La carta suicida de Alan García: «Dejo mi cadáver como muestra de desprecio a mis adversarios»

El texto fue leído por su hija, durante el velatorio. El ex mandatario se pegó un tiro el miércoles cuando iba a ser detenido.

El expresidente peruano Alan García , quien se suicidó el miércoles de un disparo en la cabeza cuando iba a ser detenido por un caso de corrupción vinculado a la empresa brasileña Odebrecht , les dejó una carta a sus seis hijos que fue leída en su velorio.

«Les dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones; a mis compañeros, una señal de orgullo. Y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios porque ya cumplí la misión que me impuse», había escrito el exmandatario.

Según publicó el diario El Comercio, su hija Luciana García Nores fue quien leyó la carta en voz alta en el velatorio llevado a cabo en la Casa del Pueblo, sede central del Partido Aprista Peruano (APRA), en la ciudad de Lima.

La carta comienza con García refriéndose a su papel como político y miembro del aprismo. «Cumplí la misión de conducir el aprismo al poder en dos ocasiones e impulsamos otra vez su fuerza social. Creo que esa fue la misión de mi existencia, teniendo raíces en la sangre de ese movimiento», asegura el ex presidente.

«Por eso y por los contratiempos del poder, nuestros adversarios optaron por la estrategia de criminalizarme durante más de 30 años, pero jamás encontraron nada y los derroté nuevamente, porque nunca encontrarán más que sus especulaciones y frustraciones», prosigue.

Luego detalla como «en este tiempo de rumores y odios repetidos» pudo ver cómo «se utilizan los procedimientos para humillar, vejar y no encontrar verdades».

Alan García continúa diciendo que por muchos años se situó «por sobre los insultos» y subrayó que «el homenaje de mis enemigos fue argumentar que Alan García era muy inteligente como para que ellos no pudieran probar sus calumnias».

«He visto a otros desfilar esposados exhibiendo sus miserias, pero Alan García no tiene porqué sufrir mas injusticias», agrega.

Por último, señala que deja su cadáver «como una muestra de mi desprecio a mis adversarios, porque ya cumplí la misión que me propuse».

Luego de haber sido uno de los principales protagonistas de la política peruana en los últimos 40 años, el expresidente Alan García (1985-1990 y 2006-2011) no resistió la afrenta de la cárcel y se suicidó de un disparo en la cabeza. Su muerte generó una fuerte conmoción en Perú , donde los últimos cinco exmandatarios enfrentaron causas judiciales.

El Ministerio Público investigaba si el expresidente había cometido delito de lavado de activos, tráfico de influencia y colusión, debido a sospechas de que recibió sobornos de Odebrecht para adjudicarle la construcción de una línea del subte de Lima.

García, de 69 años, murió el miércoles en el hospital limeño Casimiro Ulloa casi cuatro horas después de haberse disparado en el dormitorio de su casa del barrio de Miraflores. Seis policías se aprestaban a detenerlo y allanar su domicilio. Dos días antes, en lo que ahora se interpreta como una despedida en la última entrevista periodística con la cadena RPP, había dicho: «Soy cristiano. Creo en la vida después de la muerte. Creo tener un pequeño sitio en la historia del Perú. Ratifico la limpieza de mis actos y mi aversión a tener los millones que muchos creen que yo tengo». (La Política Online)