Como ingresar en un agujero de gusano y no morir en el intento

El género literario por el que siento un particular apasionamiento es el de la ciencia ficción.

Los escritores la han utilizado por estos tiempos para abordarlo con más asiduidad desde las distopías, esto es las utopías negativas, representaciones imaginarias de una sociedad futura con características negativas y alienación humana.

Me refiero, puntualmente, a historias en las que subyacen, en los escenarios helados, tristes y desencantados de las mega urbes.

Son relatos que tienen como protagonistas a seres humanos puestos a prueba en viajes espaciales interminables, los que deben ser cumplidos mediante interfaces alienantes para arribar a planetas remotos, donde existen civilizaciones más adelantadas a la nuestra.

Allí se abordan, específicamente, distopías (utopías negativas, representaciones imaginarias de una sociedad futura con características negativas y alienación de la naturaleza humana).

Es hacia encarnaciones donde se dirigieron hasta nuestro tiempo, los miedos profundos, atribuidos a seres sobrenaturales y entidades siniestras, protagonistas de viejas historias de terror, las que se explotaron y que se están dejando de lado por nuevas formas de contar.

Hacia tales ámbitos es hacia donde se han dirigido todas las encarnaciones de los miedos profundos, anteriormente atribuidos a entelequias sobrenaturales y entidades siniestras, protagonistas de las viejas historias de terror. Pero ahora todo cambió por la configuración de nuevos estilos para reemplazar viejos arquetipos, deseos y pulsiones.

Los nuevos exponentes de la ciencia ficción y de terror se ocupan, preferentemente, por exponer sin tapujos un presente y un futuro donde tienen o tendrán prevalencia temas tales como la inteligencia artificial volcada sobre los seres humanos para destruirlos, suplantarlos, alinearlos o esclavizarlos.

También apuntan los escritores hacia las mutaciones y epidemias o pandemias debidas a desarrollos científicos fuera de control, experimentos no éticos, creación de vida o acciones para desecharla utilizándola como “carne de cañón”.

Otras desventuras volcadas a libros, películas, series o documentales hablan de corporaciones que pretenden controlar el orbe, insertando en nuestras conciencias datos predeterminados a través de “vacunas” que contendrían un chip que tienen insertados la fecha exacta de nuestra vida.

Se reemplazan los clásicos monstruos, corporizados como muertos vivientes, zombis, autómatas, criaturas que se alimentan de nuestra esencia vital, almas errantes de otros mundos y anomalías infernales a los que deberemos enfrentarnos una vez llegados a otro planeta o a una de sus lunas. Seguramente serán seres que querrán controlar y manipular el alma utilizando códigos de control.

El plan para entrar a un agujero de gusano

Dejando de lado la ciencia ficción para introducirnos en la ciencia teórica, siento la obligación inexcusable, antes que nada, de “poner en autos”, -como dicen los magistrados cuando quieren dejar constancia- las diferencias entre los agujeros negros y los agujeros de gusano.

Los agujeros negros son objetos que tienen tanta gravedad que ni siquiera la luz pueden escapar de ellos y si pasan lo suficientemente cerca, termina siendo «tragada» por ellos. Se crean por materia que está muy concentrada y algunos de ellos, nacen en la muerte de estrellas muy masivas que tienen al menos 30 veces la masa del Sol.

Por el contrario, Los agujeros de gusano son hipótesis. Es una solución a las ecuaciones de Einstein, pero no se ha encontrado evidencia de que existan. Son simplemente una de las tantas soluciones que pueden tener ecuaciones. Si pensamos en la raíz cuadrada de 4, diremos 2, pero el -2 también. Algo parecido son los agujeros de gusano, pero como una solución a ecuaciones más complicadas.

En teoría, los agujeros de gusano no tienen tanta gravedad. Se supone que uno podría introducirse en uno y aparecer en otro lado del Universo. Serían como túneles en el espacio tiempo.

Ahora sí, llegó el momento de hacer referencia a un trabajo de Dennis Overbye, quien hizo saber que, en la vida real, un par de físicos sugirió que “podría ser posible determinar si realmente hay una estación de subte cósmica al centro de nuestra propia galaxia”.

Allí acecha un agujero supermasivo-una lápida cósmica invisible cuatro millones de veces más masiva que el Sol- envuelto en misterio.

Vale recordar que los agujeros de gusano no son otra cosa que una predicción de la teoría de la relatividad general de Einstein, que ya ha ofrecido maravillas como un universo en expansión.

Una versión de un agujero de gusano, llamado puente Eisntein-Rosen, consiste en un par de agujeros negros pegados espalda con espalda, cada uno apuntando a su propio ámbito del universo o universos y conectados por una “garganta”, esto es el agujero de gusano.

Si los agujeros de gusano existieran, no te dejarían ir a ninguna parte, o siguiera enviar un mensaje. En el momento en que se intentara, el agujero de gusano aplastaría todo.

Y para que un agujero de gusano no implosione, tendría que estar lleno de una sustancia, que en ocasiones fue denominada sustancia fantasma, que ejerza gravedad negativa.

En su estudio, publicado en la revista Physical Rewiew, Dean Stojkovic, de la Universidad de Búffalo, y De-Chang Dai, de la Universidad de Yangzhou, en China, imaginaron una capa de esta exótica energía fantasma comprimido alrededor de la entrada al agujero negro por el cual podría uno pasar sin peligro.

La teoría de los científicos que nos ocupan señala que mientras un objeto pequeño se aproxima al agujero y, justo antes de que alcanzara el horizonte de sucesos, el punto donde no hay marcha atrás gravitacional, se en contraría en otro tiempo y lugar, quizás en otro universo. “Allí podría penetrar la gravedad”, sostuvieron los científicos, “ya que la gravedad es simplemente una propiedad del espacio-tiempo”, adujeron.

“Así que, si se agita un extremo, también se percibirá en el otro”, concluyeron.

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com