A días de las elecciones, la política se muestra autista y ruinosa

No hay propuestas de las coaliciones grandes y por ello abunda el oportunismo de las expresiones políticas más chicas.

El Padre Fernando Lardizábal –de uno de los barrios más populosos de Rosario y delegado episcopal en la Pastoral Penitenciaria-, sentenció: “El hombre está roto”. Y con igual naturalidad pero con no menos profundidad, el politólogo Hugo Quiroga dijo que “el divorcio entre la política y la sociedad se ha consumado”. En tanto, el sociólogo Emilio Tenti Fanfani asegura que “la escuela está vacía”.

Si el hombre está roto es porque hace años no se intentó reconstituirlo. Al divorcio que alude Quiroga se llega con otros divorcios previos, pequeños o grandes, pero aleatorios: corrupción siempre, justicia tuerta, instituciones cómplices y facilitadoras de provechos personales.

La escuela ya no evita los guetos que hoy abundan. Hace varios años un dirigente político, hoy con muchas responsabilidades, le dijo a esta cronista: “Saqué a mi hijo de la escuela pública porque traía compañeritos de la villa a casa y además quería ir a la casa de ellos”. Si uno analiza estas enumeraciones entiende por qué el hombre está roto, donde la escuela ya no es un centro de convivencia democrática. Es un lugar donde algunos pasan de grado por decreto y a otros sólo se les exige eficiencia.

La injusticia social se ensancha porque el futuro no es para todos. Tenti Fanfani acaba de publicar un libro absolutamente imprescindible, “La escuela bajo sospecha”, en el cual intenta ayudarnos a repensar la educación.

Nos induce a observar que una sociedad con el 50% de su gente pobre, resulta imposible enseñarles a ahorrar. Se ahorra cuando se cree en un futuro posible, pero el pobre está condenado a pensar en presente. Sólo una parte de la sociedad argentina puede con realismo conjugar cualquier verbo en futuro. Un chico que vive la injusticia del presente continuo está excluido.

A días de las elecciones del 14 de noviembre, la política se muestra autista y ruinosa. Sin propuestas de las coaliciones grandes y con gran oportunismo de las expresiones políticas más chicas. Javier Milei en CABA es el representante de la bronca de ciudadanos que aún apuestan a la democracia y en el voto expresan su disconformidad. El politólogo Quiroga sostiene que fenómenos como Milei van a crecer y no necesariamente se sostendrán en el largo plazo. Milei, como podría ser Berni, es el emergente del divorcio. Sostiene que “el gran logro de la Argentina es la conciencia ciudadana que ha decidido que los militares no gobiernen más”.

El presidente Alberto Fernández tuvo la oportunidad histórica de construir una política de centro, ampliarla. Al no hacerlo, sus yerros produjeron que hoy las coaliciones se recuesten en sus respectivas radicalizaciones. Esto reduce las posibilidades de una alternativa diferente y permite que la derecha conquiste a un electorado que antes no la contemplaba, lo mismo con la izquierda. Otras de las consecuencias es que Mauricio Macri y Cristina de Kirchner sean un pasado presente. Tal es el impacto del error señalado que ya no es “negocio” en votos ser un candidato de centro. Tal vez el ejemplo más notorio sea Rodríguez Larreta.

El analista Jorge Liotti dejó planteado, en su columna del domingo último, la posibilidad de que “después del 14 se inicie un cambio sistémico”. Es muy probable que este vaticinio se concrete, es tan fuerte el divorcio dentro de la coalición gobernante que se inhabilitan mutuamente. No pueden seguir así. Si el Frente de Todos, con el resultado de las elecciones en la mano, produce un necesario reacomodamiento interno, es probable que también impacte a la oposición. El gobierno del presidente Fernández no fue lo que quiso ser. Hoy está atrapado, inmovilizado. Y la oposición fragmentada en su crecimiento, especialmente con un radicalismo que aspira a la presidencia en el 2023.

Rosario es la punta del iceberg del divorcio entre la sociedad civil y la política. La marcha pidiendo justicia por el asesinato de Joaquín Pérez encontró al gobernador Perotti y al intendente Javkin no comprendiendo el ámbito y la consigna expresada en el Monumento a la Bandera. Hubo voluntad política en ambos dirigentes, pero la demanda de los participantes era a la representatividad que ambos ostentan.

Tal como adelantó Infobae el martes pasado desde esta columna, el gobernador Perotti se reunió el jueves con jueces y magistrados de la Justicia Federal, donde le manifestaron las falencias estructurales en los juzgados que deben investigar el narcotráfico en Rosario. Decía el titular de la Cámara Federal de Apelaciones en Rosario, Aníbal Pineda, que “mientras el delito, especialmente el complejo como el narcotráfico, se mueve a la velocidad de la luz; abrir un celular para peritarlo puede demorar hasta ocho meses”.

La idea del gobernador Perotti, en correlato con el gobierno nacional, es que Gendarmería sea la fuerza predominante en los operativos de seguridad: por ello enviaron el refuerzo de 575 gendarmes. Y se espera en marzo/abril que esté instalado un destacamento permanente con 1.000 efectivos en Rosario. Mientras tanto, las otras fuerzas hoy desplegadas, Policía Federal y Policía Aeroportuaria, siguen trabajando en tareas de seguridad ciudadana como lo hacían antes, complementando el esfuerzo mayor de gendarmería. En un futuro cercano será Gendarmería la fuerza principal que trabajará en este territorio y la provincia coordinará solo con un jefe las acciones.

El ministro de Seguridad, Jorge Lagna, manifiesta que para dar respuesta a las demandas de este hoy su idea es llenar de patrulleros las calles de Rosario, especialmente la de los barrios más conflictivos. Le dijo a Infobae que “ya llegaron 22 unidades y día por medio el compromiso es que me entreguen 10 patrulleros nuevos”, mientras que “en diciembre llegarán 900 agentes federales”. Tiene gran expectativa en investigaciones muy avanzadas sobre el crimen organizado cuyos resultados se conocerán próximamente.

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María Herminia Grande

Periodista. Analista política