Atentan contra subcomisario que investigó a Los Monos

Balearon un almacén ubicada en Gálvez al 5900, justo al lado de una propiedad del oficial Luis Quevertoque.

El frente de un almacén de zona oeste lindero a la casa de un jefe policial que investigó a la llamada Banda de Los Monos apareció con al menos tres balazos en la madrugada del sábado. Esa despensa es contigua a un pasillo donde está la casa donde vive el subcomisario Luis Alberto Quevertoque. Ambos domicilios llevan el mismo número catastral.

El incidente fue denunciado por el mismo Quevertoque en el Ministerio Público de la Acusación (MPA) y se produjo casi de manera simultánea al ataque a tiros contra una vivienda de Lomas de Alberdi vecina a la del inspector Luis Lotito, otro integrante de la misma sección policial que investigó a Los Monos en la etapa inicial de la causa por asociación ilícita que en abril pasado condenó a 19 de las 25 personas juzgadas.

Esta balacera fue incorporada al legajo donde se acumulan los ataques contra viviendas que ocuparon jueces y policías que tuvieron intervención en causas de la organización liderada por miembros de la familia Cantero de barrio La Granada. Los casos están bajo el control de los fiscales Valeria Pedrana, Natalia Benvenuto y David Carizza, de la Unidad de Delitos Complejos y Económicos, y se investigan bajo la pauta de que tienen un origen común.

«Unos diez golpes»

La madrugada del sábado fue reportado al 911 que el frente de una despensa de Gálvez al 5900 había sido blanco de disparos de armas de fuego. Quevertoque dijo en la denuncia que no había advertido lo ocurrido. Su casa está en el interior de un pasillo vecino al comercio.

Para Yolanda y Cacho era una noche más. Hasta que sobre las 3 de la mañana fueron despertados por «unos diez golpes» en la puerta de la granja que montaron en el garaje de su casa. Los dueños de la granja, de unos 70 años, son jubilados y pusieron el negocio para «ayudar al sueldito». Ayer estaban asustados tras contar en el interior de su negocio cinco balas calibre 9 milímetros que les arruinaron dos exhibidoras de mercadería y un tanque de aceite que fraccionan para vender por litro.

El matrimonio vive allí desde hace 23 años y su vecino policía «hace como diez», estimaron. «Escuché muchos ruidos en la puerta porque duermo en la habitación que da a la calle. En eso me llama mi vecina y me dice que no saliera a la calle, que había muchos ruidos tanto en mi casa como en el frente de la de ella».

«Cuando pararon los golpes (por los disparos) me levanté y vine al negocio. Cuando entré primero no vi nada pero al llegar a la puerta de la granja estaba todo el piso lleno de aceite. Era porque perforaron un tanque que tenemos ahí», recordó la mujer. Los tiros fueron, según la dueña de casa, «a las tres de la mañana». Cuando prendió las luces se encontró con que las balas entraron hasta una fiambrera, una exhibidora, una vitrina y le afectaron la vidriera, lugar por donde ingresaron las balas al negocio.

«Mi vecina llamó a la policía y al rato vinieron los de la PDI (Policía de Investigaciones) y sacaron fotos y todo», contó la mujer. Cacho, su marido, comentó: «Estamos un poco asustados. Nosotros no tenemos problemas con nadie así que se confundieron».

Auto negro

A partir de lo que le contó un vecino, Cacho relató que los agresores llegaron en «un auto negro que se paró en la puerta y de ahí salieron todos los tiros. Después agarró por Gálvez hasta Lima, dio la vuelta a la manzana y lo vieron pasar por Solís para el lado de 27 de febrero».

Cacho contó que la casa de su vecino, un pasillo ancho donde hay tres departamentos en uno de los cuales vive la familia del policía, no tiene numeración catastral, por lo que es posible que quienes balearon la casa hayan tenido esa dirección pero ignoraban que en esa dirección sólo había una granja.

Según le dijo la PDI al matrimonio se recogieron en total ocho vainas calibre 9 milímetros. «Nosotros dormimos sobre la calle, si le daban a la ventana las balas entraban directo al cuarto y podríamos estar muertos», evaluó Yolanda, todavía con temor por lo que pudo haber pasado.

Secuencia

Quevertoque fue segundo jefe de la Brigada Operativa de la División Judiciales que conducía el comisario Cristian Romero y que colaboró de manera estrecha con el juez Juan Carlos Vienna cuando el magistrado estuvo a cargo de la causa de Los Monos en 2013. El 27 de noviembre pasado declaró como testigo en el juicio contra esa organización con un aporte que los jueces recogieron al fundamentar el fallo. Hoy se desempeña en la División Personal de la Unidad Regional II.

El incidente fue horas después del ataque en Braille al 1400 a una casa en la que durante doce años vivió el inspector Lotito que investigó a Los Monos en la misma brigada que Quevertoque. Lotito se mudó de esa casa el año pasado.

Estos ataques a policías se suman a una serie de balaceras contra casas que ocuparon funcionarios judiciales, o familiares, que en distintas etapas participaron de la investigación y condena a la banda de Los Monos. El 29 de mayo una vivienda de Italia al 2100, frente a la seccional 5ª fue rociada a balazos desde una moto y una casa de Montevideo al 1000 fue blanco de un hecho idéntico, con tiradores que pasaron en un auto, en menos de dos horas. En ambos lugares había residido el juez de Sentencia Ismael Manfrin, quien presidió el tribunal que condenó a Los Monos.

El 9 de junio una casa de Buenos Aires y pasaje Iwanowski fue acribillada a balazos. Allí vive la ex esposa del juez Vienna. El 20 de junio, después de las 21, desde un auto atacaron a tiros la casa de Laprida al 3600 donde reside Juan Carlos «Tito» Vienna, padre del magistrado. Nadie resultó herido y una de las balas perforó una abertura y se incrustó en una columna del comedor de la residencia.

Los investigadores del MPA tienen como hipótesis fundamental que estos hechos están conectados. Recibieron testimonios que señalaban al entorno de Los Monos como autores.

En un caso uno de los aportantes fue incluido en un Programa Nacional de Protección de Testigos y sacado del territorio santafesino pero incurrió en una conducta que fue considerada llamativa: a los pocos días de brindar su declaración fue sorprendido haciendo compras en Rosario lo que desvirtuó, para los investigadores, su credibilidad. Hoy suponen que su testimonio pudo haber sido vertido para generar confusión.

El Ministerio de Seguridad de la provincia ofreció refuerzo de seguridad a personas que intervinieron en distintas etapas de las causas de Los Monos: jueces, fiscales, funcionarios judiciales y policiales. También para trabajadores de prensa. Para los que las acepten se están instalando cámaras de vigilancia y protecciones balísticas consistentes en blíndex rodantes montados sobre estructuras de aluminio que resguardan aberturas. Asimismo se dispusieron custodias. (La Capital)