China intensifica la censura digital tras las revueltas en África

Cuando en el año 221 a.C. Qin Shi Huang, considerado el primer emperador de la China unificada, comenzó la construcción de una muralla que le protegiera de los señores feudales que amenazaban su poder, muchos consideraron un sueño imposible su aspiración. Más de 22 siglos después, China construye y mantiene otra muralla, invisible pero igualmente eficaz, una barrera que frena la libertad de expresión de sus más de 1.300 millones de habitantes y que dificulta la expansión de Internet en el gigante asiático, un proyecto que, según los expertos, intenta abarcar lo inabarcable.

Según el sociólogo Gao Feng, «China pretende controlar todos y cada uno de los movimientos y opiniones de sus habitantes. Es algo imposible y por mucha censura que se aplique a Internet siempre surgirán nuevas vías de comunicación». La última presión del gobierno chino sobre la Red se dio con Weibo, el microblog más importante con más de 200 millones de usuarios en China.

La publicación de algunos mensajes con acusaciones directas a las autoridades, como el asesinato de una joven en Wuhan, o la reventa de bolsas de sangre procedente de donaciones, llevó al ejecutivo a exigir a Weibo que cerrara «aquellas cuentas que difundieran bulos». El secretario del Partido Comunista para Pekín, Liu Qi, visitó la sede de Sina Corporation, propietaria del microblog y dijo que las empresas de Internet «deben impedir la difusión de información falsa y perjudicial».

El caso de Weibo es el último de una larga lista que comenzó en 1996 con la «Regulación Temporal para la Gestión de la Información en Internet». En los últimos meses, han sido frecuentes los denodados esfuerzos del gobierno por evitar cualquier mención a las revoluciones jazmín o a la llamada «Primavera árabe» por miedo a un contagio que, gracias a Internet, lleve a las calles a una población descontenta por la falta de libertades.

El temor a que la población china sepa lo que pasa con temas como la represión al grupo religioso Falun Gong, perseguido y prohibido, las protestas de Tiananmen de 1989 o las revueltas uigures de 2009, ha hecho que el control de Internet desde las autoridades aumente paulatinamente.

Según Fang Binxing, creador del «Great Firewall» (Gran Cortafuegos) última versión de este sistema de censura, ésta se aplica de dos maneras: una preventiva, en sitios como Facebook, Youtube o Twitter, y otra circunstancial, ejecutada según las necesidades del momento y la situación social y política: «Es necesario controlar qué se publica en Internet y saber quién es la fuente. De hecho, muchos países como Estados Unidos, Corea del Sur y algunos de la Unión Europea tienen gestores de control de contenidos».

Hasta ahora, el modelo seguido por China ha tenido éxito y pocos han sido los contenidos que han escapado a su control. Sin embargo, el crecimiento de Internet y de las redes sociales suponen un desafío para un gobierno que, tras muchos años de lucha, podría perder al fin su batalla contra la libertad de expresión. (EFE)

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