Vecinos de Timbúes reclaman el cierre de un horno incinerador de residuos

Aseguran que el humo de la quema de basura tóxica de la empresa, que está en Puerto San Martín, contamina el ambiente de toda la zona.

Por Luis Emilio Blanco/La Capital

Un grupo de vecinos autoconvocados de la localidad de Timbúes, lucha desde hace tiempo para que un horno incinerador de residuos peligrosos que está ubicado a menos de un kilómetro de sus casas, sea trasladado a un sitio donde no afecte la calidad de vida de los vecinos.

Se trata de la firma Pelco SA que, afirman los vecinos, que desde hace casi una década todo el vecindario convive con malos olores y una densa niebla que irrita las mucosas, provoca afecciones respiratorias y agrede su piel, entre otras dolencias.

Según relató José Febré a LaCapital, quieren que «de una vez por todas se haga algo con esta firma que sin ningún tipo de control y con demasiados avales hace años afecta la calidad de vida incinerando residuos peligrosos, desde desechos clínicos humanos y de animales, medicamentos, hidrocarburos, bifenilos policlorados (PCB) y metales como el cromo hexavalente, mercurio o arsénico —por mencionar solamente algunos de los materiales de los que en ese lugar se manipulan— y el humo, producto de la quemazón, que se expulsa al ambiente contaminando todo».

Tarea necesaria

«Somos conscientes que debe existir una empresa que se haga cargo de deshacerse de los residuos peligrosos y sabemos que la firma también proporciona una fuente laboral, pero entendemos que en este caso, las cosas no se están haciendo de la forma correcta y está en peligro la salud de toda la población», indicó Febré.

Los autoconvocados realizaron denuncias en más de una ocasión ante las secretarías de Medio Ambiente de la provincia y de la Nación, pero según Febre «en vez de tratarnos como vecinos que plantean una problemática a solucionar terminan siempre defendiendo los intereses de la empresa. Incluso luego del último incendio que sufrió la empresa, solicitamos su cierre y traslado, pero nunca obtuvimos una contestación».

Historia

«La empresa se instaló en el año 2008 en Puerto San Martín con el nombre Termosan Ecologics System, pero estuvo primero radicada en Villa Constitución y cuenta con un prontuario de faltas ambientales. En su momento el horno fue cerrado por la Coalición Ciudadana Anti-incineración por perjudicar la salud de un barrio entero de Villa Constitución en 2005», contó Febre.

Tras querer instalarse en varias ciudades del cordón industrial rosarino logró ubicar su horno cerca de Timbúes y allí comenzó el padecimiento de los vecinos que, a partir de 2010 constataron que los olores nauseabundos y la humareda se incrementaron considerablemente.

«En 2011 ocurrió un incendio con una explosión donde se produjo la incineración de grandes cantidades de residuos peligrosos a cielo abierto. En ese momento ni la empresa, ni la provincia realizaron informes o constataciones del daño ambiental que produjo esa circunstancia», indicó el vecino, que además señaló que la firma tras ese suceso cambió su nombre y pasó a llamarse Termosan.

«Hasta el 2011 Termosan incineraba un promedio de dos toneladas diarias y luego del incendio se instaló un horno nuevo con mayor capacidad. Además la empresa volvió a cambiar su denominación por la que actualmente se la conoce (Pelco SA), levantó nuevamente las estructuras dañadas y pasó a incinerar más de 35 toneladas diarias de residuos peligrosos a partir de 2012», dijo.

Ex empleado

En 2013, Febre ingresó a trabajar en la planta, desconociendo que era ahí donde se originaba el humo y los olores que afectaban el barrio donde habitaba con su familia. «Enseguida me di cuenta de cuál era el origen de los olores y pude constatar que en el horno se quemaba cualquier cosa, desde tubos de luz fluorescentes que contienen mercurio hasta pilas, baterías y radioisótopos radiactivos para radiografías sin el tratamiento previo que debe darse a este tipo de residuos sumamente peligrosos», mencionó.

«La empresa cobra millones para deshacerse de este tipos de materiales. Tiene como clientes a firmas muy importantes y lo único que hace es quemar las cosas», remarcó.

A medidos de 2013, Febre fue despedido. «Me echaron porque se dieron cuenta de que yo hacía demasiadas averiguaciones sobre la actividad de la empresa. En solo dos meses fui testigo de un montón de irregularidades y tras la muerte de mi abuelo y el nacimiento de mi hija, mi lucha contra esta empresa comenzó a tomar forma e intensificarse».

Autoconvocados

A partir de ese momento, los vecinos comenzaron a reunirse para ver qué podían hacer para contrarrestar la situación de contaminación en la que estaba la población de Timbúes. «Lo que no podemos entender es cómo la empresa logra saltarse los controles y seguir funcionando sin problemas mientras nosotros hay días que no podemos salir de nuestras casas por el humo y los olores. Por eso fue un logro y un gran alivio para la población que la firma no haya trabajado en todo enero pasado».

Febre destacó además que «si bien nosotros nos encerramos y tratamos que el humo no ingrese a las viviendas sabemos que igual lo respiramos y que afecta un radio de 12 kilómetros a la redonda. Y aunque tras nuestras denuncias la empresa paró e hizo una especie de lavado de cara en su fachada, conocemos que el horno es el mismo, que no da para más y que los primeros perjudicados son los trabajadores de la firma que no cuentan con ninguna protección y no tienen medidas de seguridad mínimas como una máscara mientras trabajan turnos de 12 horas».

«En julio de este año hubo una nueva explosión en un galpón de la empresa y ese incendio alarmó al pueblo entero y tuvimos que evacuar el barrio por el humo producido por el incendio de elementos tóxicos al aire libre, que ardieron 12 horas. Sin embargo desconocemos que se hayan hecho informes de impacto ambiental».(Luis Emilio Blanco/La Capital)