Comienza la cuenta regresiva (rumbo al 2019)

Cuando a las seis de la tarde de este domingo se rompan las fajas de seguridad de las urnas, el momento de máxima tensión y angustiante ansiedad para los políticos, las autoridades electorales comenzarán con el mágico rito de contar cada una de las voluntades ciudadanas depositadas allí durante 10 horas que sellarán el destino político de miles de candidatos.

Ahora bien, además de papeletas con nombres y apellidos de otros ciudadanos que en un momento decidieron exponer su honra, la familia, sus relaciones al denominado veredicto popular del voto en pos de un cargo electivo, ¿qué otras cuestiones inimaginables – o no- para la mayoría de los votantes, se irán sumando a lo largo del tiempo que lleva el escrutinio o conteo de esos votos?.

Si un periodista pudiese preguntarle a cada elector de la fila formada frente al aula donde votará «¿por qué viene a votar usted?» (no «por quién») seguramente se encontraría con verdaderas joyas de la espontaneidad. «Porque es obligatorio, sino me quedaría cómodamente en casa», respondería algún inconformista con aire de rebelde urbano; hasta los estereotipados «porque quiero una ciudad – o país – mejor»; pasando por el inspirado reaccionario genéricamente indefinido: «porque quiero que las cosas cambien», ¿qué «cosas» serían?. Difícilmente sepa identificarlas. «Las cosas», así a secas.

Durante todo el día cientos, miles, millones de personas habilitadas para votar decidirán el destino de políticos y agrupaciones, premiando sus virtudes o castigándolos severamente por los yerros. De esas voluntades dependerá el éxito ó el fracaso, la continuidad o el ostracismo de quienes seguramente se prepararon con denuedo para formar parte de la «cosa pública», traducido vulgar y peyorativamente en muchos casos como el «vivir de la política» (o para la política).

¿Qué se decidirá este domingo en la compulsa nacional?. La fortaleza o debilidad con la que el gobierno nacional encarará el segundo tramo de su mandato. La posibilidad de afianzar sus políticas de gestión ó el recalculo de las mismas.
El «voto popular» permitirá la construcción de un tablero político distinto en el Congreso nacional. Pero básicamente le otorgará al gobierno nacional la posibilidad de trazar con mayor o menor certeza la hoja de ruta hacia el próximo destino: el 2019.

En las elecciones provinciales sucederá lo mismo en cada comuna o municipio. En las comunas el veredicto de las urnas será cruel: alguien ganará y otros quedarán en el camino.

En el caso de los cuerpos colegiados (concejos municipales) el triunfo nominal de un sector puede no traducirse en mayor cantidad de bancas, merced al sistema de distribución D´Hont. Pero marcará tendencias sociales.

Ahora bien, en la Provincia de Santa Fe esta ciudad capital será escenario de una compulsa electoral con connotaciones a futuro que alguna vez denominados como «la madre de las batallas»: el Gobernador Miguel Lifschitz y el Intendente José Corral disputarán mediante sus pupilos (candidatos a concejales) Emilio Jatón y Carlos Pereira la puesto en cero del cronómetro electoral rumbo al 2019.

Para José Corral, con anunciadas aspiraciones gubernamentales en el 2019, no significaría lo mismo en términos de poder interno dentro de Cambiemos, y de la propia estructura radical, alzarse con un triunfo o sufrir una derrota en términos numéricos (poco importarán las bancas logradas). Sabido es que el PRO ya tiene asumido el dogma Durán Barba: jugar con candidatos propios.

Si José Corral no lograre alcanzar un triunfo este domingo en su bastión, sus acciones políticos decrecerán y el PRO, junto al resto de la jauría radical, se lo harían notar impiadosamente. En cambio, una victoria lo posicionaría de otra manera, y seguramente comenzaría a ser observado con interés por correligionarios que hoy están parados en la vereda opuesta.

Lo mismo le sucederá al Gobernador Miguel Lifschitz que se animó a penetrar en territorio comanche (o mapuche para estar a tono con la actualidad) desafiando al lord mayor santafesino en su propio terruño. Una victoria de Emilio Jatón le proporcionaría al Gobernador (que jugó casi de manera personal la candidatura del ex- periodista) un posicionamiento interno dentro del FPCyS (y del propio PS) distinto a si tuviera que morder el polvo de la derrota.

Miguel Lifschitz aspira a reformar la Constitución provincial y, aunque lo relativice (no lo hizo así el Director provincial de Reforma Política y Constitucional Oscar Blando que admitió una reelección) ir por su reelección. La elección de este domingo en esta capital, y en menor medida la recuperación que el PS muestre en Rosario, lo acercará o alejará a Miguel Lifschitz definitivamente de esa aspiración.

La elección nacional está prácticamente definida en la Provincia de Santa Fe, admitida «soto voce» por todos sus actores. Si bien pueda registrarse alguna variante posicional con respecto de las PASO, este acontecimiento no depararía sorpresas. Difícilmente Santa Fe se abstraiga del concierto nacional.

Lo cierto es que a partir del lunes 23 para la elit denominada «clase política» comenzará el derrotero rumbo a las ejecutivas del 2019. En 55 municipios para conquistar – o retener – el sillón de intendente.

A nivel provincial, rumbo a la gobernación 2019, aparecerán en escena luego del recuento de votos, actores que desde distintos escenarios pugnarán por la presea dorada: la gobernación.