Falleció por Coronavirus Leopoldo Jacinto Luque, campeón con la Selección en el Mundial 78′

El campeón mundial en 1978 había sido internado a principios de año por coronavirus.

El fútbol argentino sigue despidiendo y llorando ídolos. Leopoldo Jacinto Luque, uno de los mejores delanteros de la década del 70′, campeón del mundo en Argentina 78 y figura del River de Labruna falleció a causa del maldito coronavirus. Llevaba más de un mes internado y peleando por su vida. El país pierde a otro referente, artífice de grandes conquistas y de goles inolvidables para los hinchas.

Luque había sido internado el 4 de enero en la Clínica de Cuyo, en Mendoza, debido a que había empeorado su cuadro de coronavirus. Estuvo diez días con síntomas leves pero por una neumonía bilateral se decidió que quedara bajo observación. Pero a las pocas horas su situación se agravó y fue trasladado a una cama de terapia intensiva. Ya en ese entonces su pronóstico era reservado y, un mes después, se confirmó el trágico desenlace del goleador.

Nacido en Santa Fe el 3 de mayo de 1949, el ex delantero dio sus primeros pasos en Unión de Santa Fe, aunque en sus inicios no logró afianzarse y fue prestado a diferentes clubes. Después de pasar por Gimnasia de Jujuy y Central Norte de Salta, regresó a su provincia natal pero nuevamente no tuvo lugar en el Tatengue. Aun así, no bajó los brazos y remó desde atrás para cumplir su sueño de ser jugador: se puso la camiseta de Ateneo Santo Tomé de la liga regional santafesina, fue goleador y desde ahí relanzó su carrera.

A fuerza de goles y grandes actuaciones se hizo un nombre en la provincia y despertó la atención primero de Rosario Central y luego del propio Unión, que finalmente le abrió las puertas para que se transformara en una pieza clave del equipo que ascendió a Primera en 1974. Dejó de ser un remador y una joven promesa para convertirse en uno de los delanteros más peligrosos de la época. Y César Luis Menotti le echó el ojo para que integrara la Selección del Interior. Con sus rendimientos sedujo al Flaco, que lo hizo parte del plantel de la Copa América de 1975, de la que fue uno de los máximos anotadores.

Y lo mejor estaba por venir. Tras hacer un campañón con el Tatengue dirigido por el Toto Lorenzo fue transferido a River. En el Millonario debutó dándole el triunfo en el clásico contra Boca, un presagio de la huella que iba a dejar en Núñez: ganó el Torneo Nacional de 1975 y 1979, y el Metropolitano de 1977, 1979 y 1980. Además, en 1976 le clavó cinco pepas a San Lorenzo. Pedazo de goleador…

Por supuesto, el momento más glorioso de su carrera lo vivió con la camiseta de la Selección en el Mundial de Argentina de 1978. Con su característico bigote, Luque fue fundamental para la Albiceleste que venció a Holanda en la final en el Monumental. Sin embargo, en plena competencia, al punta le tocó superar una difícil situación familiar: tras un encuentro contra Francia, en el que convirtió un gol clave para pasar de ronda y terminó jugando con un hombro luxado, le avisaron que su hermano Oscar, de 25 años, había fallecido en un accidente de tránsito.

Golpeado, Luque faltó en los partidos ante Italia y Polonia y sus seres queridos lo convencieron de reintegrarse. Jugó contra Brasil y se convirtió en héroe en el polémico cruce con Perú, en el que metió el tanto del 4-0, que le permitía a Argentina avanzar a la final (también metió el sexto gol del equipo). En ese Mundial fue, con cuatro festejos, el segundo máximo artillero del equipo detrás del Matador Kempes.

El Tolo Gallego lo apodó Pulpo por su manera de defender la pelota, usando los brazos para mantener lejos a sus marcadores. Estuvo en el debuto de Maradona en la Selección y fue la gran figura, convirtiendo tres tantos en 5-1 ante Hungría, aunque ese día no compartió cancha con Diego, que lo reemplazó. «Yo quería jugar con el pibe», le reprochó a Menotti cuando lo sacó. No iba a faltar oportunidad para compartir con el Diez ni para dejar su propia huella al levantar el primer trofeo mundial del país.

En los 80′ dejó River para volver a Unión y, años después, vestir otras camisetas importantes, como la de Racing y Santos de Brasil. Se retiró jugando en Deportivo Maipú de Mendoza, provincia en la que se radicó y también donde más chances tuvo como entrenador. Como DT estuvo al frente de Unión, Central Córdoba, Belgrano, Maipú, Gimnasia de Mendoza, Independiente Rivadavia y Argentino de Mendoza.

Disfrutó sus últimos años junto a su familia y dando charlas. Argentina despide a otro ídolo. Se ve que al cielo le faltaba otro delantero para el picadito y Dios necesitaba a alguien para tirar paredes con Diego. Hasta siempre, goleador.