El Mundo Prohibido

Están los que se conforman con las órdenes recibidas, y estamos los que siempre buscaremos los motivos de las prohibiciones. Los primeros, seguirán siendo obedientes y cumplirán con los mandatos, muriendo sin saber que hicieron ni para quién y haciéndonos pagar las consecuencias. Los segundos nos encontraremos con las sorpresas agradables y desagradables que esconden las prohibiciones, pero, sabremos que nos conviene y lo que no; la decisión es nuestra y casi nunca de “ellos”; y  también debemos hacernos cargo de las consecuencias.

El mundo conocido y, aún, el desconocido, está conformado por prohibiciones; pero una de las proscripciones más sospechosas, es el impedimento de actuar en política. ¿Por qué? Para evitar largos párrafos que determinarían zambullirse en bibliotecas compuestas de millones de ejemplares, vamos a evitar conocer el término etimológico de Política; pero sí, vayamos a los bifes; nos preguntaremos, ¿qué es la Política? Y lo más  importante, ¿por qué “Ellos”, hacen todo lo posible para que no participemos en Política? En verdad con el resultado de la primera pregunta, tendremos resueltas todas las demás dudas que vayan surgiendo.

La cruda realidad –deducido de los hechos diarios- es que, la actividad política, es la ejecución del poder, pero, en la lucha de todos los días, se utiliza como herramienta, en algunos casos; y arma ejecutora en la mayoría de las situaciones: la información; que parece algo tan inocente, tan independiente, tan despolitizado, tan candoroso y de poco cuidado.

A poco de curiosear en los manejos realizados por “Ellos”; nos chocamos con que: “los que manejan la información, manejan al mundo”. No es necesario ser muy avispado para llegar a tan evidente e inevitable deducción. Pero, por si es muy difícil entenderlo, daremos algunos ejemplos: una persona no instruida –que no sabe leer ni escribir- es pasto tierno para cualquier estafador, patrón o pariente con intenciones repudiables. Por otro lado, un ciudadano que sí sabe leer y escribir, e inclusive es un profesional doctorado, pero que “no se mete en política, porque es para corruptos; es pasto tierno para los que sí se meten en política y ejercen el poder que el doctor le ha otorgado sin saberlo. En los dos casos, están igualados en ignorancia. Los dos creen en las mismas verdades y actúan inocentemente de igual manera, por lo tanto el resultado para  el que no sabe leer y escribir, es el mismo que para el doctor que sabe leer “casi” todo. La falta de información los iguala y los hace igualmente responsables, tienen el mismo nivel de culpa. Los dos están “desinformados” en ese y exclusivo tema. Son iguales de ignorantes; aunque hilando más fino, uno es ignorante de casi todo, y el otro es algo bastante peor; es idiota por propia decisión, y por eso, es posible que sea inmensamente más repudiable su actitud; y su culpa  proporcional a su doctorado.

EL QUE MANEJA LA INFORMACIÓN, MANEJA AL MUNDO

El que tiene información – en la Bolsa- sobre que acciones bajarán o subirán, tendrá ventaja sobre los que ignoren esos movimientos “erráticos”. En la guerra, el que dispone de mejor información y más actualizada sobre las posibilidades de su adversario, es el que vence. En el 2001, los que sabían de la caída de los bancos, lograron retirar su dinero de las financieras, salvando así su capital y multiplicándolo luego ante la falta de liquidez en el mercado. El suegro que se aviva de los antecedentes del futuro yerno, tiene, auque más no sea, una posibilidad,  de salvar su campo de las garras de tan simpático personaje.  El país que cuenta con una población instruida en lo más moderno de la tecnología, avanzará sobre el mercado de los demás países, invadiéndolos tecnológicamente y culturalmente, lo que llevará a manejar los intereses políticos de los dominados, en beneficio de los invasores. Los que manejan los medios de comunicación: publicarán solo lo conveniente para sus intereses políticos, y desinformarán convenientemente, creado situaciones y haciendo desaparecer otras, con el sólo fin, de “formar” una opinión pública servicial y conveniente, en “favor” de determinados grupos de dominación. No existe en nuestro planeta tierra, una forma más eficiente de dictadura, que la cultural. Las religiones, nos enviaron durante siglos a diferentes guerras en defensa de la fe de “Ellos” que  es deber, ser defendida con la  vida de “sus” seguidores; la última conocida es la de Bush contra Irak. En todos los casos, la información fue y es la forma de convencer a “los desinformados” de lo que deben hacer, sin posibilidad de preguntar por qué. Es fácil reconocer a los “iluminados”, recitan sin equivocarse, principalmente, los programas de Tinelli y de la “señora” Legrand: luces que clarifican el camino. Ni gratis ni ingenuamente.

Ahora, sienten miedo, y eso los empuja a quedar en evidencia. Dejan ver su temor en el ataque al compañero Martín García, en la mas reciente demostración de cagazo, (perdonen el término, pero no se me ocurre nada mejor). No toleran al pueblo en las calles. Eso, que ellos llaman gente.

Sienten miedo porque demostramos que seguimos vivos, pánico, porque en esta trinchera, las medallas se ganan, no se compran.

Cuando nos atacan, nos reafirman. A veces, quién mejor te define, es el enemigo.

Ellos, los mismos, que en nombre de la “tolerancia” dictaron el decreto 4161, todavía no aprendieron, que no pueden obligar al pueblo, al que no comprenden, a dejar de sentir por decreto.

¡Cómo van a entender!

Sólo nosotros sabemos que con mirarnos a los ojos somos cómplices, encarando juntos esa columna humana, levantamos las banderas caídas. Preparando el engrudo y el pincel, corriendo intelectualmente a todos los gorilas, enamorarse de un compañero, llorar de tristeza pero mucho más  de alegría, levantar los dedos en V, emocionarse cuando cantamos la marcha. Recordar nuestros mártires, homenajear la resistencia, leer a Jauretche, idolatrar a Evita, discutir por Rosas, leer a Rosa, putear a todos los milicos cipayos y amar a todos los militares patriotas, defender lo indefendible, homenajear a los trabajadores y sus organizaciones, abrazar y envidiar a la mujer militante, imaginar colectivamente la utopías, poner la pasión ante todo, la irracionalidad absoluta del corazón enamorado, gritar hasta el ahogo Viva Perón Carajo, ¡¡¡Viva Perón Carajo!!! y siempre saber que en algún rincón habrá un compañero extendiendo un abrazo.

Nunca comprenderán…

En su cosmovisión egoísta, no ven que para nosotros, los héroes son colectivos, y que si atacan a uno, nos pegan a todos, de este lado, estamos nosotros, y cada uno, es el otro.

Nos van a volver a encontrar, en cada barricada que levante el pueblo.

Nota personal:

Compañeros: gracias por haberme acompañado toda la vida. En soledad no hubiese sido nada.

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Natalia Jaureguizahar

Agrupación Arturo Jauretche (Venado Tuerto)