Ley de Medios…mientras tanto

En los tiempos que corren y centrándonos en los esquemas de comunicación dominantes en casi todos los países latinoamericanos, el flujo informativo se mueve en la medida que el esquema monopólico le permite, es decir, está altamente condicionado por una lógica de producción de información que permanece en el tiempo y se reproduce en el espacio. Por lo tanto, no solo nos enfrentamos a la natural insistencia del esquema monopólico en permanecer, que no es el principal problema, sino también a la reproducción territorial, que consigue que la multiplicidad actúe como unidad. Por lo tanto, no nos enfrentamos solamente a la bastísima concentración de medios, artefactos, satélites y personas (es decir cuestiones físicas o intereses económicos)estructura que la ley vigente esta empezando a corroer, sino peor aún, a una lógica de acción comunicativa instalada (filosóficamente arraigada).

Por este motivo advierto que la ley de medios no alcanza para desarticular el viejo esquema solo porque es conceptualmente correcta, además, está demandando de los trabajadores de la comunicación una actitud creativa, de artesano. Es decir, el arte es expresión creativa no reproductiva. Para la ambición conceptual de la ley vigente se necesita trastornar el viejo orden y no imponer otro conocido. La actitud creativa, su misión de manipular el desorden para darle sentido, es la misma acción que necesitamos para pensar una realidad comunicativa que sea el reflejo contundente y sustancioso de la reglamentación, de la vocación y de la potencia de la actual ley de servicios audiovisuales para que en el sendero no haya bifurcaciones y terminemos descansando sobre las expresiones de deseo.

La realidad tecnológica y humana varía a formas nuevas, inéditas. Hoy con una cámara digital, con un procesador de información y un programa adecuado se puede armar un documental con mayor resolución por ejemplo que uno hecho por una productora importante en los años 70. Por lo tanto se necesitan lógicas inéditas para procesar la información, para que despegando la potencia de los nuevos dispositivos tecnológicos podamos desactivar los anteriores dispositivos. Hablar de dispositivo nos permite pensar que el problema no radica en los “medios físicos” sino en la lógica en que son activados, por lo tanto, se avanza sobre los “medios existentes” en tanto “mecanismo de comunicación” para ponerlos en funcionamiento de acuerdo a lo que entendamos como necesidades democráticas de la nación y el pueblo. En este sentido no estaríamos instalando un esquema “objetivamente verdadero” sino movilizando en un sentido creativo y de acuerdo a una estrategia política un mecanismo de comunicación, esta acción es una acción comunicativa estratégica.

Entonces, para pensar un esquema de comunicación que sea reflejo de la actual ley de medios debemos desarticular el mecanismo hegemónico dominante y volver hegemónico lo subalterno. Lo que debemos pensar avocadamente quienes estamos interesados, es cómo hacer que la realidad comunicativa subalterna integre la potencia de las nuevas tecnologías en formas inéditas que se impongan como nuevo paradigma dominante. Para que esto suceda favorablemente, los medios y la tecnología tienen que ser movilizadas desde núcleos políticos-politizantes, es decir núcleos sólidos de convicciones y valores sustentados por la realidad cultural de las mayorías populares.

Ahora bien, no sólo identificar al enemigo físicamente nos hace advertir el golpe que nos pueda dar. Foucault decía respecto al poder algo así, “no sabemos bien quien lo detenta, pero si sabemos bien quien no”. De la misma forma percibimos los comunicadores (corríjame si no está de acuerdo) que con la ley vamos viento en popa, discursivamente, pero no tanto así en la realidad. No nos equivoquemos, que un medio cambie de dueño no necesariamente significa que estemos cambiando el medio. He tenido el placer de conocer nuevos oficialistas que su convicción politica nació y crece a la par de sus nuevas empresitas mediáticas.

No hablemos de falsos compañeros, pasemos a custiones de mayor importancia. Gestionar un medio no es igual que tomar un arma por ejemplo, que con solo apuntar a otro lado cambiamos el destino de la bala y del posible herido. El medio de comunicación es más parecido a un instrumento musical, tiene una lógica interna, tiene diferentes partes, notas y acordes que hay que conocer para darle sentido, pero sobre todo su sonido, su melodía no esta programada, su sonoridad existe como posibilidad, está latente, es indeterminada y puede crear melodías inéditas, y solo existe cuando es ejecutada, su producto está vivo como quien la moviliza y su destino es tan indefinido como manipulable. Muchas veces pasa en los fogones que la guitarra pasa de manos y son varios los que tocan los mismos acordes, con los mismos tiempos, la misma canción.

De acuerdo a esta mirada, debemos sentarnos a pensar dos cosas fundamentales: primero, que la ley de servicios audiovisuales es un marco legal de regulación de la comunicación como concepto abstracto, con el objetivo de modificar el escenario, por lo tanto y como toda reglamentación regula en relación a la “población”; segundo, es decir que es una solución fáctica pero no necesariamente efectiva en lo que respecta al desarrollo que pueda sucederse cuando entra en juego con los sujetos. Los sujetos que están en lugares de poder (gestión), estratégicos (intelectuales, docentes, etc) o potenciales (estudiantes, aficionados) son los que deben responder en este proceso de transformación para alcanzar los objetivos, tan objetivos como genuinos, propuestos por esta ley en beneficio de la “población” (todos los conceptos son atravesados por concepciones politicas, en el espíritu de esta ley se entiende por población: pueblo). El desafío es acercar el arquetipo de “actores” de la población en los que la ley profundamente descansa y confía, a los verdaderos sujetos del pueblo. De la misma manera en que ingenieros y arquitectos debieran volcar sus conocimientos para pensar en como reducir costos y mejorar la calidad de las viviendas para que puedan acceder los trabajadores de nuestra Nación. Debemos comenzar a intervenir las redes de comunicaciones con nucleos politizantes….

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Sebastián Sánchez

Periodista. Integrante del Foro Periodístico Rodolfo Walsh