Desidia socialista: Escuela fue inaugurada 3 veces y da clases sin gas, ni internet

Profesores, no docentes y alumnos reclamaron mejores condiciones de trabajo y estudio; y obras clave en las calles aledañas.

Tras sobrevivir a la ley federal de educación en los 90, al abandono y al saqueo de sus talleres en 2006, los gobiernos provinciales, desde hace más de una década, prometen convertir a la Técnica Nº 471 en una «escuela técnica modelo» e incluso un «polo educativo técnico».

Sin embargo, a poco más de un mes de una nueva inauguración y la concreción del traslado de todas sus instalaciones al predio de Junín entre Canning y Echeverría, continúa esperando la decisión política de convertirse en eso que tanto prometieron.

Es que en los viejos galpones del ferrocarril, docentes y alumnos trabajan sin gas y con mucho frío, tampoco hay servicio de internet en ninguno de los espacios, el ingreso de tierra se convierte en un barrial con las lluvias, los vidrios de parte de los talleres están rotos, no hay cantina para los alumnos ni sala de profesores; y todo eso se da en un contexto de falta de iluminación y poda del arbolado que expone a los alumnos y docentes en el ingreso a primera hora de la mañana y en la salida del turno noche a constantes robos, y situaciones de violencia.

Con esa lista de reclamos, docentes y alumnos fueron ayer al Ministerio de Educación, que prometió evaluarlos y dar una respuesta.

La protesta de profesores, no docentes y estudiantes que a diario concurren a los viejos galpones ferroviarios del parque Scalabrini Ortiz, detrás del Alto Rosario Shopping, estalló la semana pasada cuando un alumno llegó ensangrentado al establecimiento tras haber sufrido a metros del ingreso un violento robo.

«La situación de inseguridad que vivimos para entrar y salir de la escuela porque la falta de iluminación pública y también hacia dentro del predio, así como el arbolado que no tiene mantenimiento y hace del lugar una boca de lobo, se suma a un panorama edilicio adentro de la escuela que no contempla condiciones básicas para chicos y adultos que hacen doble turno por ser justamente una institución técnica», indicó Marisol Gileno, bibliotecaria del establecimiento, al explicar por qué ayer volvieron al Ministerio de Educación con una extensa lista de reclamos.

La costumbre de inaugurar

Los pedidos en la escuela tienen historia. Sus propios directivos denunciaron varias veces condiciones «infrahumanas» de trabajo y estudio, y recordaron que el lugar tiene en su haber varias inauguraciones —de los ex gobernadores Jorge Obeid y Carlos Reutemann—, hubo «tablerazos» organizados por los estudiantes exigiendo mejoras e incluso en octubre de 2012 un hombre apareció asesinado en el predio, lo que mostró la vulnerabilidad de las instalaciones.

Hace poco más de un mes, hubo un nuevo corte de cintas. Todas las áreas de la escuela pasaron a funcionar a los espacios de Junín y Canning, abandonando definitivamente el edificio históricamente alquilado de Vélez Sársfield al 600, pero nada de polo educativo modelo hay en ese espacio.

Docentes detallaron que un sector delantero del predio al que se accede por Junín no tiene luz, así como tampoco hay veredas y con las lluvias, para ingresar hay que atravesar un barrial; indicaron que no hay servicio de gas, lo que convierte el lugar «en una heladera, sobre todo en un edificio muy vidriado y con el sector de talleres donde muchos de los vidrios están rotos».

Además, «no hay sala de profesores ni un ámbito equipado para computación», indicaron los profesores.

Tampoco hay servicio de internet, lo que obliga por ejemplo a la secretaria de la escuela a movilizarse hasta la sede del Ministerio de Educación —a poco metros— para poder realizar gestiones que requieran ese servicio. Y teléfono fijo hay sólo en el sector de talleres, ya que en el resto del lugar se las «arreglan con los celulares, incluso en los casos de emergencia», puntualizaron.

La cantina es un capítulo aparte, ya que funciona en un área de servicios donde no sólo no hay gas, sino tampoco agua.

«La comida diaria de los chicos son gaseosas y galletitas, algo impensado desde el punto de vista de la alimentación saludable si tenemos en cuenta que hacen doble turno», relató la bibliotecaria.

En lo que coinciden todos, docentes, estudiantes, no docentes y delegados de Amsafé Rosario, es que «no están dadas las condiciones para trabajar y estudiar». O al menos, aseguran, no están dadas las condiciones para hablar de «escuela modelo».

«Estas escuelas hacen lo que pueden con lo poco que hay»

«Las escuelas técnicas están padeciendo recortes, y la mayoría lejos de ser modelo, hacen lo que pueden con lo poco que hay». Así lo aseguró el secretario de Técnicas de Amsafé Rosario, Pedro Pissinis, al referirse a la situación de la Técnica Nº 471 y señalar que «no es una isla, sino lo que sucede en muchos otros establecimientos». El dirigente apuntó a la Nación y dijo que «el gobierno subejecutó más de 2.700 millones de pesos para las técnicas de todo el país».

En el caso emblemático de la 471, el dirigente criticó «la política de la gestión provincial de poner parches y no ejecutar políticas de fondo», pero además apuntó a los millones que se anuncian en infraestructura.

«Hablan de miles de miles de millones en obras, y eso no se ve en las escuelas», recalcó Pissinis, y consideró que «o bien sigue siendo escasa la inversión ante la situación, o la invierten mal, porque se ve con dar una vuelta por los edificios escolares».

Para el representante gremial, a excepción «de las técnicas históricas y del centro, que fueron transferidas de la Nación y que son las que están mejor equipadas y en mejores condiciones, en la ciudad hay otra treintena de edificios que no tienen condiciones mínimas». Como ejemplo, puso el caso de establecimientos «de zona norte, con 400 alumnos hacinados en aulas que no tienen la capacidad suficiente».

«El Instituto Nacional de Educación Tecnológica está llevando adelante un recorte en las técnicas y sobre eso el gobierno de Santa Fe no ha hecho ningún reclamo», declaró. Con esa lista de reclamos, docentes y alumnos fueron ayer al Ministerio de Educación, que prometió evaluarlos y dar una respuesta.

La protesta de profesores, no docentes y estudiantes que a diario concurren a los viejos galpones ferroviarios del parque Scalabrini Ortiz, detrás del Alto Rosario Shopping, estalló la semana pasada cuando un alumno llegó ensangrentado al establecimiento tras haber sufrido a metros del ingreso un violento robo.

«La situación de inseguridad que vivimos para entrar y salir de la escuela porque la falta de iluminación pública y también hacia dentro del predio, así como el arbolado que no tiene mantenimiento y hace del lugar una boca de lobo, se suma a un panorama edilicio adentro de la escuela que no contempla condiciones básicas para chicos y adultos que hacen doble turno por ser justamente una institución técnica», indicó Marisol Gileno, bibliotecaria del establecimiento, al explicar por qué ayer volvieron al Ministerio de Educación con una extensa lista de reclamos.

La costumbre de inaugurar

Los pedidos en la escuela tienen historia. Sus propios directivos denunciaron varias veces condiciones «infrahumanas» de trabajo y estudio, y recordaron que el lugar tiene en su haber varias inauguraciones —de los ex gobernadores Jorge Obeid y Carlos Reutemann—, hubo «tablerazos» organizados por los estudiantes exigiendo mejoras e incluso en octubre de 2012 un hombre apareció asesinado en el predio, lo que mostró la vulnerabilidad de las instalaciones.

Hace poco más de un mes, hubo un nuevo corte de cintas. Todas las áreas de la escuela pasaron a funcionar a los espacios de Junín y Canning, abandonando definitivamente el edificio históricamente alquilado de Vélez Sársfield al 600, pero nada de polo educativo modelo hay en ese espacio.

Docentes detallaron que un sector delantero del predio al que se accede por Junín no tiene luz, así como tampoco hay veredas y con las lluvias, para ingresar hay que atravesar un barrial; indicaron que no hay servicio de gas, lo que convierte el lugar «en una heladera, sobre todo en un edificio muy vidriado y con el sector de talleres donde muchos de los vidrios están rotos».

Además, «no hay sala de profesores ni un ámbito equipado para computación», indicaron los profesores.

Tampoco hay servicio de internet, lo que obliga por ejemplo a la secretaria de la escuela a movilizarse hasta la sede del Ministerio de Educación —a poco metros— para poder realizar gestiones que requieran ese servicio. Y teléfono fijo hay sólo en el sector de talleres, ya que en el resto del lugar se las «arreglan con los celulares, incluso en los casos de emergencia», puntualizaron.

La cantina es un capítulo aparte, ya que funciona en un área de servicios donde no sólo no hay gas, sino tampoco agua.

«La comida diaria de los chicos son gaseosas y galletitas, algo impensado desde el punto de vista de la alimentación saludable si tenemos en cuenta que hacen doble turno», relató la bibliotecaria.

En lo que coinciden todos, docentes, estudiantes, no docentes y delegados de Amsafé Rosario, es que «no están dadas las condiciones para trabajar y estudiar». O al menos, aseguran, no están dadas las condiciones para hablar de «escuela modelo».

«Estas escuelas hacen lo que pueden con lo poco que hay»

«Las escuelas técnicas están padeciendo recortes, y la mayoría lejos de ser modelo, hacen lo que pueden con lo poco que hay». Así lo aseguró el secretario de Técnicas de Amsafé Rosario, Pedro Pissinis, al referirse a la situación de la Técnica Nº 471 y señalar que «no es una isla, sino lo que sucede en muchos otros establecimientos». El dirigente apuntó a la Nación y dijo que «el gobierno subejecutó más de 2.700 millones de pesos para las técnicas de todo el país».

En el caso emblemático de la 471, el dirigente criticó «la política de la gestión provincial de poner parches y no ejecutar políticas de fondo», pero además apuntó a los millones que se anuncian en infraestructura.

«Hablan de miles de miles de millones en obras, y eso no se ve en las escuelas», recalcó Pissinis, y consideró que «o bien sigue siendo escasa la inversión ante la situación, o la invierten mal, porque se ve con dar una vuelta por los edificios escolares».

Para el representante gremial, a excepción «de las técnicas históricas y del centro, que fueron transferidas de la Nación y que son las que están mejor equipadas y en mejores condiciones, en la ciudad hay otra treintena de edificios que no tienen condiciones mínimas». Como ejemplo, puso el caso de establecimientos «de zona norte, con 400 alumnos hacinados en aulas que no tienen la capacidad suficiente».

«El Instituto Nacional de Educación Tecnológica está llevando adelante un recorte en las técnicas y sobre eso el gobierno de Santa Fe no ha hecho ningún reclamo», declaró. Por Eugenia Langone/La Capital