“El hombre podría llegar hasta donde llegue un rayo del Sol”

Recientemente, la Universidad de Colorado en Boulder, hizo saber que un grupo de sus científicos habrían identificado “un lugar idóneo para buscar indicios de vida microbiana antigua en Marte: la cuenca de un lago seco”.

Aunque actualmente el planeta rojo no posee agua en estado líquido, sí estuvo sumergido bajo vastos océanos hace miles de millones años y en razón de ello la ecuación lógica resulta sencilla: donde hubo agua, existió un potencial para la vida.

Marte presentaba agua en su superficie hace unos 3.600 millones de años y, según los investigadores, el descubrimiento de un lago seco dentro de una cuenca cerca del Ecuador marciano sugiere la posible presencia allí de microorganismos antiguos vivos.

El paisaje de la zona –según lo apuntan dichos científicos-, es parecido a los salares de la Tierra, depósitos de sal de aproximadamente 29 kilómetros cuadrados que se originaron fruto de la evaporación del agua de los mares, dejando la sal como residuo.

Los expertos estarían investigando la edad y el origen de estos depósitos para determinar la cantidad de agua que existió en la superficie en el pasado. Sin embargo, el viento ha erosionado las regiones donde se encuentran, lo que hace difícil estimar su antigüedad.

«Existía vida en la Tierra cuando este lago en Marte era activo y por analogía, se puede afirmar que es posible que Marte haya tenido también vida microbiana», explicó Brian Hynek, investigador en el laboratorio de la universidad de Colorado en Boulder.

La NASA, por el momento, no tiene planes para visitar esta cuenca en busca de posibles formas de vida. Sin embargo, Hynek espera que este último descubrimiento haga el lugar un poco más popular, logrando atraer allí las investigaciones.

Cometas formados por materia orgánica

Los avances enunciados se complementaron en agosto pasado con el descubrimiento de “materia primordial” a partir del acompañamiento de la sonda europea Rosetta al cometa 67 P/ Churiumov-Guerasimenko, en su paso más cercano al Sol (perihelio), en el marco de la búsqueda de pistas que permitan obtener datos sobre el origen de la vida.

Los analistas de la NASA han comenzado a comprender que dicho cuerpo celeste no es una bola de nieve sucia, sino que está compuesta por materia orgánica.

El cometa irregular, de aproximadamente 4 kilómetros, formado por hielo, minerales y partículas con carbono produce desde su núcleo chorros de gas y polvo cada vez más intensos desde que comenzó a escoltarlo la sonda. El objetivo final del proyecto, proyectado hace 20 años, ”es el de comprender mejor el Sistema Solar desde su nacimiento”, apuntó el científico francés Jean-Yves Le Gall, presidente de la agencia espacial CNES.

Revelación

El robot Philae, posado en el 67P permitió comprobar que el cometa está compuesto por gránulos de moléculas inertes con carbono y nitrógeno, formadas antes que el propio cometa. Físicos que continúan recibiendo datos aseguran: “Estamos convencidos de que esos gránulos forman parte de la materia primordial que una vez sembrada en nuestros océanos hizo posible la emergencia de la vida. La pregunta es cómo se pasó de allí a la vida hace unos 6.000 millones de años. Cuando observamos a Marte, Venus, Mercurio y la Tierra, ninguno se le parece y cuando comparamos nuestro sistema solar con otros más lejanos, no hay dos que se asemejen”.

La misión de la sonda fue prolongada por Europa hasta setiembre de 2016. Ha comprobado-manteniendo sus 11 instrumentos- que el cometa expulsa cada segundo 300 kilos de vapor de agua y dicho valor es 1.000 veces superior a la que expulsaba hace un año, a lo que debe sumarse la expulsión de 1.000 kilos de polvo por segundo.

Una investigación poco conocida

Así como investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder dieron a conocer sus indagaciones sobre la vida microbiana de Marte, otro grupo de noventa y ocho hombres, provenientes de seis naciones europeas, también habrían indagaron en otras cuestiones científicas, relacionadas con el planeta Marte, aunque sus estudios no trascendieron suficientemente, siendo apoyados en su momento desde Génova, por Guillermo Marconi.

Las sucintas versiones que trascendieron, hacen referencia a una reunión secreta mantenida en la selva sudamericana, liberados de compromisos con gobiernos, aunque con respaldo económico suficiente para dar a conocer sus fines y sus principios tendientes a lograr alivio de la humanidad ante el avance de acciones tendientes a destruir el ambiente del planeta.

Los científicos que nos ocupan habrían hecho mención a “las apariciones de ciertos aparatos misteriosos, observados ya por algunos en distintas partes del cielo. Jugamos en el cielo con esas máquinas y hemos ya establecido contacto con otros mundos”.

En el trabajo de los casi 100 científicos se afirmaría “la aparición de naves desconocidas no busca el aniquilamiento sino la reconstrucción, la comunicación con la infinidad de seres que habitan otros planetas del sistema solar y los planetas de otros mundos”.

Los especialistas, basados en estudios de Marconi –relacionados con la energía y la fuerza universal que mantienen a los astros en equilibrio-, pensaron en la energía como un vehículo para cualquier punto del espacio dominado por el Sol.

Estas ideas, confirmadas por ulteriores estudios y experimentos de Marconi fueron la base sobre la cual se cimentaron investigaciones para aprovechar la energía eléctrica como medio transmisor. ¿No podría guiarse cualquier vehículo como se dirigen las ondas sonoras en la radio?, razonaron los científicos.

De ser esto posible el hombre podría llegar adonde quiera que llegue un rayo de sol.

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com