La distribución del ingreso mejoró en el primer trimestre

La distribución del ingreso del primer trimestre de 2011 confirmó la tendencia de los últimos años respecto de la mejora de los indicadores sociales, particularmente en cuanto al achicamiento de la brecha entre los que más y menos ganan. Según lo anticipó la presidenta Cristina Fernández el coeficiente de Gini, un índice utilizado para medir la concentración del ingreso, registró un descenso con respecto al año pasado y se ubicó en 0,379, el mejor nivel si se toma la serie desde el inicio de la gestión del ex presidente Néstor Kirchner hasta la actualidad. Tras la convertibilidad, ese indicador se acercaba a 0,5.

El Coeficiente de Gini es un indicador utilizado para medir la desigualdad de ingresos existentes entre las distintas capas sociales. Se trata de un instrumento que tiene una escala que va de cero a uno, en donde cero se corresponde al grado máximo de igualdad (todos perciben el mismo nivel de ingresos) y uno equivale a la perfecta desigualdad (una persona acapara todos los ingresos y los demás ninguno). Si se toman los datos correspondientes a la EPH que publica trimestralmente el Indec, la serie muestra que para el tercer trimestre de 2003, a más de una año de la dramática salida de la Convertibilidad, el coeficiente de Gini era de 0,475 puntos, y que luego de un retroceso registrado entre fines de 2009 y principios de 2010, se retoma la senda del descenso, hasta llegar al 0,379 actual.

¿Cuál es el significado de esta mejora? En términos concretos, equivale a decir que –a pesar del alza en el costo de vida– la distancia entre los ingresos percibidos por el 10% de la población que menos gana, con respecto al 10% de los que más ingresos obtienen (también por su ocupación principal) se achicó y muestra la brecha más chica desde la salida de la convertibilidad. Si se lo toma por el Ingreso Total de las Familias, los últimos datos correspondientes al cuarto trimestre de 2010, indican que, en promedio, el 10% de las familias más pobres perciben ingresos que son 16 veces menores a los del 10% de las familias de mayores recursos ($ 777 y $ 12.458. Esa misma brecha era de 12 veces en el año 1975, y tras la hecatombe posterior a la Convertibilidad alcanzó su pico: 32 veces.

“El último año advierte que el nivel de salario nominal de todas las convenciones colectivas de trabajo supera al índice de precios. Es decir, aun tomando índices de precios distintos al Indec, estamos con una mejora del salario real que no se detiene”, explicó el economista Alejandro Rofman. Según el especialista, la pesada herencia de la Convertibilidad se pudo revertir, en parte, gracias a la creación de nuevas fuentes de trabajo, la elevación del salario mínimo y la jubilación mínima, y la negociación de los convenios colectivos de trabajo, que permitieron superar las subas de precios. “La reversión de la estrategia de ajuste marcada por las políticas de los ’90 empezó a dar frutos evidentes en cuanto a la mejora del perfil de distribución del ingreso”, explicó Rofman.