Obama recibió al presidente chino para poner paños fríos a las diferencias y reforzar las relaciones

«Los últimos 30 años fueron un tiempo de crecientes intercambios y entendimiento entre Estados Unidos y China. Con esta visita podemos sentar las bases para los próximos 30 años», dijo Obama en la detallista y fastuosa recepción de alfombra roja para Hu en el Jardín Sur de la Casa Blanca.

Antes de iniciar conversaciones que se espera busquen poner paños fríos a diferencias entre las dos mayores superpotencias, Obama dijo que China y su país tienen un gran potencial de provechosa colaboración, pese a reconocer que «algunos dudan de los beneficios de la cooperación» bilateral.

«Tenemos un enorme interés en el éxito mutuo», prosiguió Obama, antes de abordar una de las áreas de discrepancias entre Washington y Beijing: los derechos humanos.

«La historia muestra que las sociedades son más armoniosas y las naciones más exitosas y el mundo más justo cuando se cumplen los derechos y responsabilidades de todas las naciones, incluyendo los derechos universales de todos los seres humanos», señaló Obama, citado por la cadena de noticias CNN.

En respuesta, Hu dijo que las relaciones entre los dos países deben basarse sobre el «respetuo mutuo» hacia los intereses principales de cada uno y la vía elegida en busca del desarrollo, en una insinuación de los límites que China espera de Washington en sus reclamos sobre política cambiara o derechos humanos.

Tras la recepción, que incluyó la inspección de una guardia de honor y el saludo protocolar de Hu con miembros del gabinete de Obama, los mandatarios iniciaron una entrevista a puertas cerradas en el Salón Oval para discutir cuestiones internacionales y de la relación bilateral.

Acto seguido, en un evento que simboliza el constante aunque por momentos difícil acercamiento entre la economía más poderosa del mundo y la de crecimiento más rápido, los presidentes tenían previsto reunirse en la oficina de gabinete con una delegación de empresarios chinos y estadounidenses.

Tras la reunión se realizará una conferencia de prensa en la misma Casa Blanca, algo inusual para Hu, quien se espera enfrente preguntas potencialmente incómodas sobre los derechos humanos en China o el encarcelamiento del sucesor de Obama como premio Nobel de la Paz, el activista pro democrático Liu Xiabao.

La visita de Hu se enmarca en una complicada relación entre Washington y Beijing, particularmente en torno al valor de la moneda china, el yuan -a la que Washignton considera artificialmente subvaluada-, el acceso a Internet, el tema tibetano y la venta de armas estadounidenses a Taiwan.

La agenda de Hu y su anfitrión -quien visitó Beijing en noviembre de 2009- estará también centrada en otros ríspidos temas como la situación en la península coreana y el programa nuclear iraní.

Hu llegó ayer por la tarde a Washington y fue recibido con honores militares, antes de ser agasajado con una cena casi íntima en la Casa Blanca presidida por Obama, una deferencia que Estados Unidos reserva para muy pocos visitantes.

Hoy por la noche, Obama y Hu brindarán el uno por el otro en una cena de Estado en la Casa Blanca que es apenas la tercera gala de su tipo en los dos años de presidencia de Obama.

En una señal de presiones políticas internas, la Casa Blanca defendió ayer la invitación a Hu e insistió en que no callará preocupaciones de Washington sobre los derechos humanos en China.

El mandatario chino tiene previsto visitar Chicago y reunirse con empresarios estadounidenses antes de regresar a China el viernes.