Por los frecuentes robos, ciclistas piden más seguridad en la zona del puente a Victoria

En los últimos 20 días, un deportista terminó fracturado y a otro le pegaron un tiro en la rodilla. Hoy y mañana se movilizarán por la ciudad

Por Carina Bazzoni/La Capital

Con un petitorio dirigido al Ministerio de Seguridad santafesino y movilizaciones en el Monumento a la Bandera y frente a los Tribunales provinciales; distintos grupos de entrenamientos de ciclistas reclamarán más seguridad para circular en la zona del puente Rosario-Victoria. Sólo en los últimos 20 días, dos robos conmovieron a quienes practican ciclismo: a un hombre, la caída de la bicicleta le provocó una fractura de clavícula; semanas después a un joven le dispararon en la rodilla. Todo esto sucede a apenas 40 metros de un puesto de vigilancia de Gendarmería.
«Estimados. La salida de esta tarde no fue feliz. Nos dirigíamos a Baigorria y para no pasar por debajo del puente tomamos calle Galicia. En eso nos pasó un ciclista joven, se alejó 50 metros de nosotros y, a los pocos minutos, lo encontramos tirado en la calle con un tiro detrás de la rodilla», escribió Débora Caminos en su muro de Facebook, hace sólo una semana.

El relato se replicó en las páginas de los diferentes grupos de entrenamiento de ciclistas y despertó cientos de comentarios. «La mayoría podía contar un robo en ese lugar», asegura la docente que hace años eligió subirse a la bicicleta para «sacar afuera el estrés del día, oxigenarse y hacer amigos».

Hace dos años, ella misma y un grupo de amigas fueron víctimas de un intento de robo que se frustró por la intervención ráprepida de un automovilista. «Del costado de la calle salieron dos chicos muy adolescentes, con cuchillos tramontina, nos agarraron del manubrio y nos tiraron al piso. Afortunadamente una compañera que venía más atrás pudo advertir a un auto que pasaba por ahí, entonces se asustaron y se fueron», recuerda.

Caminos advierte que en la zona de la cabecera del puente, «especialmente en la colectora que pasa por debajo», se han vivido «muchos asaltos y robos». Y considera que las situaciones son cada vez más graves. «Ahora nos amenazan con armas o nos disparan. No podemos seguir así», dice.

Con esta misma exigencia, los ciclistas protagonizarán este fin de semana una movida para reclamar mayor protección para circular por la ciudad.

Esta tarde, a las 19, concentrarán frente al Monumento a la Bandera, desde donde se movilizarán por avenida Belgrano hasta San Juan, frente a Canal 5.

Mañana, a las 18, se reunirán en el Museo Castagnino, para pedalear por avenida Pellegrini hasta Necochea y regresar hasta los Tribunales provinciales, donde firmarán un petitorio solicitando un destacamento policial en la cabecera del puente Rosario-Victoria.

En el Concejo Municipal, la concejala Norma López (Frente para la Victoria) presentó un proyecto para dotar a la zona de un puesto de vigilancia.

Un lugar conocido

La cabecera del puente es un lugar muy transitado por los grupos de entrenamiento que se concentran diariamente en la zona de los silos Davis o del parque Sunchales. Por allí pasan, de lunes a lunes, cientos de deportistas con sus rodados Mountain Bike o ruteros que cuestan entre 5 mil y 100 mil pesos.

Actualmente, señalan los ciclistas, por la zona «sólo se transita en grupo» para evitar los atracos que se suceden, aún a plena luz del día y a sólo 40 metros del puesto de vigilancia de Gendarmería que marca el ingreso a Granadero Baigorria.

Historias repetidas

«La mayoría de los ciclistas te puede contar un robo en primera persona», asegura Walter Donofrio antes de relatar el propio.

El 12 de octubre, recuerda, circulaba solo por la colectora cuando «de una cuneta», salieron dos pibes «zumbando».

Donofrio alcanzó a esquivarlos, pero en la maniobra perdió el equilibrio y se cayó en plena calle.

Dos veces le gatillaron en la cabeza antes de que lograra desprenderse de los pedales de la bicicleta.

Del episodio no salió ileso, se llevó una fractura de clavícula, una operación y varios días de reposo.

«Cada semana hay un robo en ese lugar —se queja el hombre—. La gente ya ni siquiera los denuncia, pero cada vez son más», admite.(Carina Bazzoni/La Capital)