Cerró «El Gran Pipón», histórica empanadería de la ciudad

La empanadería bajó persianas, tal como en su momento lo hicieron Casa Bleger, Bar Olimpo, Galería Dominicis, Alternativa, entre muchos otros.

Este martes se conoció la noticia del cierre de El Gran Pipón, la clásica empanadería rosarina que funcionó durante 37 años en Italia y 3 de Febrero. Se trata de un nuevo caso de un clásico rosarino que deja de funcionar, aquejado por los altos costos.

En los últimos tres años se multiplicaron las desapariciones de comercios céntricos con una dilatada trayectoria o un amplio reconocimiento en la ciudad. Tarifazos en los servicios públicos, aumento alquileres y bajas ventas por el menor consumo fueron algunos de los motivos fundamentales.

Allí aparecen casos como el de la Casa Bleger, Paso de Los Libros, Bar Olimpo y el propio El Gran Pipón. Otros quedaron en el camino por falta de inversiones (Galería Dominicis), mientras que también hubo quienes se quejaron por excesivas trabas burocráticas (Paco Tío).

Pero en el medio también se produjeron importantes transformaciones en los gustos y costumbres de los rosarinos, y muchos no supieron (o no quisieron) adaptarse a tiempo a los cambios en la demanda, o quedaron rezagados ante la aparición de nueva competencia.

Tal los casos del bar Luna, con el rock y el pop en declive y el ascenso de la cumbia y el reggaeton, y de zapatería Cheney, que no logró actualizar nunca su catálogo.

Hubo nichos en los que hubo una mayor concentración, como en el caso de las librerías, con Ameghino y Ross que fueron absorbidas por Cúspide.

También la tecnología hizo lo suyo, con el streaming y la posibilidad de bajar contenido audiovisual de forma gratuita por internet. Esto significó la muerte para el videoclub Alternativa y el cine Madre Cabrini.

Pero vale decir que estos cierres, y muchos otros, fueron seguidos por aperturas de nuevos locales, marcas y rubros, que alteraron profundamente el mapa comercial rosarino.

En algunos casos quienes tomaron el relevo en los nichos afectados fueron grandes cadenas internacionales, como Showcase y Hoyts en los cines. En otros –como empanaderías- aparecieron franquicias nacionales que coparon la ciudad El Noble y Morita, acompañadas por un boom gastronómico en Pichincha con sello local que también reconfiguró el negocio de bares.

Y por otro lado, los modernos shoppings de zona norte y del centro se quedaron con el negocio que supo iniciar Galería Dominicis. (Vía Rosario)