Los vasos de la discordia

En estos días, una cadena de cafeterías de origen estadounidense salió a pedir disculpas por algo insignificante. O tal vez sea menos insignificante de lo que parece. Quizá pueda pensarse como un símbolo de lo que todavía falta para concretar las transformaciones necesarias en nuestro querido país. Quien no pidió ninguna disculpa fue el ex vicepresidente Julio Cobos, que no le teme al ridículo y tiene pretensiones a futuro. “Nunca me fui de la política” manifestó en un matutino sin aclarar cuándo entró, si es que alguna vez lo ha hecho. Lejos de arrepentirse por su medianía intelectual, amenaza con candidatearse para las legislativas del año próximo y –en un extremo de maldad- para las presidenciales de 2015. Otro que tiene aspiraciones a futuro es Hugo Moyano, aunque sin tener en claro a quién quiere representar. No conforme con haber construido una CGT a su medida –pero no armoniosamente-, afirmó que tendrá un INDEC propio y, a través de un documento de 21 puntos, hasta pretende tener su plan personal de gobierno. No sea cosa que esté diseñando Moyanolandia o algo parecido. Mientras estas cosas chistosas distraen la agenda de estos apuntes, se hace imprescindible la discusión de una reforma tributaria  para que la redistribución del ingreso se convierta en una realidad creciente.

Si los directivos de Starbucks se disculparon por usar vasos nacionales es porque muchos de sus clientes deben manifestar molestias por esas diferencias, aunque cueste creerlo. Muchos se sentirán como en casa al consumir un café en un recipiente tan norteamericano, a pesar de que deban pagarlo en pesos. Seguramente, serán los mismos que se quejan por las restricciones a la compra de dólares o a las importaciones, aunque no se animen a cacerolear por algo así. Este ignoto profesor de provincias, al manifestar sus críticas al modelo neoliberal en los noventa, recibía por respuesta algo así como ¿por qué no te vas a vivir a Cuba? Entonces, si un conciudadano se queja porque no puede disfrutar de un café en recipiente importado o decorar sus paredes con la moneda verde,  o se inquieta porque un organismo estatal controle su estado impositivo o impulse modestas restricciones a la especulación, o se brote por las indispensables medidas de inclusión, o se lamente porque nuestro país esté aislado del mundo, ¿no sería oportuno replicar con una pregunta similar, aunque con diferente destino geográfico?

Como broma o estrategia publicitaria, la disculpa existió. Lo oportuno sería disculparse por haber pedido disculpas. Quien no tiene esas intenciones es el ex vicepresidente Julio Cobos, que fue elegido por la Tribuna de doctrina como la esperanza despolitizada de cara al 2015. En su edición del domingo, La Nación publicó una entrevista no muy extensa –a tono con las cualidades del entrevistado- al radical mendocino con una presentación casi satírica: “El ex vicepresidente Julio Cobos rompió ayer el silencio y anunció que, si el radicalismo de Mendoza lo define, él será candidato a diputado nacional en las elecciones legislativas de 2013. Aunque evitó confirmarlo, ello lo podría posicionar políticamente con fuerza dentro de su partido para la disputa presidencial de 2015”. Y no conformes con ese chascarrillo, desternillan con que “cerca del ex vicepresidente imaginan, además, que puede capitalizar su perfil «opositor» al Gobierno. Defiende proyectos diametralmente opuestos en macroeconomía, inflación, inseguridad, educación, transporte, coparticipación, agro, uso de la Anses y del Banco Central, entre otras cosas”. Esto confirma que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra –en este caso ‘candidato’- y sugiere la dureza que ostenta en su rostro el no-positivo sujeto.

Lo no-positivo –que exhibe el tono despolitizado- es lo que define esa forma de posicionarse en una no-posición. El anti no se ubica en ningún lado, porque siempre debe ser anti. Y en esa desubicación, el camino es errático. Por eso CFK aclaró en la reunión con representantes gremiales, que nunca recibiría “nada anti-nada”, porque no puede haber diálogo con un interlocutor desubicado. Los proyectos diametralmente opuestos de Cobos representan la contracara del proyecto en curso, que –con sus contradicciones y tropiezos- ha alcanzado muy buenos resultados. Los índices de indigencia y pobreza han disminuido muchísimo y el desempleo está muy cerca del pleno empleo. Los niveles de consumo son crecientes y van más allá de los productos básicos. Y una extensa lista de logros nunca alcanzados desde el retorno a la democracia. Si las propuestas del ex vice son diametralmente opuestas, ¿hacia dónde quiere llevarnos? ¿A las pesadillas del pasado?

Según la consultora Ecolatina, que no es de Moreno sino del ex ministro de Economía Roberto Lavagna, el porcentaje de la deuda pública sobre el PBI está por debajo del promedio de las economías avanzadas -108 por ciento- y menor que el resto de los países de América Latina, 50 por ciento. El pago de intereses insumió el año pasado algo más del 13 por ciento de los recursos tributarios de la Nación, cuando en 1997 representaba 26 por ciento y en 2001 el 45 por ciento. El próximo 3 de agosto el Estado argentino cancelará el Boden 2012, que salda la deuda de los ahorristas afectados por el corralito y la pesificación. Desde la reestructuración de la deuda en 2005, la economía argentina se maneja con las decisiones soberanas del Poder Político y no con los dictámenes del libre mercado financiero especulativo, defendido con garras y picos por los economistas ortodoxos. Basta recordar que el diminuto Cobos salió en defensa de la inmobiliaria que evadía sus responsabilidades impositivas hace apenas unos días. Y desde la anodina posición de la defensa a las garantías individuales y la libertad de opinión.

Tampoco tiene mucho para ofrecer la CGT moyanista. Su Secretario de Prensa, Omar Plaini, anunció en conferencia de prensa que la conducción de la central obrera elaborará un plan estratégico de 21 puntos para “para una nueva matriz económica, productiva, social y para la salud del país”. Desde la ruptura en su relación con el Gobierno Nacional, el camionero está desorientado y en su sinuoso recorrido puede atropellar a cualquiera, hasta al propio Scioli. Para Moyano, lo tienen “acorralado… ¡Pobre Scioli! Yo imagino que debe ser porque tuvo la osadía de decir que pretendía ser presidente en 2015. Por eso somos muchos los que no hablamos de 2015…”. Pero no corre peligro de que el Gobierno lo acorrale, ya se encerró solito en el laberinto de la derrota. Y Scioli está a un paso. Para evitarlo, deberá dejar de repartir sonrisas a todos los puntos cardinales y revisar cuentas y tributos de la provincia.

Porque lo que se viene, como una de las transformaciones más importantes y un abandono definitivo del oscuro país que nos legaron los dictadores y la entrega noventosa, es la tan esperada reforma tributaria. Una reforma que grave la renta a los que más ganan y afloje la presión sobre los que menos tienen. Para profundizar en la redistribución del ingreso, es imprescindible diseñar un sistema tributario progresivo, se enoje quien se enoje. Aunque muchos se quejen de las confrontaciones que esto puede provocar. Y los que aspiren a algo dentro del mundo de la política, deberán proponer mejoras a partir de lo construido, aprobado por más del 54 por ciento de los votos. De proponer algo distinto, que digan desde dónde hablan y cuál es el modelo de país que desean. Porque, aunque nos falta mucho, gran parte de los argentinos comprendimos las diferencias entre el maquillaje y las transformaciones. Gran parte de los ciudadanos aprendimos a vernos en el espejo de los países europeos, que se desangran de dolor para sostener la fortuna de algunos vivos. La redistribución se concreta redistribuyendo, no concentrando ni saqueando. El anarcocapitalismo –como lo definió La Presidenta- es el gran enemigo de estos tiempos y es el Poder Político elegido por el voto el que debe poner freno a su avidez predatoria. Como chiste del destino, reapareció Cavallo en algunos programas para defender las cruentas reformas que se están realizando en España. Eso nos ha llevado a la ruina y es imprescindible que se entienda. No importan los vasos, sino el contenido. O sí, pero eso es otra cuestión.

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Gustavo Rosa

Periodista, Licenciado en Letras. Docente de enseñanza media y terciaria. Autor del blog: http://www.apuntesdiscontinuos.blogspot.com/