Un policía que no se calló nada y fue baleado cuatro veces

Entre 2013 y el lunes Cejas fue víctima de cinco ataques, el último fatal. El siempre lo ligó a sus denuncias contra la corrupción de la fuerza

l menos cuatro veces había sido baleado Pablo Cejas antes del fatal ataque que terminó con su vida la noche del lunes. Como consecuencia de la tercera agresión, en 2013, apareció por primera vez en los medios de la capital provincial como un policía que había salvado su vida gracias a un chaleco antibalas.

«Tengo suerte, ¿no?», dijo sonriente Cejas al diario El Litoral en 2013 porque «podía contar el cuento» luego de haber sido baleado. Desde la camilla de un hospital el entonces cabo 1º narró que junto a dos compañeros de la Brigada Motorizada había ido a cargar combustible en barrio Chalet cuando recibió un balazo en el pecho.

Cejas, que salvó su vida por llevar el chaleco antibalas, consideró el ataque como un atentado contra la institución. «No fue dirigido a mí. Me pegaron a mí, pero en realidad le pegaron a toda la policía», dijo.

Y reveló que no era la primera vez que lo baleaban. El 1º de enero de 2012, en Playa Norte, vio a «dos vagos armados» y se bajó de su moto particular para «chequearlos. Hubo un enfrentamiento y recibí un tiro en la espalda y dos puñaladas en el brazo izquierdo. Pedí colaboración y detuvimos a los imputados».

El 2 de julio de ese año, en el mismo lugar: «Veo un muchacho con una escopeta recortada. Me bajo del móvil para entrevistarlo y bueno… me dispara. Varios perdigones me impactaron en rostro».

Denuncias

La siguiente balacera que sufrió Cejas, el 5 de junio de 2015, cambió todo. Fue a las 6, cuando transitaba en moto por la ruta 2 para ir a prestar servicios en el Comando Radioeléctrico de Recreo. Su moto se descompuso y él se detuvo para repararla. Entonces dos hombres se bajaron de otra moto y fueron directamente a dispararle. Recibió dos tiros: uno en el chaleco antibalas y otro en el casco. Si bien se dijo que se trató de un intento de asalto, Cejas explicó: «Yo no transo con la delincuencia y por eso me balearon».

«Me llama la atención que esto me ocurra a pocos días de que me trasladaran tras discutir con mi superior porque yo no transo con los narcos, ni con nadie. Me pasaron de la Motorizada al Comando Radioeléctrico de Recreo. Que cada uno saque sus conclusiones», sostuvo. Y agregó. «Tenemos órdenes de no meternos con los narcos. Hay una lista de los quioscos que no podemos allanar en Alto Verde, Los Hornos, Villa Hipódromo y otros barrios».

Atrincherado

Cejas volvió a ser noticia el 16 de julio de 2016 cuando en un bar de Guadalupe Este efectuó disparos al aire y amenazó con suicidarse. Pidió hablar con la prensa y volvió a denunciar la connivencia entre policías y narcos. Varias patrullas cercaron el lugar y Cejas habló por una radio. Entonces sostuvo: «Yo ya perdí todo, esposa, hijo, no me queda nada salvo una pistola que tengo ahora en la garganta. Que mi sangre caiga derramada».

Finalmente, el Grupo de Operaciones Especiales ingresó y redujo a Cejas. Si bien se evaluó pasarlo a disponibilidad, finalmente le abrieron una carpeta médica y le sacaron el arma reglamentaria.

En marzo pasado, Cejas volvió a los medios. Recordó los incidentes que había protagonizado, sus denuncias contra la policía y dijo que «el 80 o 90 por ciento de la fuerza no está de acuerdo con esas cosas, pero hay algunos que tienen manejos turbios y que le dan mal olor al uniforme. Muchos lo saben, pero por miedo no hablan».

El dolor de Nancy

«Yo lo acompañé todos estos años y hoy lo tengo en un cajón. Sólo quiero Justicia y que los que decían que eran sus compañeros estén aquí, que el ministro de Seguridad me dé una explicación de lo que pasó y que ordene de una vez a la policía. Lo tenían que callar sí o sí y lo mataron», dijo anoche Nancy, la viuda de Pablo Cejas, en el velatorio del suboficial.(La Capital)