El ejemplo soberano del ejército boliviano

Las Fuerzas Armadas latinoamericanas han sido tradicionalmente bastiones del conservadurismo y ultramontanismo más radical, al punto que no escatimaron energía alguna para cometer las más inhumanas e inimaginables atrocidades y bajezas morales.

Los argentinos sabemos bastante de ello. 30.000 puñaladas asestadas a la vida en heridas infames que no paran de sangrar, la entrega de la economía nacional al imperialismo, la implantación de un modelo social jerárquico-elitista que no reconocía las clases populares…en fin, el insulto canalla y traidor a una institución parida por el pueblo en el fragor de la batalla independentista como la castrense, cuyo nombre no merecía tanto oprobio y deshonra.

Esto aparte, en la actualidad, salvando mínimas diferencias que conciernen a la realidad político-cultural de cada nación, las FFAA latinoamericanas parecerían acompasarse organicamente a los cambios inaugurados por el flamante siglo XXI para este pedazo del continente, en lo que hace a la adopción por parte de varios de sus gobiernos de idearios identificados con el progresismo.

Es esperanzadora en este aspecto, una noticia procedente de Bolivia; país que disfruta por primera vez en su sufrida historia de un gobierno encabezado por alguien proveniente de las comunidades originarias (mayoría poblacional por siglos negada en aquél país), que indica que el ejército ha sido declarado formalmente “socialista, antiimperialista y anticapitalista”.

Así es, el jefe del ejército boliviano, General Antonio Cueto, en un acto público de la fuerza que comanda, en palabras textuales manifestó “el ejército surge como una institución socialista, comunitaria y como tal nos declaramos antiimperialistas”.

Posteriormente Cueto, en la misma ceremonia en la que fue ratificado por un año más en su cargo por el -según la Constitución de Bolivia- Capítán General de las Fuerzas Armadas, Evo Morales, completó “también nos declaramos anticapitalistas porque este sistema está detruyendo a la Madre Tierra”.

Este suceso no deja de generar asombro proviniendo de un ámbito como el castrense, históricamente identificado como señalábamos más arriba, salvo contadas excepciones temporo-espaciales, con los intereses y proyectos de las clases acomodadas.

Algo está cambiando evidentemente -y bienvenido sea el cambio- en la cosmovisión de los pueblos latinoamericanos; construcción ideológica que obviamente afecta a las FFAA, pues -aunque a muchos no les guste- también forman parte de la nación y son esenciales al resguardo de su soberanía.

Luego de décadas de formarse en el pensamiento propuesto por el imperialismo y su anhelo colonizador, en los que se enmarcaba la nefasta Doctrina de la Seguridad Nacional, donde el “enemigo a combatir” no se situaba afuera del territorio como postulaba la teoría de la “nación en armas”, sino en el interior del mismo, y por consiguiente debía erradicarse la “enfermedad que carcomía el cuerpo cristiano y occidental”; las FFAA han comenzado a reconocer el suelo de la patria -vaya paradoja- como propio, y por ende a orientar su función en favor de la defensa del destino de sus habitantes y de los recursos naturales.

Importantes avances respecto a una educación que contemple los hoy ineludibles Derechos Humanos han redundado en gratificantes resultados, contribuyendo a consolidar el profesionalismo y el sometimiento a la ley como valores éticos.

Más allá del infeliz caso hondureño, en donde se pudo concretar un golpe de estado, y del conato de insurección provocado en Ecuador, varios son los ejemplos que ilustran esta idea; contándose entre ellos la Argentina con la valoración de la mujer en igual consideración que el hombre, la formación de milicias de corte popular en Venezuela, o la misma Bolivia con la aceptación de aborígenes en las filas de su ejército.

Asistimos, en conclusión, como latinoamericanos, a un proceso de democratización y popularización de las FFAA a escala continental, asociado firmemente a la caída en desgracia de las recetas neoliberales puestas en práctica en los noventa del siglo pasado, que nos legaron tremendos desastres sociales y económicos acentuando la dependencia de las grandes potencias.

Hoy un renovado espíritu autonómico se yergue vistorioso sobre las armas vencidas pero nunca oxidadas de la esclavitud imperial, y las FFAA son partícipes de ese cambio.

Esto, sin duda reconforta la memoria de aquél ejército popular con el que soñaron hombres como Bolivar, Sucre, San Martín u O’ Higgins.

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Antonio Abbatemarco

Director de Cuna de la Noticia

Un comentario sobre “El ejemplo soberano del ejército boliviano

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    el 17 noviembre, 2010 a las 16:09
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    excelente rescatar este tipo de noticias

Comentarios cerrados.