Luna

Otra noche más que llego del trabajo cansado y abatido, sin ganas de hacer absolutamente nada, desanimado; si tan solo la gente pudiera observar en lo que me estoy convirtiendo, si tan solo pudieran ponerse en mis zapatos por un momento y vivir esta angustiosa vida de duro trabajo y viejas esperanzas que quedaron en el cesto de la basura de los sueños. Sin embargo, esta noche, haré lo que más amo: escribir. Sentiré esa brisa liberadora como cada viernes, acompañado de un whisky añejo, un cigarro y una ventana que es antesala de un universo estrellado y magnifico, tan maravilloso como cada encuentro con mi propio ser, en la intimidad de mi casa, en mi escritorio, y lejos de aquel limbo centrífugo de la vorágine laboral.

Escribo en la hoja muerta todo lo que acontece, aún mucho más muerta que esta fantasía adictiva del fatalismo. Me pregunto si todo cambió, si algo se modificó; parece ser que no, que todo sigue igual, al menos en mi interior. Las lágrimas siguen cayendo y mi alma se desangra en un papel. No es medianoche pero mi cabeza no da más, perseguida y encajonada en un sinsabor atrapante, me confunde en este baile del que he esperado sentado; el momento ha llegado.

El humo parece ser la salida más simple a mis frustraciones, aprendí a vivir con ellas por suerte. Son parte de lo que soy, una pena en este mundo de fatalidades. El universo entero hoy tiene final, esta noche no será infinita, porque estamos los dos, vos tan bella como siempre, con esa orquídea en tu cabello y descalza. El vestido blanco que traes puesto impide que tu oscuridad se vea, y lo entrelaza con tu virginidad, el tesoro más grande que tienes en este mundo. Has permanecido así durante tantos años. Hoy te tengo frente a mí, dispuesto a cortejarte.Me dispongo a seguir, a luchar, a no caer.

Siempre pensando en que estés bien, en agradarte, no puedo sentir otra cosa que temor y angustia cuando veo esos ojos: senderos que me guían al centro de tu corazón sin escalas. Quiero atravesar esa luz de tu mirada y quemarme en tu sol; quiero terminar con este ruido apabullante. Sólo deseo ser un visitante de tus recuerdos, marcar tu vida para siempre, ser el único, permanecer inmóvil en tu suspiro, congelar tus secretos, pender de tus cabellos como un malabarista de tus ilusiones.

Tu piel blanca es inquietante, pero es hermosa, me eleva a cualquier lugar jamás pensado, me muestras hasta donde tengo que ir. Satisfacerte se ha vuelto una adicción, no paras de disparar en ningún momento y lo haces con los ojos cerrados. Comienzo a desnudarte, tu piel es mucho más caliente de lo que imaginaba; me pregunto si eres real, con vergüenza, debo admitirlo. Has superado mis expectativas, te has encerrado en mi corazón y no te iras de aquí. Tus labios son mi perdición, vuelcas tu pelo sobre mi cara, abres tu tesoro frente a mí, poco importa si eres real o producto de un sueño, esta noche serás la única y a medianoche, cuando la luna esconda tu secreto, serás libre, libre para siempre, como esta pasión desenfrenada.

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Nicolás Ferrera

Periodista