Indio suelto, hoy podrían darle la libertad al dueño de La Rosa

La Justicia resolverá sobre el pedido de la defensa. El expediente se desdoblará al fuero federal para determinar si hubo delito de trata.
El dueño del cabaret La Rosa, detenido y procesado por el delito de facilitamiento de la prostitución con fines de lucro y proxenetismo, podría recuperar la libertad hoy si la fiscal y la jueza de la causa finalmente hacen lugar al pedido de sustitución de prisión con restricciones. Juan Cabrera (conocido como el Indio Blanco) quedó muy comprometido en un expediente que se desdoblará en la Justicia Federal para determinar si también cometió el delito de trata de personas.

A medida en que pasan los días se van develando detalles que ponen en evidencia la dinámica del negocio ubicado en Callao al 123 bis, donde hasta el 25 de mayo funcionó La Rosa Sexy Bar, y cuyo dueño quedó detenido en medio de un operativo donde se dispuso la clausura judicial del espacio y la suspensión municipal de la actividad.

En el auto de procesamiento contra el Indio Blanco, dictado el viernes por la jueza de Instrucción Nº 2, Alejandra Rodenas, constan detalles que intentan sostener la imputación por «explotación económica y facilitamiento de la prostitución», delitos que tiene penas de 4 a 6 años de prisión.

Tarifas. De acuerdo al testimonio de gran parte de las 18 alternadoras (todas mayores de edad), de clientes, informes policiales y trabajos de investigación encubiertos, se establece que Cabrera cobraba el 50 por ciento de los servicios sexuales que prestaban las mujeres, cuya tarifa era de 350 pesos la media hora y 700 por 60 minutos.

Además, se describió que a las alternadoras les imponía un tope para procurar que el cliente consuma la copa: 10 ó 15 minutos y por no menos de 100 pesos.

Por otra parte, según el auto de procesamiento, se establece que una recepcionista del hotel lindero era quien recibía el dinero de parte de los clientes y no las propias chicas, como dijo Cabrera. Al ser indagado, el hombre negó que su objetivo sea la explotación sexual y afirmó que el negocio «terminaba en las copas» y que su ganan era el dinero de las entradas, a razón de 60 pesos por parroquiano.

Lo concreto es que, entre los elementos que enumera Rodenas para sostener la acusación, también menciona que una de las empleadas llevaba «una planilla» con los «pases» (servicios sexuales) de cada mujer, con sus nombres de fantasía. Y que luego de cada jornada era el propio Cabrera quien les entregaba sus ganancias.

Cinco chicas dijeron que solamente promocionaba el consumo de bebidas y los shows, pero que no mantenían relaciones sexuales. Y admitieron que, para cobrar, debían esperar «hasta el horario de cierre».

Además, durante el allanamiento en el que Cabrera vio derrumbarse un negocio que sostuvo durante diez años se constató la existencia de un circuito de filmación interno compuesto de seis videocámaras, distribuidas entre el cabaret y el hospedaje, material bajo pericia y que podría ser de suma importancia en el devenir de la causa.

Todas las alternadoras de La Rosa, habilitado por la Intendencia y que superó casi 150 inspecciones, contaba con contrato avalado por el Instituto de la Mujer de la Municipalidad y libreta sanitaria.

Cabrera está detenido, con prisión preventiva, en dependencias de la Jefatura hace 17 días. Hoy podría ser beneficiado con la libertad controlada a través de varios requisitos, entre los que se cuentan una fianza de 100 mil pesos, una garantía personal, la obligación de no salir de la ciudad y presentarse periódicamente en los Tribunales mientras dure el proceso judicial en su contra. (La Capital)