Procesaron a quince integrantes de una red de venta de drogas

Fueron detenidos tras el secuestro de 104 panes de marihuana que llegaban a Rosario desde el Bajo Flores. Dos de ellos están señalados como jefes

Quince personas fueron procesadas en la Justicia federal por integrar una red de venta de drogas al menudeo en Rosario y ciudades vecinas. El grupo cayó el 30 de noviembre pasado cuando la Policía Federal incautó casi cien kilos de marihuana que llegaban en una Toyota Hilux a una casa del sudoeste rosarino. La carga provenía de la villa 1-11-14 del barrio porteño del Bajo Flores, donde residía el acusado de suministrar la droga. En 25 allanamientos que se sucedieron ese día fueron detenidos los acusados de intervenir, con distintos roles, en el delito de comercio agravado de estupefacientes. Dos de ellos en carácter de organizadores.

Los acusados de integrar la red de venta estaban siendo sometidos a escuchas desde hacía siete meses, lo que permitió interceptar un cargamento de 104 panes de marihuana cuando llegó a un punto de acopio de Cullen y Amenábar. La investigación que llevó adelante la fiscalía federal Nº 3 detectó el funcionamiento de una organización madre que se subdividía en cinco grupos, cada uno con su respectivo jefe. Según se desprende del procesamiento, se trata sobre todo de estructuras familiares en las que se repartían los roles de acopio, fraccionamiento, cobro y venta de la droga.

A casi dos meses de aquel operativo, el juez Marcelo Bailaque dictó el procesamiento de quince acusados. La mayoría fueron enviados a juicio por el delito de comercio de estupefacientes agravado por la intervención organizada de dos o más personas, mientras que dos ciudadanos bolivianos que trajeron a Rosario la carga incautada responderán por el delito de transporte de estupefacientes. Los imputados Carlos Alberto «Tuerto» Monzón y el paraguayo Arnaldo Duré Flores fueron procesados como organizadores.

Entre los implicados se encuentra un policía de la comisaría 19ª, Mario Alberto Zárate, a quien se le reprocha haber aportado datos y protección a uno de los jefes (ver aparte). Salvo tres personas que obtuvieron la libertad bajo caución, el resto están en prisión preventiva. Para los señalados como organizadores el juez trabó un embargo de 4,5 millones de pesos y dispuso la misma medida por 2.250.000 pesos para el resto de los implicados.

La pista de Villa Moreno

La investigación nació como un desprendimiento de otra causa federal contra Daniel «Teletubi» Delgado, condenado a 21 años de prisión por el triple crimen de villa Moreno del 1º de enero de 2012. Siguiendo la pista de escuchas, el 30 de noviembre pasado se hallaron 98 kilos de marihuana en una camioneta Toyota Hilux estacionada en Cullen al 3000. Cuatro personas fueron detenidas al momento de la entrega a bordo de un Renault Duster, entre ellos Duré Flores, el acusado como proveedor. En otros allanamientos se secuestraron celulares, armas de fuego, balanzas, envoltorios con marihuana y medio kilo de cocaína.

De acuerdo con la resolución los detenidos integraban «una organización dedicada al tráfico ilícito de estupefacientes que funcionaba al menos desde el mes de abril de 2016». A partir de las escuchas, seguimientos y filmaciones, Bailaque advirtió una «organización madre» con un abastecedor común para cinco cabecillas que realizaban con él transacciones de «cantidades abultadas de sustancias».

Por debajo de esos jefes se abrían cinco ramas, cada una con sus integrantes que en general son parientes o allegados del líder y que cumplían roles diferenciados. De los cinco organizadores —todos ellos mencionados en el texto judicial con nombre y apellido— dos integran esta lista de procesados y otro está prófugo.

Uno de los primeros datos que surgieron de la pesquisa es que Monzón y otros dos jefes se abastecían de un hombre al que llamaban «Paraguayo» y que vivía en la ciudad de Buenos Aires, luego identificado como Duré Flores. Se realizaron seguimientos de los viajes que hizo Duré Flores en su Renault Duster hasta Rosario para reunirse con Monzón, generalmente en una gomería de Avellaneda y Gaboto. Allí, según la resolución, el proveedor hacía entrega de la carga o cobraba su venta.

En las escuchas el juez encontró alusiones veladas a la venta de cocaína y marihuana, consignadas como «la negra y la blanca», lo grande y lo chiquito», «la milanesa de la primera tanda», «cinco tarros de la pintura cara», «pucho», «escama», «azúcar», «verdura» o «yerba».

Los roles

Carlos Alberto Monzón fue considerado organizador de una red de venta porque mantenía conversaciones directas con Duré Flores, a quien le solicitaba drogas o hacía reclamos si no recibía la cantidad requerida. «Yo tengo todo contadito y pesadito, fíjate pa», le advierte en una ocasión. En otra charla le dice: «Vos te venís completito y te cierro la cuenta». Su liderazgo o «rol superior» también se desprende, según Bailaque, de las órdenes que impartía a su entorno.

En una escucha, según consigna el procesamiento, le recrimina a un colaborador haberle dado un «pedazo» a otra persona para vender sin su autorización: «Vos no le tenés que dar nada a ellos para vender porque ahora en el barrio tengo quilombo yo». Como sus asistentes, Jonatan Savan y María Angélica Larenti fueron acusados de acopiar y fraccionar drogas en la casa de la calle Cullen donde vivía la pareja y donde se produjo la entrega de los 104 panes.

Rodolfo Larenti —hermano de la mujer y al igual que ella ya en libertad— fue acusado de acopiar drogas en su casa de Estado de Israel al 3000. En tanto que Patricia Mabel Araujo, pareja de Monzón, sería quien se encargaba de la venta y el control del dinero.

Los bolivianos Marbenl Mercado Pena y Gladys Yaneth Aguilar Cuellar fueron acusados del delito de transporte porque «no sólo transportaron la marihuana de Duré Flores sino que éste se encontraba detrás verificando la entrega, lo cual evidencia su participación en la organización criminal».

A María Angélica Barrreto, pareja de otro sindicado como jefe al que le dicen «Lalo», se la acusó de realizar tareas de fraccionamiento. A la madre del cabecilla, Ramona Escobar, de acopiar mercancía en su casa de Felipe Moré al 3800. También como colaboradores de Lalo fueron procesados Daiana Jorgelina Yanet Martínez, Antonela Estefanía Trovato y Pablo Sebastián Aponte (este último en libertad), a quienes las escuchas ubican encargándose de la venta. (La Capital)