Rosario volvió a llenarse de pintadas de Newell’s y Central a una semana de un nuevo clásico

Se intensificaron a una semana de que se dispute un nuevo clásico. Están en columnas, cordones, refugios del transporte y árboles.

A una semana de una nueva edición del clásico de la ciudad entre Rosario Central y Newell’s, vecinos de distintos barrios denuncian el recrudecimiento de las pintadas en viviendas y espacios públicos. Varias de estas personas que sufren las agresiones de forma reiterada reconocieron (sobre todo aquellas que viven en la zona del parque Independencia y de la cancha canalla) que temen hablar públicamente del tema y del costo que significa para sus bolsillos restaurar los espacios afectados.
Hay zonas de la ciudad donde la batalla por cubrir paredones y territorio es casi diaria. La colonización de lugares alcanza a cordones, refugios del transporte, columnas, sendas peatonales y hasta árboles.
El barrio República de la Sexta aparece como una de las zonas más calientes en la disputa por los paredones entre leprosos y canallas. En las últimas semanas incluso aparecieron en barrios como Irigoyen o San Francisquito nuevas o renovadas pintadas rojinegras, mientras que en la Rambla Catalunya se acrecentaron las auriazules.
En los últimos años hubo pedidos de los referentes de los clubes y reuniones oficiales con funcionarios apuntando a mejorar la convivencia y a reducir los niveles de violencia que nada tienen que ver con la pasión de los hinchas. También, una tímida sanción de la Justicia en febrero pasado, que ordenó el pago de 60 mil pesos y la realización de una probation a 17 hinchas de Newell?s, quienes fueron detenidos en los primeros días de febrero por realizar pintadas en distintos puntos de la ciudad.
Pero se evitó dar a conocer el lugar de la realización de esa probation ya que las autoridades admitieron que si trascendía la institución que los caracterizados hinchas estaban restaurando, podría sufrir nuevas pintadas del clásico rival
¿Quién financia estos gastos? El precio de la pintura no es barato para nadie: un balde de 20 litros para exteriores cuesta no menos de 350 pesos y puede llegar hasta los 2.000, una cantidad que alcanza (en el caso de una versión económica) a cubrir unos 100 metros cuadrados, según reseñan algunas pinturerías.
Mientras tanto, a través de sus impuestos, la ciudadanía desembolsa cotidianamente fondos para la recuperación de estos espacios vandalizados, que incluye también la reposición de luminarias y señalética pública. Por ejemplo, esta semana una cooperativa de trabajo, a las que el municipio les encargada estas tareas, estaba pintando de gris, una vez más, las barandas del viaducto Avellaneda.
Sin embargo, poco y nada queda hoy de la cal blanca con la se taparon precariamente a mediados de 2014 las inscripciones en paredes y columnas de distintos puntos de la ciudad. En aquella oportunidad, además del operativo que se montó para reparar los espacios dañados, el plan de recuperación de los barrios incluía la detención de quienes fueran hallados provocando el deterioro de distintos lugares. Pero no trascendió que se hubiese detenido a alguien en aquel operativo.
En estos días, en vísperas de un nuevo clásico, viviendas cercanas a la cancha de Newell’s aparecieron hasta totalmente tapadas de rojo y negro. En La Florida, en tanto, se volvieron a extender a la altura de la Rambla, por la costanera, las pintadas de azul y amarillo.
Los mismos. Autoridades gubernamentales, de seguridad y deportivas admitieron _por lo bajo_ que generalmente son siempre las mismos grupos de personas quienes toman la brocha para instalar los colores de sus amores futbolísticos. Y que en esta etapa, que incluyó el recambio de dirigentes en Newell’s, la atención está en lo que sucede en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) respecto de la Superliga y en la contratación de jugadores.
La extensión de cámaras de videovigilancia por numerosas avenidas y calles no inhibieron a ningún fanático para vandalizar espacios públicos y privados. Esas imágenes tampoco parecen haber despertado la preocupación entre los que manejan el Centro Integrado de Operaciones Rosario (Cior), creado «para preservar la convivencia y la seguridad ciudadana». Son 108 las cámaras instaladas en distintos corredores de la ciudad que operan de manera coordinada con el Centro de Monitoreo de la Movilidad.
La segunda gestión de la intendenta Mónica Fein se inició elevando de rango a Secretaría de Medio Ambiente y Espacio Público a un área que dependía de Servicios Públicos, con la intención de mejorar estos aspectos relacionados con la convivencia urbana. No obstante, hoy no hay una estimación oficial sobre cuánto se destina desde el municipio, por distintas vías, a reparación de este tipo de daños.
En cambio, las pintadas llaman la atención de los fanáticos que, en distintas redes sociales, como Facebook, montaron hasta páginas propias en las que reproducen cada mural nuevo que pintan o descubren en la ciudad, y a través de las cuales buscan «activar» a los «pibes», ya que «nadie ni nada nos puede parar» porque «las calles son nuestras». Así, alientan a enviar imágenes a estos sitios que tienen comunidades de 500 a 5.000 personas.
De todos modos, hay rosarinos que se reconocen hinchas de Central o Newell’s, pero que ven con indignación la degradación y violencia que provoca la vandalización de espacios públicos y viviendas particulares. Una modalidad que parece recrudecer en cada previa a un nuevo clásico, aunque sea por la copa provincial.
(La Capital)