Liberan a dos detenidos por el crimen de Chiara Páez en Rufino

Son la madre y el padrastro de Manuel, novio de la joven que fuera asesinada y enterrada en el patio de su casa. El chico es el único autor confeso que conmovió a todo Rufino.

Carolina G. y Carlos C., madre y padrastro del chico de 16 años imputado en el homicidio de Chiara Páez, la joven que apareció asesinada y enterrada en una casa de Rufino, fueron liberados tras la resolución Nº 47 dictada por el presidente de la Cámara de Apelaciones de Venado Tuerto, Fernando Vidal. En una audiencia de apelación celebrada el martes (pero cuyo resultado se conoció ayer) el magistrado revocó así la resolución del 10 de junio por la cual el juez Eduardo Bianchini había impuesto la prisión preventiva a los dos adultos, que ya estaban detenidos al igual que el novio de la adolescente, único autor confeso del crimen.

Ambos eran considerados por la fiscalía coautores del homicidio de Chiara y responsables de una práctica abortiva, algo a lo que el juez Bianchini había hecho lugar. Pero ayer Vidal ordenó la inmediata libertad de los acusados previa constitución de domicilio, más allá de que el Ministerio Público de la Acusación puede continuar investigando el hecho.

Es que luego de aquel primer fallo, la defensa de los imputados presentó un recurso de apelación de la prisión preventiva, que en primera instancia fue denegada. Luego los letrados insistieron con un planteo de inconstitucionalidad respecto a dicha denegación de la apelación y ahora finalmente la decisión de Vidal fue otorgar la libertad.

Uno de los abogados defensores de los imputados, Mariano Mascioli, planteó, entre otros puntos, irregularidades en el proceso; que «no se advierte la existencia de suficiente evidencia de cargo capaz de sostener, ni siquiera en grado de probabilidad, la participación de los imputados» en el homicidio, y que después de 90 días de detención «ninguna de las evidencias afirma la teoría del fiscal», en cuanto a la participación de los acusados en el homicidio agravado por el vínculo, femicidio y aborto no consentido por la víctima en calidad de partícipes necesarios. También consideró que la resolución de Bianchini es fruto de la retrotracción del proceso y renovación de los actos.

Asimismo, los defensores de los detenidos plantearon la ausencia de peligrosidad procesal de ambos, y que «no existe posibilidad cierta de entorpecimiento probatorio».

El extenso debate entre la defensa y la Fiscalía giró en torno a elementos como la presencia de sangre en distintos lugares de la casa donde fue hallada la víctima, el intento de ocultar evidencias, las llamadas telefónicos que se hicieron la noche del crimen y las presuntas inconsistencias en las declaraciones del menor en relación con los hechos.

La resolución. En su resolución, Vidal entiende que «no puede descartarse que Carlos C. y Carolina G. hayan participado en el homicidio, pero las pruebas existentes sólo permiten efectuar una hipótesis de sospecha», las que «no alcanzan para arribar al grado de probabilidad que requiere el 1º inciso del artículo 219 del Código Procesal Penal».

Vidal entendió que los dos adultos pudieron colaborar en la tarea de cubrir el pozo donde fue enterrada la víctima, o ser testigos visuales de cómo lo cubría el hijo de la mujer, pero de ninguna manera pudieron no ver ese montón de cosas en un sitio donde antes no estaban. Es indudable que debieron advertir la actividad que realizó Manuel V. (el novio de Chiara) una vez cometido el hecho, como pasar exaltado por dentro de su dormitorio, acostándose, levantándose, volviendo a salir», y que incluso «pudieron ayudarlo a esconder prendas en lugares donde fueron halladas».

Sin embargo, considera que tampoco está demostrada, a nivel de probabilidad, la teoría de la Fiscalía, aunque eso no puede descartarse en caso de aparecer nuevas pruebas. No obstante, para el magistrado «no existen pruebas directas que los involucren y las indirectas no permiten arribar al grado de convicción mencionada (de que fueron partícipes del crimen)».

En su resolución, y luego de una amplia argumentación sobre los distintos puntos en discusión, el magistrado consideró que «lo más probable es que los coimputados se hayan enterado después de cometido el hecho y hayan colaborado para encubrir lo ocurrido, pero en este caso no sería punible».

De este modo, consideró que «deber revocarse la resolución impugnada y en su lugar ordenar la inmediata libertad de los acusados previa constitución de domicilio, más allá de que la Fiscalía puede continuar investigando el hecho».

Intervinieron como representes del Servicio Público de la Defensa los abogados Mariano Mascioli y Pablo Domínguez, como representante del Ministerio Público de la Acusación de la ciudad de Rufino Mauricio Clavero y en representación de la parte querellante la abogada Natalia Ferrero.

El caso. Chiara Páez fue asesinada la madrugada del domingo 10 de mayo y su cuerpo apareció horas después enterrada en la casa de su novio, en la calle San Martín al 800 de Rufino, donde el chico convivía con su madre, sus padrastro y sus abuelos. Cuando el caso tomó estado público, también se conoció un detalle que se guardaba en un ámbito más reservado: que la joven cursaba un embarazo de ocho semanas.

El joven y los cuatro adultos fueron detenidos inmediatamente, aunque los abuelos recuperaron la libertad. El joven Manuel V. confesó ser el único autor del crimen, pero esto nunca resultó convincente para el Ministerio Público de la Acusación. El fiscal Clavero siempre tuvo la sospecha de que la pareja que quedó detenida debió haber participado del homicidio.

El caso conmocionó a Rufino y generó marchas para pedir Justicia y repudiar el caso, aunque los familiares de la joven siempre hicieron un llamado a la paz social.

(La Capital)