Ley de Necesidad Pública: ¿Un juego de espejos rotos?

“Esta ley no cierra sin delegación de facultades; no creo que el Poder Ejecutivo no las incluya en el nuevo mensaje, por más que el Gobernador Perotti se haya comprometido a no hacerlo ante las autoridades y legisladores de nuestro Partido”, afirmaban los diputados – y senadores- radicales, luego de que Omar Perotti recibiera en Casa de Gobierno a una delegación partidaria para conversar sobre el inminente envío al Parlamento de la Ley de Estado de Necesidad Pública.

Los legisladores pudieron comprobar cuatro días más tarde que efectivamente tenían razón: según el análisis que hicieran del proyecto ingresado el pasado viernes por Senadores, nada menos que 11 artículos otorgan “facultades extraordinarias” al Poder Ejecutivo por parte del Poder Legislativo.

Tampoco el Poder Ejecutivo cumplió – según dicen desde todo el arco opositor- con el compromiso asumido ante los distintos sectores políticos que visitaron al Ministro de Gobierno Estéban Borgonovo, quien les aseguraba que esta vez las iniciativas no irían en paquete como el año pasado: el mensaje del Poder Ejecutivo ingresado al Senado sostiene el «estado de necesidad pública en materia social, alimentaria, sanitaria, de contrataciones públicas, financiera y de seguridad”.
Naturalmente que desde el oficialismo se defenderá el texto de la ley aduciendo que no existen tales “facultades delegadas”, y que si así fueren serían por un lapso de tiempo determinado en el plexo. Para la oposición el tema es muy serio: “no hay estado de necesidad sin declaración de estado de excepción, que no implique una delegación de facultades que suspende de alguna manera el andamiaje institucional”. Y replican: “nosotros no votaremos eso”, tal cual definió el presidente del bloque de diputados radicales Maximiliano Pullaro.

Un diálogo entre sordos, un juego de los espejos rotos, como ocurre con los números que dieron origen a la elaboración de las leyes de emergencia que terminaron mal para el oficialismo el anteúltimo día del año pasado en la Cámara de Diputados.
Cifras en rojo que el FPCyS refuta de manera tajante. Entonces, si no hay motivos para las emergencias, ¿por qué habría que considerarlas siquiera?.

En su afán por disciplinar políticamente a la oposición, el Gobernador Perotti está cruzando límites delicados, que ya ponen en estado de alerta al propio oficialismo parlamentario, como por ejemplo no enviar las partidas presupuestarias a la Cámara de Diputados: “esto es inaudito, en los anales de la legislatura no figura una actitud semejante”, memoraba, perplejo, el diputado Demócrata Progresista Gabriel Real el pasado jueves, luego de que la Comisión de Labor Parlamentaria decidiera- por unanimidad – encomendarle al Secretario Administrativo de la Cámara que reclame al Ministerio de Economía las partidas que corresponden.
Peor aún fue el malestar cuando los diputados se enteraron que la Cámara de Senadores recibió sus remesas. El presidente de la Corte Suprema de Justicia Rafael Gutiérrez se está quejando por lo mismo.
El fastidio del oficialismo quedó evidenciado en el transcurso de la sesión: el oficialismo no respondió ninguno de los cáusticos discursos del FPCyS hacia el gobierno.

Radicales y socialistas se despacharon a gusto contra el Poder Ejecutivo fundamentando pedidos de informes, como por ejemplo el que requiere conocer el monto del Fondo Único de Cuentas Oficiales – FUCO – al 31 de enero, y su utilización a la misma fecha; monto de los plazos fijos del Tesoro al 31 de enero y el saldo de las cuentas del Tesoro Provincial a esa fecha. Una vez, el por entonces diputado provincial rafaelino (PDP) Mario Verdú nos dijo que “cuando los legisladores hacemos un pedido de informes, generalmente es porque ya tenemos evidencias; solo buscamos que la confirme el gobierno”. La oposición desliza en los pasillos que el FUCO tendría disponible una considerable suma de dinero (hablan de 11 mil millones de pesos) y que serían 600 millones de pesos los que están en plazo fijo.

Radicales y socialistas aseguran que en total el gobierno estaría pidiendo en la Ley de Estado de Necesidad Pública endeudamientos por 39 mil millones de pesos; “esto es un despropósito total, porque estaríamos hablando de casi 600 millones de dólares para gastos corrientes, y no estamos de acuerdo en otorgarlo”, afirmó diputado radical Fabián Bastía, quien puso como ejemplo la autorización por parte de la legislatura, para que la gestión Lifschitz se endeudara por 500 millones de dólares en dos tramos, para obra pública, “perfectamente detallada por los senadores radicales, socialistas y peronistas para cada uno de sus departamentos”, afirmó.

La Ministra de Infraestructura Silvina Frana asegura a cuanto interlocutor pase por su despacho para reclamar fondos adeudados de la gestión anterior, que solo si esta nueva ley saliera votada favorablemente podrá dar curso a sus reclamos. Idéntica respuesta tiene para los mismos actores reclamantes el Ministro de Gestión Pública Rubén Michlig, tras lo cual los acreedores salen con un angustiante interrogante: ¿y si no saliera la ley?.
Sólo el Gobernador Omar Perotti tiene desplegado en su cabeza el tablero de juego con las piezas a mover estratégicamente según lo hiciera el adversario, cuando el mensaje enviado comience su derrotero por las comisiones del Senado y luego diputados.

Nadie cree que Perotti vaya a precipitar el final; para ello deberá cuidar celosamente que tampoco ninguno de los suyos por exceso de protagonismo lo haga, como por ejemplo el diputado Leandro Busatto, quien se enreda con las palabras y expone al gobierno al sugerir que aún no arrancó, y que la “oposición mete palos en la rueda para que no suceda”.
Perotti seguramente analizará cada movimiento opositor para instruir a los suyos los pasos a seguir, de ser posible intentado astutamente dividir a la oposición, y si no lo consiguiera, cediendo lo que haya que conceder para que al final haya Ley, quizás no la deseada, pero sí la posible.

Una de las alternativas de la oposición – FPCyS- sería contrarrestar puntos del mensaje oficial con iniciativas propias, como por ejemplo la creación de un fondo de ayuda para municipios y comunas.
Sería políticamente desgastante para unos y otros – pero ciertamente fatal para el oficialismo en su albor – si la norma en la que el gobierno dice cimentar su futuro, corriese la misma suerte que el año pasado.
Para encaminar la situación política en Santa Fe se impone, como señaláramos hace varias semanas en esta columna, que Omar Perotti se siente con el FPCyS – Miguel Lifschitz incluido – a comer un asado. No solo lo aconsejan los manuales de la política, sino las diversas investigaciones antropológicas argentinas.