La importancia de reaccionar a tiempo

Los altos índices de aceptación hacia los gobernantes se vienen produciendo principal o primordialmente por haber elegido ellos la política del consenso, de la moderación, del “con todos y entre todos”. Diría que esta y no otra es la primera lección de la pandemia para con la clase dirigente política, empresarial y sindical.

Todos sabemos que la coincidencia política no se repetirá en la finalización de la cuarentena, con fecha aún incierta. Fuentes cercanas al Presidente estiman que no terminaría antes de septiembre. ¿Esto regirá sólo para el AMBA? Los países del primer mundo tienen recursos, y los están utilizando para la reconstrucción del daño producido por el virus.

Si Argentina no reacciona rápido, siguiendo las indicaciones que generó la política y cuyos resultados avaló la gente, se destapará su desnudez. Teníamos pobres, ahora pobreza aumentada. Teníamos desempleo, ahora ampliado. Teníamos desocupación fabril y comercial alarmante, ahora engrosada. El entorno del presidente Alberto Fernández le escuchó decir: “Voy a abrir las industrias en todo el país”.

Teníamos deuda gigante, ahora gigantemente agrandada. Un visitante de Olivos del fin de semana cuenta que el Presidente está poniendo toda su voluntad para acordar en el tema de la deuda, corrigiendo la oferta, acercándose, parecería. Luce tranquilo, aunque reconoce que por la ansiedad en lo personal le preocupa haber aumentado de peso.

Teníamos enormes inequidades sociales, ahora agudizadas. El Presidente lamenta que por la pandemia la tarjeta Alimentar, que cree que es un elemento superador, haya cambiado su forma. En cuanto a las internas, sigue preocupado por la que se suscita dentro del Ministerio de Desarrollo.

Teníamos una grieta profunda. ¿Y ahora? Aquí me detengo. Si la política reacciona ya, con un protocolo racional para la recuperación de la producción y el empleo, es probable que el pronóstico de caída abrupta de nuestro PBI del 7 al 9% aproximadamente, se pueda, como con el coronavirus, aplanar. En este caso la curva implica quiebras, cierres, etcétera. ¿Cuál es la política para esto? “Entre todos y con todos”. La concertación, me recordaba el Dr. Mario Ackerman, figura en el preámbulo del accionar de la OIT desde hace 100 años. Si esta institución tripartita pudo acercar partes en períodos de guerra, ¿cómo Argentina, con la historia que tiene en este campo, no podrá hacerlo? Las matrices productivas hoy dañadas necesitan recuperación y reconversión tecnológica. Deben potenciarse con laboratorios de innovación, de desarrollo, de impacto social, para que con la herramienta tecnológica Argentina ahorre esfuerzo, tiempo y dinero. No olvidar el desarrollo de nuestras exportaciones, donde Cancillería deberá poner a prueba su sagacidad y experiencia. Reformular sus políticas activas para conquistar nuevos mercados, nuevas alianzas y nuevos socios, sustituyendo la alicaída e intrascendente presencia en el mundo con nuevos proyectos de integración. Cuidando al Mercosur, sin el cual, por ejemplo, el sector automotriz pasará a ser inviable. Y sin perder el escenario natural donde nuestras pymes debutantes logren experiencia en la difícil tarea de ganar nuevos mercados. Pymes que deben reconstituir el digno tejido social que sólo se repara con trabajo. A veces se zurce con planes sociales, que sólo deberían utilizarse en períodos de emergencia y mientras dure la misma. En la Argentina hace cuarenta años que se mantienen por mala praxis política, matando al trabajo y condenando a muchos de sus habitantes sólo a sobrevivir.

Pero el calendario electoral sigue su marcha. La coalición opositora Cambiemos no tuvo tiempo para lograr un funcionamiento institucional, con reglas y procedimientos para resolver disidencias. La pandemia cambió su agenda, apareciendo una diferencia que antes no estaba: la cercanía o no al Gobierno. Me aseguraba un constructor de esta coalición que “a diferencia de los años de cooptación K, 2005/7, esta vez no hay riesgos de fractura o fugas, pero sí una discusión dura que puede dejar heridas”. Sobrevuelan muchas hipótesis, entre ellas una alianza impensada entre Axel Kicillof y el macrismo, para esmerilar la relación entre Horacio Rodríguez Larreta y Alberto Fernández.

Parecería que más que nunca la política deberá ceñirse al mandato de la ciudadanía. “Con todos y entre todos”. Donde los extremos reaccionarios no contarían con la adhesión mayoritaria de votos. Inclusive hay quienes piensan en que la post-pandemia traerá bajo el brazo un gobierno de coalición.

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María Herminia Grande

Periodista. Analista política