Entre la división y la polarización, Trump asumirá la presidencia de los Estados Unidos

El magnate de los bienes raíces jurará como jefe de Estado en medio de un clima inusual en el país norteamericano, en un día en el que se movilizarán miles de personas en su contra. Los principales ejes de su política internacional. El cronograma de la ceremonia.

Sin ninguna experiencia política, con un discurso racista y lleno de polémicas, el multimillonario Donald Trump asumirá en pocas horas como el 45° presidente de los Estados Unidos. Están entre sus promesas la generación de trabajo y, especialmente, cerrar la primera potencia mundial al libre comercio y expulsar inmigrantes.
Con una gran incertudumbre mundial -a pesar de que dejó entrever cuál será su posición con Rusia y China- el magnate de los bienes raíces sucederá al demócrata Barack Obama, el primer presidente negro de ese país, que abandona el poder después de dos mandatos y con una aprobación del 60%.
La victoria de Trump, que quebró todos los pronósticos, estuvo basada en los votos de una clase trabajadora blanca que desconfía de la política tradicional -a la que ese sector vinculaba con la postulante demócrata Hillary Clinton- y que siente que la globalización la perjudicó, con el traslado de trabajo a países como México o China.
Los aliados tradicionales de Estados Unidos ven con inquietud al magnate inmobiliario neoyorquino: tras una agresiva campaña el republicano, de 70 años, llega a la Casa Blanca con la menor popularidad de un presidente electo en cuatro décadas.
El mandatario electo promete unificar al polarizado electorado, pero esto se contradice con sus constantes ataques a quienes lo cuestionan, generalmente por Twitter: de la prensa a la actriz Meryl Streep o al héroe de los derechos civiles John Lewis, de las agencias de inteligencia a la canciller alemana Angela Merkel o a Europa.

Cuáles serían los planes de Trump en el frente internacional
En el frente diplomático es donde surgen las mayores dudas: los líderes mundiales se debaten sobre cómo interpretar sus declaraciones, que muchas veces se contradijeron por sus futuros ministros sobre las relaciones con Rusia o el acuerdo nuclear iraní.
Trump tendría entre sus objetivos acercarse a Rusia, ya que una eventual alianza con el país liderado con mano de hierro por Vladimir Putin lo ayudaría a combatir con mayor ferocidad las actividades terroristas del grupo extremista islámico ISIS, por un lado. Por el otro, le serviría para ampliar el desarrollo nuclear entre ambos países, congelado por la administración de Obama desde hace 8 años -justamente esta es una fijación del magnate, desde los ’80-.
En contrapartida el republicano buscará alejarse de China: de hecho, esta semana el presidente del gigante asiático, Xi Jinping, fue con los tapones de punta contra el próximo mandatario de los Estados Unidos (que durante su campaña hizo fuertes cuestionamientos a la política comercial de ese país).
«Nadie saldrá vencedor de una guerra comercial. Buscar el proteccionismo es como estar en una habitación a oscuras. Es posible mantener afuera el viento y la lluvia, pero tampoco entran la luz y el aire», dijo Jinping en el Foro de Davos. El mensaje fue un golpe directo contra la política proteccionista que llevará adelante el republicano, similar al planteo de los defensores Brexit, en Gran Bretaña, que Trump respalda.

El cronograma de la asunción del republicano
Después de haber la noche en la Blair House, la residencia frente a la Casa Blanca reservada a los altos funcionarios, Trump y su tercera esposa Melania, una exmodelo de 46 años nacida en Eslovenia, tomarán un té con Obama y su esposa Michelle antes de dirigirse juntos en una limusina al Capitolio.
En un país altamente polarizado, cientos de miles de seguidores -pero también de opositores- lo esperarán a lo largo del «Mall», la inmensa avenida que parte del Congreso, y que estará blindada por un poderosísimo operativo compuesto por 28.000 miembros de las fuerzas de seguridad. Otros tres expresidentes también asistirán a la investidura: Jimmy Carter, George Bush y Bill Clinton.
La esposa de Bill, Hillary, que perdió inesperadamente ante Trump la posibilidad de convertirse en la primera mujer en llegar a la presidencia de los Estados Unidos -y que sufrió duros ataques de parte del republicano durante la campaña- también estará presente cerca de la escalinata del Congreso, donde el mandatario electo prestará juramento.
Trump prestará juramento al mediodía (14 de la Argentina) sobre dos biblias: una que le regaló su madre en 1955 y la de Abraham Lincoln, que luchó por la abolición de la esclavitud, también usada por Obama hace cuatro años. Luego pronunciará un discurso que duraría unos 20 minutos, «un documento filosófico, de su visión del futuro del país, del papel del gobierno y del papel de los ciudadanos», adelantó su vocero Sean Spicer.
Se espera que Obama abandone el Capitolio cerca de las 16 (18 de Argentina) para reanudar su vida como ciudadano privado. Luego, el republicano saludará a los soldados estadounidenses y tomará su primer saludo como comandante en jefe.
Después recorrerá junto a su familia la avenida Pennsylvania en una caravana hasta la Casa Blanca. Desde allí, los Trump mirarán el desfile de inauguración. A las 21 (23 de nuestro país) el mandatario y la primera dama, Melania, asistirán al baile de inauguración.

¿Cuáles serían las primeras políticas de Trump?
«Haremos que Estados Unidos sea grande otra vez», insiste Trump, un as de la autopromoción que se califica a sí mismo como «el mayor creador de empleos que Dios jamás creó».
El gabinete de Trump es el más blanco y el más rico en décadas. Incluye a un solo negro y por primera vez en casi 30 años, a ningún hispano, lo que generó fuertes críticas de parte de la primera minoría del país, con más de 55 millones de personas (17% de la población).
La ausencia de hispanos en el gabinete no sorprende en un presidente que promete deportar a entre dos y tres millones de inmigrantes sin papeles, construir un muro en la frontera con México y cobrárselo a los mexicanos, posiblemente a través de impuestos a las remesas de inmigrantes.
También quiere renegociar o eliminar el TLCAN, el acuerdo de libre comercio con México y Canadá, así como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (del que forman parte Chile, México y Perú, entre otros), medidas que junto a la pérdida de inversiones pueden arrastrar al vecino del sur de Estados Unidos a una recesión en 2017.
Trump además podría dar marcha atrás con el acercamiento con La Habana impulsado por Obama, según declaraciones de su designado secretario de Estado Rex Tillerson, y todo indica que será más agresivo en la relación con Venezuela.
A partir del lunes, su primer día oficial de trabajo en la Casa Blanca, se esperan varios decretos que tirarán por la borda las principales medidas adoptadas por Obama, en especial su auspiciosa cobertura de salud pública (el llamado ObamaCare), que le dio cobertura médica a unos 20 millones de estadounidenses que antes carecían de estos beneficios. «Las cosas van a cambiar», anticipó ayer el presidente electo. Todo indica que así será. (TN)