El último adiós a Renzo, murió el niño que había sido trasplantado del corazón

La triste noticia fue confirmada a la mañana de ayer por Patricia Leguiza, su abuela, quien agradeció el apoyo que recibió toda su familia desde que se conoció el caso.

Renzo Salvatore Antonelli, el niño correntino que fue trasplantado del corazón hace dos meses tras sufrir una grave miocardiopatía, falleció ayer en el hospital Garrahan de la ciudad de Buenos Aires, donde se encontraba internado.

La triste noticia fue confirmada a la mañana por Patricia Leguiza, su abuela, quien agradeció el apoyo que recibió toda su familia desde que se conoció el caso.

«En nombre de Renzo y de la familia, gracias por estar siempre, por tantas oraciones. Gracias por tanto amor», indicó la abuela del niño, que será velado en una ceremonia íntima en Corrientes, de donde era oriundo y lugar en que sus restos serán inhumados.

El pequeño estuvo conectado a un corazón artificial por siete meses hasta la operación, dos meses atrás, como consecuencia de una enfermedad congénita, pero no resistió.

La familia del niño eligió también la red social Facebook para agradecer el apoyo recibido durante todo este tiempo y señalaron: «Renzo se fue rodeado de amor y luz. No hay palabras para este triste final. Nuestro niño encendió al cielo».

Leguiza agradeció a la sociedad y señaló que su nieto «abrió muchos corazones», y pidió tomar conciencia a la hora de donar órganos: «No hay que esperar a último momento a dar vida cuando no se puede hacer nada más».

«Cuando los chicos están esperando un trasplante, le pido a la gente que no pierda tiempo, porque en el caso de Renzo estuvo siete meses en espera. El cuerpo sufre», dijo la abuela del niño.

El trasplante de Renzo llegó tras siete meses de espera. Viajó desde Corrientes, su provincia natal. Pero su recuperación no fue fácil: tras la operación, que duró 14 horas, el nene volvió a la lista de espera del Incucai porque su órgano no respondía. Evidenció una mejora recién una semana más tarde, aunque los médicos advertían que el tratamiento seguiría siendo delicado y extenso.

A Renzo le diagnosticaron poco antes de su nacimiento una miocardiopatía, una afección que genera que el músculo cardíaco no tenga fuerza para bombear sangre y oxigenar el cuerpo. La primera parte de su lucha por vivir la dio en el Instituto de Cardiología de Corrientes.

El niño había nacido el 7 de septiembre de 2010 con un alarmante diagnóstico: sufría de miocardio no compactado (MNC), una enfermedad cardíaca congénita que le fue diagnosticada a las ocho semanas de gestación a su madre, Belén Salvatore. Al no «compactarse» el miocardio (una de las tres capas musculares del corazón) durante la vida intrauterina, su cuerpo estaba muy propenso a padecer trastornos respiratorios, problemas en el desarrollo motriz e insuficiencia cardíaca.

Ante esta situación, Renzo transcurrió sus primeros meses de vida entre el Instituto de Cardiología de Corrientes y el hospital Garrahan en Buenos Aires, donde había sido derivado definitivamente hace un año, en julio de 2012, por el agravamiento de su cuadro.

Renzo fue conectado a un corazón artificial en octubre pasado a la espera de un trasplante. Su nombre llegó a encabezar la lista de emergencia nacional del Instituto Nacional Central Unico Coordinador de Ablación e Implante (Incucai).

En los meses siguientes, sufrió recaídas. En noviembre, un infarto cerebral lo comprometió aún más y en marzo de este año un tromboembolismo pulmonar agudizó sus problemas respiratorios. Pero él siguió luchando, su caso ya resonaba en los medios de comunicación motorizados por los pedidos de donación de órganos formulados por sus padres desde las redes sociales. También hubo una campaña en su ayuda que se extendió a todo el país.

Una luz de esperanza. Su fortaleza tuvo una recompensa el 1 de junio pasado, cuando apareció un corazón compatible. Renzo debió soportar más de 14 horas de cirugía. El órgano no funcionó bien apenas terminó la intervención, por lo que el niño debió permanecer por 10 días conectado a un circuito venoarterial que toma la circulación de la sangre permitiendo que el corazón enfermo descanse. Sobrevivió a esa situación y luego abandonó también la asistencia respiratoria mecánica.

Su salud parecía recuperarse con fuerza cuando, en la madrugada del 20 de junio último, sufrió un prolongado paro cardiorrespiratorio. Tras el incidente, que duró cerca de 20 minutos, Renzo debió ser nuevamente intubado.

El 23 de julio pasado, el niño correntino tuvo otro paro. Se comenzó a hablar de un posible rechazo del corazón. Los médicos le realizaron un cateterismo, que reveló que el órgano trasplantado presentaba una disfunción ventricular.

Durante el pasado fin de semana le realizaron un electroencefalograma para medir la actividad bioeléctrica de su cerebro, que evidenció un «importante compromiso neurológico».

Anteayer, los médicos que atendían a Renzo hablaban de «muerte cerebral» . El niño ya no podía mantenerse por su propia cuenta.

Anteanoche, sus padres, Haroldo Antonelli y Belén Salvatore, ya encaraban en la intimidad un doloroso duelo a la espera de la peor noticia, que llegó ayer a la mañana.

Uno de los tíos de Renzo fue quien primero anunció el trágico desenlace. «Murió esta mañana, hace un par de horas», dijo el hombre. «Se fue tranquilo, tenemos que pensar que él está bien», agregó.

La causa Renzo recorrió todo el país y el mundo y provocó mensajes de apoyo de miles de personas en las redes sociales. (LaCapital)