El «Chapo» Guzmán lavaba dinero en Argentina a través de iglesias evangélicas

Casi tres años atrás, el «Diario Popular» había alertado que Joaquín «El Chapo» Guzmán buscaba centralizar sus negocios de narcotráfico en la Argentina, armando centros de producción, acopio y distribución de drogas.

La información fue publicada el 23 de mayo de 2011 y allí se detallaba también que el Cartel de Sinaloa liderado por «El Chapo» incluso se apoyaba en inversiones con tres iglesias evangélicas que, en rigor, eran meras operaciones de lavado de dinero.

El informe venía sostenido por el especialista Edgardo Buscaglia, asesor de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y miembro del Instituto Tecnológico Autónomo de México, que realizó un estudio en nuestro país en torno al arribo de los carteles mexicanos de droga más poderosos, «que lograron extenderse en provincias como Chaco, Misiones y Formosa mediante el trabajo social que impulsan las iglesias, en especial las evangélicas».

El experto había revelado sus conclusiones al diario Proceso de México, donde contó que los clanes del narcotráfico hicieron pie en nuestro país alrededor de 2008.

«Los colombianos ya tenían participación en la Argentina desde los años ’90, pero los carteles mexicanos empezaron a expandirse visiblemente a partir de 2007 y se ubicaban en la zona norte, que son los centros productivos. Su manejo patrimonial y de inversiones está muy focalizado en Buenos Aires, en Córdoba y en Santa Fe».

Citando como fuente a Claudio Izaguirre, de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, el informe sostenía que el cartel de «El Chapo» llegó en principio a la provincia de Chaco en 2007 y tenía como objetivo poner en funcionamiento la Iglesia Evangélica del Nuevo Milenio.

Se afirma también que las agencias gubernamentales que luchan contra el narcotráfico observaron el ingreso del cartel de Sinaloa por la misma época, pero se hicieron visibles con el sangriento escándalo del tráfico de efedrina de la mano del triple crimen de General Rodríguez.

Resulta clave en los movimientos de los grupos mafiosos un reporte emitido por la Secretaría de la Defensa nacional de México entregado en octubre de 2010 a los diputados de la LXI Legislatura, asegurando que fue a principios de 2003 cuando los carteles mexicanos redimensionaron su papel para fortalecer su participación e influencia en los países de centro y Sudamérica,

Reforzando su presencia en Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú y Centroamérica para la producción de cocaína, y a partir de 2007 se trasladaron a nuestro país para la producción de efedrina, precursora de las así llamadas drogas sintéticas.

Buscaglia sostenía que no se podía descartar que utilizaran las estructuras religiosas para lavar dinero y consideraba que las organizaciones criminales las utilizan para ganarse el favor de la gente y así garantizar su propia seguridad.

«La situación de penetración es con fines típicos que todo grupo criminal tiene para poder protegerse socialmente en determinadas áreas. A veces lo hacen a través de la Iglesia católica y en otras ocasiones utilizan a las asociaciones evangélicas protestantes», explicó. (Diario Popular)