La resurrección de las bestias

Cada tanto, un hecho cargado de misterio nos evoca los ingeniosos informes del desaparecido cronista televisivo José de Zer. En Pujato, una localidad cercana a la ciudad de Rosario, unas extrañas marcas aparecieron en medio de un campo sembrado de trigo, lo que en el lenguaje de los investigadores se conoce como “agroglifo”. Una gran M con un círculo en el centro de un campo de 32 hectáreas y sin huellas visibles de vehículo alguno que haya atravesado la única tranquera del predio. Además, vecinos de la zona vieron extrañas luces surcando el cielo, lo que aportó más misterio al misterio. Si bien el maizal aplastado no presenta las características de otras manifestaciones ocurridas en diferentes zonas rurales del mundo, esto dará pie a algunos esporádicos informes con la música de presentación de “Los expedientes X” como una muestra del compromiso con la creatividad mediática. No será como las hamacas de Firmat pero permitirá especulaciones tanto o más alocadas. Los trasnochados que nunca faltan ya estarán preparando una buena recepción a los visitantes de otro planeta y hasta relacionarán el caso con el fin del mundo pronosticado por los mayas.

Mientras los extraterrestres están prontos a desembarcar, la Cuna de la Bandera se prepara para otro hecho largamente esperado: el cambio de nombre al Centro Cultural Bernardino Rivadavia. En 1978 se inauguró este edificio en pleno centro de la ciudad para ser utilizado como centro de prensa del Mundial de Fútbol y después se lo convirtió en espacio cultural. Con el regreso de la democracia se lo amplió y se le otorgó un nuevo significado, pero pocas veces se planteó con énfasis un cambio en su denominación. Claro, Rivadavia no es un personaje que haya contribuido a la construcción de la patria, sino todo lo contrario. Sin embargo, resistió casi treinta años como nombre del espacio cultural más importante de Rosario. Ahora, por iniciativa de la intendenta, Mónica Fein, en poco tiempo será llamado Roberto Fontanarrosa, no tanto por mérito del sucesor sino por desprestigio del sucedido.

“El Negro es un símbolo de la ciudad –opinó el ex intendente Héctor Cavallero- es parte de la imagen y el paisaje de Rosario. Rivadavia originó la deuda y, por lo tanto, la dependencia primero de los ingleses y luego de los distintos capitales financieros de turno”. Por su parte, el concejal del FPV, Roberto Sukerman manifestó que “ésta es una propuesta que se desprende de toda la ciudad. Y es justa: Fontanarrosa es un ícono rosarino y de la cultura local. Rivadavia ha sido cuestionado y la verdad es que no me resulta simpático”. Y en disidencia permanente hasta que los astros dictaminen lo contrario, el radical Jorge Boasso reconoció que “es muy difícil negarse a un homenaje al Negro. Yo propuse crear un museo en su honor. Igual, me pregunto: ¿Por qué honrar a unos deshonrando a otros? ¿Había que cambiar la nominación actual del centro cultural?”.

En breve, el Centro Cultural tendrá nuevo nombre y Fontanarrosa recibirá un simpático homenaje a su memoria. Tal vez este cambio no apunte tanto a sobrevalorar los méritos del historietista y escritor sino en terminar con el reconocimiento a un personaje tan nocivo de nuestra historia. Mucho tiempo esperaron los rosarinos por ese nuevo nombre y seguramente será bien recibido. Los nostálgicos de la entrega apátrida refunfuñarán un poco –como siempre- pero no tendrán demasiados argumentos en su favor.

Los que todavía no tienen muchos argumentos a su favor son los que pretenden crucificar al vicepresidente. El allanamiento a un departamento de su propiedad se convirtió en el clímax de esta tragicomedia y las cosas están dadas para llegar a una pronta resolución. La conferencia de prensa de Boudou sirvió para abrir un abanico pugilístico y puso en evidencia una trama mucho más compleja de lo que se esperaba. “Mafia” puede ser el nombre de esta telenovela que promete ríos de tinta: amigos de la infancia que no se conocen, un testaferro que no obtiene beneficios y que soborna sin tener con qué, una testigo que no sabe nada de nada pero habla de todo, una empresa angurrienta que surge del averno para extender su sombra, tráfico de influencias, falso testimonio, un fiscal que busca pruebas para modelar una acusación que no está clara, las elecciones presidenciales de 2015 y una apuradísima puja interna… hasta apellidos extraños como Pacífico y Montoto. Y como artífices de todo esto aparecen los carroñeros mediáticos que han asumido un esperable rol opositor que está cerca de convertirse en destituyente. A tal punto, que exigen que Boudou dé un paso al costado para preservar las instituciones. No dicen lo mismo de Macri, del único funcionario en ejercicio que se presentó a elecciones y asumió –es un decir- su puesto estando procesado ni de la ineptitud marquetinera con que maneja su gobierno, convirtiendo en crítica la situación de la Capital del país.

El juez Daniel Rafecas –acusado por Boudou de dirigir una agencia de noticias- negó haber avisado a los periodistas (o a cualquier otra persona no involucrada) del allanamiento realizado el miércoles a pedido del fiscal Rívolo. Por su parte, la ministra de Seguridad, Nilda Garré, dejó en claro que las “filtraciones” no surgieron de la Gendarmería, la fuerza que participó en el trámite como auxiliar de la Justicia, pues sus efectivos se enteraron de la dirección que allanarían minutos antes de llegar a destino. El único que no ha dado explicaciones sobre la vulneración del secreto de sumario ha sido el fiscal Carlos Rívolo, cuyas oficinas, según las malas lenguas, están siempre rodeadas por profesionales del cuarto poder.

Con respecto a este tema, el constitucionalista en serio Eduardo Barcesat indicó que la ruptura del secreto de sumario es un delito grave y debe ser investigado. Y con respecto a la causa en general, aclaró que “el meollo no es el vínculo entre el ex ministro de Economía y Alejandro Vandenbroele sino si de esa relación se derivó una negociación incompatible con los deberes de funcionario público o una malversación de caudales públicos que sería la figura extrema”. El hecho de que la empresa Boldt quiera hundir a Ciccone (por Compañía de Valores Sudamericana) es una de las “conjeturas” y agregó que “si tiene negocios de juego en la provincia de Buenos Aires sin pasar por los procesos licitatorios correctos debe ser investigado”. Y sobre la principal prueba de la descabellada hipótesis, Barcesat destacó que “si Boudou tuvo incluso algún vínculo amistoso, deportivo o hasta amoroso con Vandenbroele no tiene nada de ilícito a menos que sea incompatible con la función pública o que haya habido enriquecimiento indebido”.

De cualquier modo, el daño está hecho. La sospecha sobre el vicepresidente y la principal figura de recambio presidencial ha sido sembrada, aunque no rinda los frutos esperados. En caso de que el juez ponga un plazo a las investigaciones y dictamine en breve la falta de mérito, no cesarán los titulares acusatorios, esta vez en referencia a la presión del Gobierno Nacional hacia la Justicia o la poca transparencia institucional. Las bestias nunca descansan y si se las creía en retirada, en medio de su agonía se tornan más bestiales. Los contenidos destituyentes de la prensa hegemónica no tienen relación alguna con la libertad de expresión. Y lo saben. Como también saben que con cada titular, en todo editorial, están golpeando puertas que antes guardaban cuarteles. Desde los noventa no necesitan armas para tomar el poder: les basta con una movida especulativa para agitar el tablero de la democracia, aunque en los últimos tiempos, el tsunami que pretenden desatar no es más que un insignificante temblorcito que apenas provoca risa. Así y todo, lo van a seguir intentando. Aunque hoy está más claro que nunca que esos medios que se muestran casi destituyentes son catapultas de estiércol que representan intereses que van mucho más allá de lo periodístico. Pero ahora somos muchos más los que lo sabemos.

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Gustavo Rosa

Periodista, Licenciado en Letras. Docente de enseñanza media y terciaria. Autor del blog: http://www.apuntesdiscontinuos.blogspot.com/