Denuncian discriminación a un niño Down en la colonia de vacaciones de Rosario Central

La familia de un niño con Síndrome de Down denunció que fue discriminado por las autoridades de la colonia de vacaciones del club Rosario Central. En contacto con este medio, Luz Santos, cuñada del pequeño, expresó que el chico concurrió a una sola jornada recreativa y no pudo volver porque los encargados de la actividad argumentaron que «el club no cuenta con la estructura necesaria para integrarlo». El hecho fue denunciado en la seccional 9ª y los familiares anticiparon que la semana que viene harán una presentación ante el Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi).

El niño tiene 8 años es socio de Rosario Central y paga su cuota mensualmente. Cuando terminó de cursar las clases –pasó a 2º grado de la escuela pública Nº 72 de Vélez Sarfield y Rawson– su madre lo inscribió en la colonia de vacaciones de la entidad, pero luego del primer día que participó fue rechazado.

Según relató Santos, «la mamá llamó a la sede de la institución para ver si todavía había lugar en la colonia, explicó que se trataba de un chico especial y le dijeron que no había ningún tipo de inconveniente». Incluso, contó, los profesores lo aceptaron sin problemas el día que empezó. Pero al terminar la jornada de cuatro horas de actividades le anunciaron que el niño no podía volver.

«Le explicaron que según las autoridades de la colonia no deberían haberlo aceptado porque el club no podía hacerse cargo de un niño especial debido a no contar con la estructura necesaria», dijo. En este sentido, la familia remarcó que el niño «no necesita un trato especial ya que no presenta ningún tipo de impedimento físico o motriz y que practica natación desde hace tres años».  

Tras el episodio, la madre se comunicó con la sede del club donde prometieron intervenir en el caso, pero a una semana de lo ocurrido no tuvo novedades de las autoridades. «Dijeron que puede haber ocurrido porque años anteriores tuvieron problemas con otro chico discapacitado, pero no dieron detalles. Incluso, la persona que lo decidió ni siquiera se tomó el trabajo de conocer al nene», lamentó Santos.  

La familia denunció el hecho a la comisaría 9ª, con jurisdicción en la zona, y anticipó que se presentará ante la Defensoría del Pueblo para hacer en conjunto con esa oficina una denuncia ante el Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi).

Por su parte, desde Rosario Central negaron que se tratara de una actitud discriminatoria y remarcaron que incluso durante esta gestión inauguraron un ascensor para personas discapacitadas. Sin embargo, sostuvieron el mismo argumento de falta de infraestructura adecuada que ya le habían dado a la familia. 

En contacto con este medio,  argumentaron que «la colonia no está capacitada para trabajar con chicos especiales». «Se trata de grupos de 24 niños. No podemos armar grupos de niños especiales y si los incorporamos al mismo conjunto entendemos que van a demandar más atención por parte de los profesores», explicó el secretario de Deportes de la institución, Maximiliano Puig.

Pese a que el pequeño está integrado socialmente, va a una escuela común, no presenta otras patologías y puede desenvolverse como cualquier otro chico de su edad, Puig abundó: «Si aceptamos a un niño con estas características, sabemos que tendremos que incorporar a más chicos así y no estamos en condiciones de hacernos cargo de eso porque no contamos con la cantidad de personal necesario».

«Las barreras son sociales, no arquitectónicas»

Las escaleras, las veredas rotas, la ausencia de rampas, ascensores y semáforos sonoros, son algunas de las tantas barreras arquitectónicas que debe sortear una persona con capacidades especiales a la hora de movilizarse. Sin embargo, esos no son los únicos obstáculos. Hay una serie de trabas que tienen que ver con lo social que aunque no las veamos, están.

Consultada acerca del caso, Marisa Bolatti, de la comisión directiva de la asociación para la inclusión de las personas con Síndrome de Down de Rosario , se mostró sorprendida que a esta altura y habiendo gente joven de por medio sigan apareciendo este tipo de obstáculos. «Hay que entender que cuando hablamos de Síndrome de Down, las barreras son sociales y no arquitectónicas», resumió y añadió: «A veces se trata de miedo por parte de los profesores a no poder trabajar con estos chicos, pero muchas otras ese temor no es más que una discriminación encubierta» 

En tanto, acerca de la supuesta estructura que un club debe tener para incluir a los niños que nacen con Síndrome de Down –pero que no presentan patologías que afecten su movilidad o desplazamiento– expresó que «no se necesita ninguna infraestructura especial ni demasiado compleja para poder integrarlos».

«Lo que tiene que quedar claro es que esto es un derecho de cualquier chico con capacidades espaciales a participar de una actividad recreativa como la de una colonia o un club. No se está pidiendo un favor sino nada más y nada menos que el reconocimiento de un derecho que les fue dado», concluyó.

Aisdro es una entidad sin fines de lucro que trabaja desde 1998 con padres y familiares de personas con Síndrome de Down para promover la más amplia inclusión de estas personas en todos los ámbitos de la sociedad. (Rosario3)