Las FARC abandonan las armas para transformarse en un partido político

En el final de la década del 40, enmarcadas en las luchas campesinas, hombres que trabajaban la tierra e ideólogos de los movimientos liberales decidieron enfrentar la dura represión del denominado “Bogotazo”, tras el asesinato del candidato Jorge Eliécer Gaitán.

Lo difícil de prever sucedió: comunistas y liberales conformaron grupos de autodefensa y enfrentaron a sectores conservadores. Al producirse una feroz campaña militar se decidió la formación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el líder de ese entonces, Pedro Antonio Martín –alias Manuel Marulanda “Tirofijo” -condujo a sus hombres a las montañas selváticas de Colombia, con el firme propósito de resistir hasta las últimas consecuencias.

“Tirofijo” no se equivocó, en principio, respecto a su decisión, ya que sus ideas marxistas-nelinistas se desarrollaron en las décadas del 60 y 70, alcanzando una potencia mayor en la del 80, lo que se trasuntó en el dominio territorial de grandes extensiones de Colombia, al punto tal que sus enemigos lo consideran el movimiento guerrillero más antiguo de Latinoamérica, subidividido en unidades militares que en conjunto alcanzaron a conformar una fuerza cercana a los 20.000 efectivos.

La distorsión ideológica

La ideología, en la década del 90 fue distorsionada y comenzaron a ser dejadas de lado las consignas marxistas para volcarse sus líderes a la recaudación económica a partir del producto de secuestros extorsivos que se obtenían de familiares de empresarios.

Con el tiempo se generó una nueva forma de recaudar: el cobro de peaje a narcos que operaban, de paso, en su territorio, con lo que las FARC vieron resentido el apoyo popular, a lo que se sumaron los enfrentamientos que sistemáticamente les generaban ingentes bajas, las que no podían reemplazar debidamente. Entre ellas estaban las que las Fuerzas Armadas de Colombia, con apoyo militar extranjero, les produjeron a sus jefes, lo que apuró la cuasi desintegración.

Entre los jefes caídos vale mencionar a Luis Alberto Morantes alias Jacobo Arenas, cofundador de las FARC y principal ideólogo que transformó al pequeño grupo de guerrilleros en una fuerza que logró dominio territorial. El 10 de agosto de 1990 un paro cardíaco lo condujo a la muerte.

No puede dejar de mencionarse a Luis Edgar Devia , quien se hacía llamar Raúl Reyes, un sindicalista que se acercó a las huestes guerrilleras en la década del 70, logrando en el tiempo asumir la subjefatura guerrillera y formar parte del Secretariado, asumiendo la responsabilidad de área internacional guerrillera hasta el 1º de marzo de 2008, oportunidad en la que fue abatido junto a otros 16 soldados, en un enfrentamiento con fuerzas militares colombianas, en la frontera con Ecuador.

La muerte de “Tirofijo” derivó en la asunción, el 25 de mayo de 2008, de Guillermo León Sáenz, alias Alfonso Cano, componente de una adinerada familia de Bogotá.

Poseía conocimientos de derecho y antropología, a la vez que militaba en el Partido Comunista, logrando liderar a las FARC hasta noviembre de 2011, mes en que cayó en un enfrentamiento con militares en el Departamento del Cauca.

Rodrigo Londoño Echeverri, alias “Timochenko” asumió tras la muerte de Sáenz, ya que formaba parte del grupo guerrillero desde 1982, luego de formarse ideológicamente en el Partido Comunista y recibirse de médico en la Universidad Patricio Lumumba de Moscú y en Cuba.

Acuerdo de paz

“Timochenko” fue el guerrillero que condujo a sus fuerzas al diálogo sostenido con el gobierno de Juan Manuel Santos, en la idea de convertir a su fuerza guerrillera en un partido político, luego de más de cinco décadas de lucha fraticida.

El dirigente guerrillero, al conducir la cumbre que definirá la decisión guerrillera de concluir los enfrentamiento bélicos, instó a sus seguidores –actualmente alrededor de 7.000-, a definir con su decisión positiva “los destinos de Colombia” en función de la aplicación concreta del slogan: “Reconciliación nacional, paz con justicia social y democracia avanzada”.

La finalidad de los dirigentes guerrilleros es clara como el agua pura: Participar en las elecciones generales de 2018, tras el desarme y la desmovilización de la fuerza con ingreso a la vida civil incluido, según el acuerdo logrado el 24 de agosto en La Habana (Cuba).

Lo que se decida en la convocatoria que nos ocupa tiene carácter vinculante para todos los miembros de las FARC y aquellos que se nieguen a cumplir la orden quedarán al margen de la organización.

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com