La muerte de sirios reportaría a Rusia millones de dólares

Está más que claro que el conflicto bélico que se desarrolla en Siria dejó de ser una lucha interna entre Bashar al Assad y quienes hace ya más de dos años protagonizaron las primeras escaramuzas protestatarias de la que luego se denominaría Primavera Árabe, la que hoy amenaza a expandirse a una gran parte del Medio Oriente.

Los ataques con misiles en El Líbano, coches bomba en Turquía y ataques aéreos preventivos israelíes en Siria han devenido en una guerra abierta de poderes que tiene como protagonistas a Irán, las guerrillas de Hezbollah y Siria, Turquía, Qatar y Arabia Saudita, Rusia y Estados Unidos.

Mientras esos enfrentamientos se multiplican hora a hora la población de Siria se está desintegrando en un pantano de 70.000 cadáveres y más de 300.000 refugiados sirios.

Las acusaciones se cruzan sin cesar y los bandos se encierran cada vez más en una espiral de violencia protagonizada por fuerzas militares turcas, grupos terroristas que abrevan en el marxismo relacionado con la inteligencia de Siria, las monarquías del Golfo Pérsico, de Arabia Saudita y Qatar que respaldarían a facciones sunitas rebeldes en territorio sirio.

Pero en los campos de batalla, teñidos de sangre de inocentes habitantes civiles sirios, “el impulso que parecía estar en el bando rebelde a principios de este año parece haber pasado al lado de Al Assad”, recalcó Robin Wright, analista para Oriente Medio en el Woodrow Wilson Center en Washington.

El gobierno francés dice que Hezbollah, la poderosa milicia chiita libanesa apoyada por Irán y Siria, ha enviado a 4.000 combatientes a Siria para reforzar a las fuerzas del gobierno, dijo Fawaz Gerges, director del Centro de Estudios de Medio Oriente.

Gerges acotó que los combatientes han «producido ya resultados importantes», especialmente en la batalla que se desarrolla en Qusayr, una estratégica ciudad fronteriza.

Los misiles han golpeado ciudades chiitas en Líbano, donde el equilibrio sectario y político ha sido frágil desde el fin de una guerra civil que destruyó el país entre 1975 y 1990.

«Estoy más preocupado por la estabilidad de mi país», dijo Jumblatt, el líder de la minoría drusa del Líbano, ya que la lucha se extendió a Irak, mientras que “los grupos yihadistas de ambos lados de la frontera han creciendo en fuerza”, remarcaron a agencias internacionales de noticias funcionarios antiterroristas occidentales.

Para colmo Combatientes del Estado Islámico de Irak, la organización afiliada de Al Qaeda, puntualizaron que “habían matado al menos a 40 sirios en una emboscada contra un convoy de Siria en Irak”.

Las tropas estaban siendo escoltadas por las fuerzas iraquíes para el único puesto fronterizo del gobierno sirio que aún controlaba.

«El creciente número de combatientes extranjeros que cruzan las fronteras de Siria para apoyar a uno u otro lado está alimentando aún más la violencia sectaria y la situación está empezando a mostrar signos preocupantes de desestabilización de la región en su conjunto», expuso Navi Pillay, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos.

El “aporte” israelí a la violencia

Israel, habría llevado a cabo ataques aéreos en el interior de Siria para impedir que las fuerzas del gobierno transfieran misiles avanzados a Hezbollah.

Rusia es la columna vertebral del régimen de Assad. Les ha proporcionado armas y apoyo político. Ha utilizado su veto en dos ocasiones en el Consejo de Seguridad de la ONU. Ha hecho todo lo posible para evitar cualquier tipo de intervención militar en Siria.

Estados Unidos, por su parte, proporcionó ayuda militar y apoyo político a la oposición siria, pero la administración de Barack Obama públicamente, ha resistido los llamados para proporcionar ayuda militar a los rebeldes.

Al mismo tiempo, Washington intenta trabajar con Rusia para persuadir a la oposición y al gobierno a que negocien un acuerdo de paz que lidie con «una región amplia en conflicto», puntualizó Fawaz Gerges.

En tanto, la opositora Coalición Nacional de Siria señaló al especialista en temas internacionales Matt Smith, que no participaría de acuerdos “mientras los sirios están siendo constantemente golpeados por el régimen de Assad con la ayuda de fuerzas externas», fundamentó George Sabra, el presidente en funciones del grupo.

Los rusos aprovechan

Los soviéticos no quieren dejar de aprovechar la oportunidad de vender armamento para ser utilizado contra el pueblo sirio. Ello le permite ingresar dólares a su industria armamentista y, de paso, advertir acerca de su potencial a la OTAN.

Para aquellos que aún lo desconozcan, el ministro de Defensa ruso prometió al gobierno sirio helicópteros artillados, un sistema de defensa antiaéreo Pantsir – S1 –cohetes de corto y mediano alcance, montados en camiones en los que se suma artillería antiaérea con un radar de alcance de intercepciones aéreas de hasta 20 kilómetros y hasta una altura de 15 kilómetros-, vehículos de defensa antiaérea BUK –M2 con un sistema misilístico de mediano alcance que impacta aviones hasta una distancia de 50 kilómetros de distancia y un altitud de 25 kilómetros.

A lo señalado debe agregarse la probable venta de un sistema de misiles antibalísticos “Bastion” armado con cohetes supersónicos Yajont, que tienen un radio de 300 kilómetros. El minsitro de Defensa ruso Anatoly Seryukov dijo que cumplirá su contrato y que el mismo alcanza los 300 millones de dólares, costo de 70 misiles Yajont.

Los sirios de Assad también podrán verse beneficiados con 36 aviones de combate Yak-130, de entrenamiento de combate con posibilidad de carga de armamento, cuyo costo alcanzaría los 550 millones de dólares.

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com