reclama especialmente combustible para hacer funcionar la infraestructura de salud.

Antes del «asedio total» impuesto por Israel el 9 de octubre, unos 500 camiones llegaban al enclave diariamente.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) informó que un equipo médico de la organización, especializado en atender heridas de guerra, entró en la Franja de Gaza por primera vez desde el recrudecimiento del conflicto.

El equipo acompaña a una caravana humanitaria con varios camiones provistos de elementos que permiten «curar entre 1.000 y 5.000 personas según la gravedad de las heridas», se indicó desde Cruz Roja.

«Es un pequeño alivio, pero insuficiente», advirtió el director regional del CICR, Fabrizio Carboni.