Carreros rosarinos: Opiniones dispares

Más de un centenar de carreros rosarinos buscan regularizar su actividad. Se acercaron ayer hasta la ex Sociedad Rural en el Parque Independencia. Muchos entregaron sus caballos ante la aplicación de la norma para eliminar la tracción a sangre.

La amenaza de un paro municipal había suspendido hasta mañana la puesta en marcha del programa para la erradicación de la tracción a sangre; sin embargo, unos 150 carreros se presentaron ayer en el predio de la ex Sociedad Rural. Algunos pocos llegaron con la decisión tomada de entregar su caballo y sumarse a alguna de las alternativas propuestas por el municipio para reconvertir su oficio; otros, con dudas, y no faltaron quienes directamente fueron a dejar planteada su resistencia al cambio. «Es un número importante de gente y abre un proceso largo y costoso, tenemos una vocación de diálogo absoluta, pero también estamos convencidos de que les hacemos la mejor propuesta», explicó la subsecretaria de Economía Solidaria de la Municipalidad, Susana Bartolomé.

Desde el anuncio de la intendenta Mónica Fein, el programa integral para recuperadores urbanos fue resistido por diferentes grupos de carreros. Hubo manifestaciones, cortes de calle e incluso este mismo lunes se presentaron bajo la lluvia en el Palacio Municipal para dejar en claro su descontento. A eso se sumó que la amenaza de un paro de empleados municipales obligó a posponer del 4 al 6 de marzo la fecha de inicio de las inscripciones.

Pese a eso, unos 150 jefas y jefes de familia que viven de la recolección informal de residuos y que utilizan carros tirados por caballos se presentaron ayer en el predio del parque Independencia. «Es un número mucho más elevado del que esperábamos, por lo que se definió continuar mañana (por hoy)», explicó la subsecretaria de Economía Solidaria. La inscripción se extenderá hasta el 30 de abril próximo, todos los días, de 9 a 12, en el predio de la ex Sociedad Rural (Oroño y 27 de Febrero).

Se estima que en la ciudad hay más de 2 mil caballos y que son más de 1.500 las familias que viven de la recolección informal. El programa Andares llega para implementar de forma definitiva de la ordenanza de erradicación de la tracción a sangre aprobada en 2010, y que llevarán adelante las secretarías de Servicios Públicos, Control y Convivencia Ciudadana, Promoción Social y Producción, e implicará una inversión de 8 millones de pesos a lo largo de 2015.

Posiciones. Las posiciones de los más de 150 carreros que se presentaron fueron dispares, según contó Bartolomé. Apenas una veintena llegó con la idea clara de dejar de utilizar los animales paran sumarse a una de las cinco alternativas que propone la Municipalidad, que incluyen el cooperativismo para tareas de higiene urbana y mantenimiento en la ciudad; el cambio de caballo por algún otro prototipo, como bicicletas con carros complementarios o manuales; trabajos en huerta de agricultura urbana o capacitaciones en oficios.

Pero la mayoría se acercó con dudas. «Es un proceso largo que deben hacer estas personas y que hay que respetar, por eso estamos abiertos al diálogo absoluto», planteó la funcionaria.

En muchos casos se trata de familias que llevan toda una vida viviendo de la recolección informal con el caballo como herramienta fundamental y, en ese sentido, Bartolomé planteó: «No se ven haciendo otra cosa, por eso, hay que darles tiempo».

A eso se suman las dificultades y miedos que muchos tienen.

«Algunos, por ejemplo, no saben leer ni escribir y entonces temen no poder sacar un carné de conducir en caso de sumarse a una cooperativa. Estos obstáculos, por el contexto y la realidad de estas familias, deben ser escuchados y acompañarlos en el proceso», agregó la titular de Economía Solidaria.

Unos pocos fueron directamente a dejar en claro su negativa a entregar los animales. Pero así y todo, algunos se terminaron inscribiendo al programa.

Por todo esto, la funcionaria reiteró la vocación de diálogo y la flexibilidad, pero aclaró que «se deja en claro que este es un proceso que se inició y que en 60 días, el que no esté inscripto queda afuera. Y eso es planteado con total claridad», remarcó.

(La Capital)