Fútbol, pasión y disparos: Crónica de la previa de un partido

Normalmente no escribo notas relacionadas con lo deportivo, pero esta ocasión -creo- amerita el esfuerzo. Unos amigos me invitaron a su tradicional asado de la habitual previa futbolera. Son fanáticos de Newell’s Old Boys y su pasión por el Club del Parque Independencia hizo que sus convites trascendieran el barrio para ser conocidos en toda la ciudad. Tanto que el programa televisivo Me Gusta el Fútbol que se emite los días viernes a la medianoche por Canal 3 de Rosario con la conducción de Omar Porcel, se comunicó con los integrantes de la Banda de la Cortada (así se denomina el grupo de simpatizantes rojinegros que se congrega habitualmente en la intersección de Dorrego y Pasaje Blanqué, Dorrego al 3300), para filmar el fervor humano relacionado a la casaca que supo vestir Diego Armando Maradona.

«Venite, va a estar bueno», dijo mi amigo, convidándome a formar parte de uno de los clásicos asados rojinegros de la zona sur de la ciudad. Acepté gustoso, no quería perderme la «fiesta leprosa» como describen los encuentros aquellos que participan de los mismos. Todo se desarrolló en un clima colorido de banderas, Fernet con Coca (en realidad era Vittone porque el Branca es más caro), cánticos y unas buenas carnes a la parrilla para soportar la tensa espera del partido -en este caso- Newell’s Old Boys-Racing por el campeonato de Primera División del Fútbol Argentino.

La gente de Me Gusta el Fútbol, el camarógrafo, y una productora del mismo, tuvieron «la mejor onda» para con nosotros, retratando para la posteridad la festiva previa. Luego de terminado su trabajo, se retiraron del lugar prometiendo pasar las imágenes en los próximos programas. Más tarde, continuó el asado dialogando sobre la vida, lo grande que es Newell’s y la necesidad de que exista una oposición a la actual comisión directiva de la institución fundada el 3 de noviembre de 1903.

Ya promediando el encuentro y viendo la jarra de Fernet con Coca vaciarse -que oficiaba de reloj-, para sorpresa nuestra, apareció en el lugar de imprevisto un jóven ataviado con gorrita que con gesto amenazante y propinando insultos a los presentes efectuó dos disparos; el primero al aire y un segundo que impactó contra un árbol de las inmediaciones (según me pareció ver), fiel testigo de la poco recomendada experiencia. Fueron segundos, pero para nosotros -incuidas las criaturas que se encontraban en el improvisado campo de batalla- fue una eternidad, en la que los instantes a cada paso se hacían más largos.

De pronto, todo pasó, y volvió la calma, como ocurre en la naturaleza luego de un tormenta. No entendíamos absolutamente nada. En el fragor del ataque se había escuchado «dame la bandera, dame la bandera», exclamaciones que ahora parecían tener sentido. Efectivamente se habían robado un «trapo», un estandarte que indentificaba el andar de este grupo newellista, La Banda de la Cortada.
Dos de los presentes dijeron «vamos a correrlos» y se subieron a sus motocicletas con la intención de seguir la batalla en otro sitio y recuperar el «honor» perdido. Otro, me dijo: «esto siempre pasa, sabelo», haciendo referencia al revuelo que armaron en el barrio las presencias de las cámaras de televisión, envidia de otros grupos futboleros.

-¿Quiénes fueron?, pregunté yo.

-«Fueron los de Central», me respondieron los que aún permanecían en el lugar

-¿Pero cómo sabés que son «sinas»?, le retruqué yo, esgrimiendo el lenguaje habitual con el que los simpatizantes leprosos llamamos a los centralistas, extendiendo a su vez la pregunta,

-¿No pueden haber sido otros de Newell’s?

-Son de Central me respondió de forma escueta, dándome a entender que no correspondía preguntar más. No había que preguntar más, era algo habitual al parecer; cotidiano diríamos.
Así es que luego de interrumpido el colorido asado y de vivir un momento de zozobra al mejor estilo lejano oeste, regresé a mi domicilio particular reflexionando sobre lo que había pasado. ¿Era posible que de la nada, a plena luz del día, por una bandera de una parcialidad, se diparara a riesgo de matar a cuaquier vecino? ¿Tan poco valía la vida humana? ¿Era posible que la policía de la seccional no supiera nada al respecto?

Sí, -me respondí- era, posible, o mejor dicho, era habitual.

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Antonio Abbatemarco

Director de Cuna de la Noticia

4 comentarios sobre “Fútbol, pasión y disparos: Crónica de la previa de un partido

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    el 29 abril, 2013 a las 0:14
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    La verdad que esto no era algo provocar a nadie, nunca pensamos que esto podía llegar a pasar, porque hace muchísimo tiempo que nos juntamos antes de cada partido, es una casa de familia lo cual los que nos estábamos eramos familiares y amigos (los de siempre), lamentablemente vivimos en una cuidad donde la violencia pasa de ser percibida, sin importarle nada a nadie, ni teniendo en cuenta que había criaturas en el lugar! Pero bueno, a veces no nos queda otra que aceptar la triste realidad en que vivimos, ya ni derecho a juntarse a comer algo con amigos y familia a festejar algo que nos justa a nosotros porque lamentablemente tenemos que vivir así! Lo único que no entiendo es porque en ves de disfrutarse el fútbol se crean estos climas de tencion entre equipo y equipo, una cosa es cargarse y otra cosa es ir directamente a la violencia, pero bueno! Así es como estamos que gente que mas podemos esperar…

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    el 29 abril, 2013 a las 21:27
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    SIN ALIENTO DEJA DE CHAMUYAR ATRAS DE UN MONITOR POR INTERNET CIBERBARRA, Q EN LA PEATONAL FRENTE A FRENTE NO TE DABAN LAS PATAS PARA SALIRR CORRIENDO Y ESCONDERTE ATRAS DE LAS VAYAS DE LA POLISINA

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    el 29 abril, 2013 a las 22:13
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    LA CONCHA DE TU MADRE DESCENDIDO HIJO DE MIL PUTA, NO TENES CEREBRO PEDAZO DE ENFERMO, POR UN TRAPO UNA VIDA? LA CONCHA DE TU MADRE SEGURO SOS UN PENDEJITO BOBO QUE NO SABE NI HACERSE LA PAJA, IMBECIL

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    el 10 mayo, 2013 a las 5:17
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    LOS VAMOS A MATAR A TODOS PECHOS PUTOS Y LA CONCHA DE SU MADRE

Comentarios cerrados.