La TGI no le alcanza al Municipio ni para pagar la recolección de basura

La secretaria de Hacienda municipal, Verónica Irízar, es una de las más jóvenes del gabinete municipal. Si bien llegó a ese lugar en diciembre del año pasado con el arribo de Mónica Fein al mando del Ejecutivo, conoce bien el paño. Es que la hoy funcionaria, contadora de profesión, ingresó y se desempeña desde hace 13 años en esa repartición. A pocos meses de haber tomado el control de la economía del gobierno local, Irízar recibió en su despacho a El Ciudadano y aceptó responder sobre todo. Entre otras cuestiones, hizo un repaso de la compleja tarea de mantener a raya las cuentas municipales, el estado de algunas obras públicas y se explayó sobre lo avatares económicos nacionales y la necesidad para las arcas que administra de que “salga” la reforma impositiva provincial. En el medio, en tanto, también se hizo espacio para responder algunos cuestionamientos que han realizado en las últimas semanas ediles de distintos espacios de la oposición.

—¿Qué desafío se ha propuesto como prioritario en su gestión?

—Hoy tenemos muchos recursos que no son ajustados a la par de la inflación, mientras que la estructura del gasto sí se ajusta rápidamente a ese proceso. Y resolver eso es un gran desafío. Hoy la Tasa General de Inmuebles (TGI) es el 13 por ciento del total del presupuesto, cuando en otro momento llegó a ser el 23. Y la verdad que no hemos encontrado algún mecanismo por el cual ir manteniendo el poder adquisitivo de esa Tasa. Y por otro lado, el Impuesto Inmobiliario era más o menos el 30 por ciento de ese total y hoy llega apenas al 10. Como parte de un proceso lo que nosotros vemos es una gran centralización de recursos por parte del gobierno nacional. El problema no es el financiamiento sino el reparto. Si se mira la presión tributaria de la Nación, hace 10 años estaba en el 21 por ciento del PBI y hoy está cerca del 33 por ciento.

—Y esa baja en el porcentaje que ocupan la TGI y el Inmobiliario en el total de ingresos ¿con qué se “cubre”?

—Con un gran esfuerzo de administración. Y eso lleva a que sea complicado encontrar el financiamiento. Es como que uno tiene un gasto con una velocidad de incremento mucho más rápida de lo que se incrementan los recursos. Es un momento complejo para todos los municipios. Se siente ese tema en las finanzas.

—El ex intendente Miguel Lifschitz siempre dijo que el municipio bajo su gestión tuvo un buen equilibrio entre el gasto en salarios y lo que se destina a obra pública. ¿Como encontró usted esa cuestión?

—El gasto en personal no llega al 50 por ciento, a diferencia con lo que sucede en otros municipios. También es cierto que nosotros tenemos muchos servicios tercerizados: la recolección de residuos, el mantenimiento de alumbrado público y también los semáforos.

—¿Cómo afectaría en Rosario la reforma tributaria que se está discutiendo a nivel provincial?

—El 50 por ciento del Inmobiliario se coparticipa a los municipios y comunas, con lo que nos veríamos beneficiados.

—¿Y las cuentas? ¿Hoy el municipio es superavitario?

—Estamos terminando la información definitiva de 2011. Cerramos con resultado final equilibrado, pero la verdad que cada día es más difícil resolver que los recursos habituales financien los gastos de funcionamiento mínimos que tenemos. Esto más allá de la inversión, para la que se puede encontrar fuente de financiamiento endeudándose.

—El concejal y ex intendente Héctor Cavallero llegó a expresar que el municipio estaba fundido…

—En términos generales la deuda está dentro de los valores normales o habituales de cualquier Estado municipal. No tenemos ningún indicador que nos haga alarmar. Tenemos por un lado el endeudamiento con el Banco Interamericano de Desarrollo que fue para hacer el nuevo Heca, los nuevos accesos a la ciudad y los distritos. Ese crédito se termina de pagar en 2017. Respecto a la deuda con proveedores, la situación es manejable.

—¿Cuál es el servicio con el costo más grande que presta hoy el municipio?

—La recolección de residuos. Con la Tasa no llegamos a financiarlo. Estamos pagando para eso más o menos 21 millones de pesos mensuales. Y de TGI, depende el mes, llegamos a recaudar 19 millones. Con el último aumento de la Tasa estamos más o menos llegando al 50 por ciento de los costos asociados a la prestación de ese impuesto. Así, con lo que emitimos de TGI financiamos la mitad de la recolección, el alumbrado, el barrido y el mantenimiento de calles.

—Lo presupuestado para obra pública este año, un 9 por ciento del total de los recursos, fue fuertemente cuestionado por ediles opositores. ¿Qué responde usted?

—En realidad, con la situación general planteada en torno al gasto de funcionamiento cotidiano, la única variable de ajuste que nosotros tenemos es la obra pública. No obstante, tenemos en marcha todo el tema de las cloacas, que ahí en el presupuesto no estaba. Ahí seguimos trabajando en la posibilidad de obtener el crédito, que ya está aprobado por el Banco Mundial, de 20 millones de dólares. Y estamos esperando la autorización de la Nación para tomarlo. Así resolveríamos la obra de cloacas de 12 barrios.

—Y la posibilidad de endeudarse internacionalmente en dólares, en momentos económicos difíciles a todo nivel, ¿no puede ser riesgosa?

—Para estas grandes obras es impensable que el presupuesto municipal pueda financiarlas. Es razonable que uno la cargue a varios ejercicios porque también de estas grandes obras se van beneficiar varias generaciones. Si no sería muy difícil poder concretar proyectos que la ciudad necesita.

—¿Qué responde a algunos cuestionamientos en torno de supuesto poco dinero destinado este año para pavimentar más calles?

—Nosotros hemos tomado también en los últimos créditos dinero para pavimento. Actualmente estamos promoviendo –con una fuerte decisión política– todos los proyectos votados en el presupuesto participativo. Y estamos con la idea de algún plan de pavimento. El primer desafío de la intendenta fue el de las cloacas; seguramente a futuro tendremos un plan de pavimento. Pero parece difícil dar una señal fuerte sin la posibilidad de tener financiamiento externo. Además, si la situación cambiara, si se aprobara la reforma tributaria provincial y recibiéramos de coparticipación lo que corresponde, la situación también ayudaría. (El Ciudadano)