Crisis de confianza nacional, nuevo escenario provincial

Lo que empezó como una sospechosa corrida cambiaria (para los que quieran saber el intrigante y avieso mundo de las finanzas, les comendamos la serie «Billions» de Netflix) terminó con una crisis de confianza que escaldó al gobierno nacional, cuya recuperación – si es que la lograre – es incierta.

El peronismo – como expresión política cultural, sea éste «K» ó «dialoguista»- tiene el mismo genotipo: el poder. Lo demás es solo apariencias.

Y sino que lo desmienta el Gobernador santafesino Miguel Lifschitz.

Las negociaciones que el gobierno de Mauricio Macri deberá encarar con el Fondo Monetario Internacional y sus conocidas exigencias a cambio del préstamos «stand by», serán benevolentes a la par de los incumplibles condicionantes que le impondrán los caciques peronistas para el «acuerdo nacional» que pretende el gobierno.

A 14 meses de elecciones nadie se inmolará para salvar a su principal adversario.

Macri tuvo su oportunidad; por las razones que fueren la desperdició. Ahora, el león – el peronismo- sigue vivo y viene por la revancha. Encuentra una sociedad otra vez desmoralizada y desconfiada, con sus ilusiones hecha añicos. Sólo necesita- ¡otra vez!- EL candidato que les inspire esperanzas. Si no fuera macrista ni peronista, mucho mejor. Pero por lo visto es el menú con el que se encontrará el año que viene.

Miguel Lifschitz sueña con encabezar esa tercera vía esperanzadora. La cuestión es quién lo acompañará política y financieramente para emprender una cruzada nacional de semejante magnitud.

La semana pasada en Buenos Aires, con la excusa de inaugurar un centro de estudios (CEMUPRO), la fotografía intentó mostrar un variopinto espectro político de socialistas, peronistas y progresistas con intenciones de ser ése carril alternativo.

Sospechamos que podría quedar solo en un vademécum de buenas intenciones.

Quizás la sociedad se sienta defraudada con la centro derecha, pero recela demasiado de la centro izquierda. Lifschitz intenta seducir ese espectro social cuando asegura que cree en una economía de mercado «que sea no sólo un espacio de competencia sino también de cooperación. Y en una fiscalidad redistributiva, porque si hay algo que el mercado no garantiza, es justamente redistribución de la riqueza».

No habrá reelección: ¿y ahora?

El peronismo le puso llave al intento socialista de reformar la Constitución provincial, y consecuentemente lograr la reelección de Miguel Lifschitz; y el radicalismo terminará de correr el cerrojo.

«Si para el 1º de julio no sale la necesidad de la reforma de Diputados, los radicales la damos por terminada», afirmó un correligionario aliado. Los radicales no van a impulsar – ni ahora ni el año que viene – una reforma con reelección para que la usufructúe otro que no sea el autor de la iniciativa: Miguel Lifschitz. Tampoco van a rifar la mayoría automática de 28 bancas en Diputados por el sistema D´Hont.

El candidato natural del FPCyS se llama Antonio Bonfatti. Rápido de reflejos, el senador radical Rodrigo Borla lo sacará a pasear esta semana por su Departamento San Justo. Borla (junto a Orfilio Marcón y Felipe Michlig suenan como posibles compañeros de fórmula de Bonfatti). Otros preferirían como acompañante del actual presidente de la Cámara de Diputados al líder de NEO Maximiliano Pullaro, a quien Miguel Lifschitz preferiría impulsar como su candidato para una eventual PASO con Bonfatti.

Todo este andamiaje electoral cierra solo y tan solo si Miguel Lifschitz aceptare la condición de los NEO aliados: encabezar la lista de Diputados provinciales en junio del año que viene para asegurarse las 28 bancas, en caso de que el diablo metiera la cola y el peronismo regresare al poder. Después, en octubre que se dedique a la aventura nacional, si quiere.

En la vereda de enfrente, el radical José Corral sin el apoyo territorial de NEO (y el resto de los radicales frentistas como los senadores Lisandro Enrico y Germán Giacomino) sólo deberá esperar que desde la Casa Rosada su amigo Marcos Peña baje la orden presidencial de ir a las elecciones con su figura como candidato excluyente; caso contrario deberá vérselas en las PASO con Federico Angelini ó Luciano Laspina y, porque no, Miguel Del Sel.

Mientras tanto, el titular del radicalismo santafesino Julián Galdeano arrimó leñas al fuego interno coincidiendo conceptualmente, pero con reservas a futuro, con su par nacional Alfredo Cornejo, quien aseguró que el año que viene los radicales santafesinos deberán estar alineados en Cambiemos. “No está nada dicho; ni que nos quedemos hasta el final (de la gestión) ni que abandonemos pasado mañana”, surfeó Galdeano.

Cornejo le expidió el certificado de defunción al FPCyS, provocando la ira del arco frentista desde el socialista Rubén Galassi, quien señaló que el presidente de la UCR nacional «decreta la muerte del Frente Progresista para defender el ajuste de Cambiemos»; pasando por el ex- Vicegobernador y actual diputado Jorge Henn, quien le pidió a Cornejo que “si quiere respaldar a Macri en su acercamiento al FMI que no hable en nombre de los radicales santafesinos”. El Vicegobernador Carlos Fascendini calificó a Cornejo de «travesti político», desatando la ira y ofensa de la comunidad trans quien le pidió que se disculpe.

En el andarivel peronista, Omar Perotti sigue recorriendo silenciosamente la Provincia para reinstalar su candidatura gubernamental, mientras ruega que los sueltos periodísticos que lo mencionan como posible presidenciable sean solo eso: devaneos periodísticos.

Agustín Rossi mandó a calentar por Unidad Ciudadana a Marcos Cleri, Leandro Busatto y María de los Angeles Sacnún – por ahora -. El que llegue a diciembre mejor preparado será quien ingrese a competir en las PASO contra Perotti y, ¿María Eugenia Bielsa?.

Cambiemos nacional está escorado; el peronismo no hará nada para ayudarlo. «Macri ya tuvo su oportunidad y la desperdició», especulan. Dejará que la desilusión de la gente y la desconfianza de los mercados- en virtud de ese desencanto- hagan el trabajo sucio.

Saben que los inversores externos – salvo los buitres de las finanzas- no confiarán en un país emocional y jurídicamente inestable; y los de adentro menos.

Los commodities – productos primarios del campo – con la última devaluación vuelven a tener buenos precios para exportar y generar «divisas genuinas»; la pregunta es ¿dónde se invertirá ese dinero; en el sistema productivo o en instrumentos financieros que rinden intereses siderales?. ¿o en dólares?.

Mientras tanto, en función de esos mejores precios dolarizados, la «mesa de los argentinos» (Cristina dixit) se encarecerá cada vez mas. Y la grieta se agigantará, en todos los sentidos. «Es un error grave pensar que la disminución de impuestos a los ricos o a los poderosos, volverá en inversiones y trabajo para los sectores populares. Nunca pasó eso en ninguna parte. Lo que siempre ocurre es que aumenta la desigualdad», reflexionó Miguel Lifschitz.

Después del «jueves negro» del pasado 10 de mayo ya nada volverá a ser igual. Solo resta esperar que no sea peor.