Argentina cambió su cara y derrotó a Colombia

La Argentina consiguió una nueva vida en las Eliminatorias. Lo hizo como tanto se esperaba de este equipo, con juego de alto vuelo, con ese corazón que piden los momentos de dudas, cambiando la imagen del arranque a Rusia 2018. El calor de Barranquilla no pudo. No. Porque la Selección hizo agua a un ambiente adverso y a un rival, el de Pekerman, que quedó chiquito.

Si Martino decía que este partido puede ser un golpe anímico para lo que viene, la Selección consiguió el propósito. Es difícil que el fútbol salga tal cual se lo planifica. Acá se dio de la manera que lo quiso el Tata. Con el control del juego en el 90% del encuentro. Eso tiene un doble mérito si se mira el termómetro, el cansancio que ya arrastraban los jugadores del choque ante Brasil y la ausencia de Messi y compañía. La única mala de la tarde fue el golpe de Mercado.

La burbujeante intensidad de Colombia duró aquel primer desborde sobre la banda de Marcos Rojo. Acto seguido, Biglia acomodó los tantos. Acá mando yo, les dijo a James, a Mejía, a Torres, y a sus propios compañeros. De su mano, Argentina se acomodó, juntó líneas, y fue y volvió de manera coordinada. Así, a la espera, llegó el casi gol de Higuaín tras un desborde de Dí María.

A Biglia le sobraba agua y recursos para desdoblarse, para quitar y pasar, para generar esa gran contra que abrió para Banega y terminó tocando el 1-0 en posición de 9. Justo, demasiado justo para un equipo al que la suerte muchas veces lo deja en Barranquilla.

Pero claro que Biglia no jugó solo. Enorme lo de la defensa para achicar espacios hacia adelante y anticipar a Teo, a Bacca y no dejar jugar a James. Los cambios de Pekerman en el segundo tiempo, cuando metió tres puntas, no afectó la tranquilidad del fondo. Otamendi siguió sacando todo de arriba, Funes Mori confirmó su sana inconsciencia para jugar partidos importantes y Mercado venía cumpliendo de sobra hasta el golpe.

El reparto de roles en el medio fue otro de los factores positivos de la Selección. Mérito de Mascherano para poner la cola donde había que ponerla -sólo se confundió en una contra de James- y de Banega a la hora de ser armador, marcador o auxiliar de turno de Biglia.

La historia, parece, vuelve a cambiar en Barranquilla. Hay equipo, señores. Se puede quedar tranquilos Messi, Tevez, el Kun, Pastore… La Argentina está Biglia.

(Olé)