Finalizó el caso de Juan Carlos Schmitt, el mecánico que atropelló y mató a Damián Orgaz

La última testigo fue la hija del acusado. «Quiero pedir disculpas de verdad de parte de mi familia», dijo ayer la joven de 20 años.

Por Lucía Demarchi/La Capital

Noelia es una de las hijas del mecánico Juan Carlos Schmitt. Ayer la joven fue testigo en el juicio que se sigue contra su papá por atropellar y matar el año pasado en Río Negro y Campbell a Damián Orgaz, quien realizaba un delivery.

Apenas comenzó a hablar se le quebró la voz y Schmitt bajó la mirada y contuvo el llanto. «Creo que es una persona honesta y honorable con respeto hacia los demás», dijo la chica de poco más de 20 años que entre lágrimas pidió perdón a la familia de Orgaz.

Quiero que entiendan que quiero pedir disculpas de verdad de parte mía, de mis hermanos y de mi papá. Lo hago en este momento porque no sabría en qué otro momento hacerlo», dijo en medio de la audiencia.

La jornada de ayer fue la última por la que circularon testigos del incidente ocurrido hace un año, en el distrito noroeste. La semana pasada la Fiscalía acusó a Schmitt del delito de homicidio con dolo eventual y pidió la pena de 10 años de prisión de cumplimiento efectivo. Hoy, a las 13, las partes realizarán sus alegatos de cierre y la semana que viene los jueces Gustavo Pérez Urrechu, Raquel Cosgaya y Rodolfo Zvala deberán emitir su veredicto. Desde las 8 de hoy los familiares de Orgaz estarán en la puerta de Tribunales haciendo público su reclamo de justicia.

Noelia fue la última testigo del juicio. Por ser hija del acusado, el derecho la asiste y podía decidir no declarar, pero lo hizo. Sólo la defensa, a cargo de Ignacio Carbone, la interrogó y la joven contó cómo vivió el día del siniestro en el que perdió la vida Orgaz.

«Ese día me llaman y me dicen que mi papá había tenido un accidente, que no le había pasado nada pero que fuera porque lo querían matar. Llegué corriendo al lugar y lo encontré contra una pared rodeado de mucha gente que lo estaba golpeando. Yo me puse enfrente de él porque quería protegerlo de alguna manera. Estuvimos ahí bastante tiempo», relató.

La joven recordó también que cuando la Policía se presentó en el lugar, lo asistieron para que subiera al patrullero que lo llevó hasta la seccional 14ª. Según dijo, Schmitt mostraba un claro estado de shock. «Yo fui a la comisaría con mi hermano y había gente que decía que nos querían meter a mí y a mis hermanos en el taller y prendernos fuego. Nos tuvimos que ir», relató.

Cuando llegó a su casa, contó Noelia, lo primero que hizo fue cerrar la cuenta de Facebook de su papá, que ella le administraba. «Empezaron a circular fotos mías, de mis hermanos y de mis sobrinos que decían que éramos los hijos del asesino», recordó Noelia.

La aclaración de la joven se relaciona con el testimonio de una empleada judicial que compareció en el juicio. La mujer vive cerca del lugar donde ocurrió el siniestro el 31 de marzo de 2016, y realizó varias capturas de pantalla de la cuenta de Schmitt en la que el mecánico aparecía participando en picadas de autos.

Seguras

Sobre este punto, la chica contó cómo era la dinámica de esas competencias a las que, según señaló, toda su familia asiste desde hace varios años. «Son lugares muy seguros y controlados», dijo y sumó que a cada evento «van muchas familias. Desde que era chiquita voy ahí».

Noelia contó que su papá era el sostén económico y sentimental de su familia y expuso el dolor que les causa que esté preso. «Ahora hacemos como podemos para visitarlo unas horas los domingos. Salir de ahí y verlo llorar cada vez que nos vamos es una sensación que no puedo explicar», concluyó.(Lucía Demarchi/La Capital)