A los 80 años, murió “El Gallego” Alejandro Álvarez, mítico fundador de Guardia de Hierro

A la edad de 80 años, dejó de existir Alejandro Álvarez, el histórico dirigente peronista, creador de la organización Guardia de Hierro.

En el día de ayer, falleció “El Gallego” Alejandro Álvarez, mítico fundador de Guardia de Hierro, organización política de raigambre peronista que pregonaba la defensa de la doctrina peronista y la lealtad a la figura del General Juan Domingo Perón.

«El Gallego», considerado por muchos el último gurú peronista, colaboró durante toda su vida en la formación de cuadros, algo que lo apasionaba y que ocupaba la mayor parte de sus horas.

Álvarez, junto a Roberto «Pajarito» Grabois, y el dirigente santafesino Eduardo «Caito» Cevallo, pugnaron por conformar una sólida estructura militante que contribuyera a la vuelta de Perón a la Argentina, ya que ése era el objeto de su constitución. Guardia de Hierro llegó a reunir hasta ocho mil cuadros provenientes de distintas vertientes del pensamiento político argentino, de todos los estratos sociales y de todo el país. Por sus filas pasó, quien hoy detenta el cargo de Sumo Pontífice, el Papa Francisco, Jorge Bergoglio.

Roberto, Grabois, justamente, uno de sus compañeros de ruta, escribió en su cuenta de Facebook sobre la desaparición física de Álvarez:
«Falleció el ‘Gallego’ Álvarez. Mi alma se conmueve porque con él se va un trozo de mi historia, un pedazo de mi juventud militante. Lo conocí en la primavera de 1971. Yo regresaba de Madrid con el espíritu henchido por la grandeza de Perón y Alejandro lo reconocía. Él se comportaba como un hermano mayor. Había sido discípulo de César Marcos y Saúl Hecker y no tuve dudas que debía ser «primus inter pares» en la orga que nos proponíamos desarrollar. Así fue, construimos junto a cientos de jóvenes de todo el país la Organización Única para el Trasvasamiento Generacional y en junio de 1972 se la llevamos al General .
En Madrid convivimos dos meses con Caito Cevallo, Pedro González y el Chiche Gatica bajo el influjo del jefe. Frente a él, Alejandro siempre tuvo la humildad del soldado. En 1974 murió Peron y nuestros sueños se expandieron por distintos caminos…
Hoy, frente a la eternidad, solo me queda el recuerdo imborrable de aquel Alejandro del que fluía pensamiento peronista.
Que descanse en Paz».