Cameron propone un referéndum para sacar a Gran Bretaña de la UE

Dijo que primero buscará un nuevo acuerdo con el bloque. Y que la consulta sería en 2017 tras las elecciones de 2015. Euroescépticos aplauden. Críticas de la oposición.
El primer ministro británico, David Cameron, se comprometió hoy a convocar un referéndum para finales de 2017 sobre una eventual salida de la Unión Europea, en una decisión aplaudida por los sectores más euroescépticos de su partido, pero que encendió luces de alerta y críticas negativas tanto en el Continente como en la misma coalición de gobierno, en Londres.

«Ya es hora de que el pueblo británico pueda hablar», afirmó Cameron, en momentos en que su partido está bajo la amenaza electoral del Partido por la Independencia del Reino Unido (U.K. Independence Party -Ukip-), una formación soberanista y antieuropea, que está ganando adeptos.

En su discurso, Cameron se comprometió a negociar «un mejor acuerdo» entre su país y el bloque de los 27 que tenga el mercado único como «tema central», si es reelegido para un nuevo mandato en las elecciones generales previstas para 2015.

«Y cuando hayamos negociado ese nuevo acuerdo, daremos al pueblo británico un referéndum con una opción muy simple de dentro o fuera. Permanecer dentro de la UE bajo las nuevas condiciones o salir completamente», agregó en su discurso considerado crucial y esperado desde hace seis meses.

El jefe del gobierno británico precisó que ese referéndum, una concesión al ala más euroescéptica de su Partido Conservador, se celebrará en la primera mitad de la legislatura (2015-2020), es decir antes del final de 2017.

Cameron no dio elementos precisos sobre el acuerdo que pretende renegociar con sus socios de Bruselas, con excepción de que debe girar en torno al mercado único, que desde el ingreso del Reino Unido en la UE en 1973 ha sido «vital» para las empresas y empleo británicos, y le ha permitido recibir importantes inversiones.

Anteriormente, sin embargo, había expresado su deseo de repatriar a Londres competencia especialmente en materia de reglamentación financiera y social.

En su discurso, considerado por la prensa como el más importante desde que llegó a Downing Street en 2010, estimó que la UE debe responder a los retos derivados de la crisis de la eurozona, la falta de competitividad del bloque frente a las potencias emergentes y el desapego creciente de los ciudadanos.

«Si no hacemos frente a estos desafíos, el peligro es que Europa fracase y que los británicos deriven hacia la salida», advirtió el líder, precisando que personalmente no era partidario de esa solución que, según los últimos sondeos, tendría el apoyo de un tercio de los británicos.

«Quiero que la Unión Europea sea un éxito. Y quiero una relación entre el Reino Unido y la UE que nos mantenga dentro», afirmó.

«No soy un aislacionista», afirmó en dirección a los dirigentes europeos reticentes o incluso hostiles a la renegociación del acuerdo.

Numerosos británicos dudan también de que pueda obtener concesiones de Bruselas, pero Cameron se declaró convencido de que «con valor y convicción» se puede lograr la UE «más flexible, adaptable y abierta» que busca su país.

«Y cuando llegue el referéndum», concluyó, «déjenme decir que si podemos negociar ese acuerdo, haré campaña a favor de él con toda mi alma y mi corazón».

Históricamente, los dirigentes británicos han logrado numerosas excepciones, derogaciones y descuentos en las diferentes etapas de la construcción europea, pero esta vez parece haber un cierto consenso entre el resto de los dirigentes europeos en contra de una «Europa a la carta».

El discurso de Cameron parece un mensaje hacia su propio partido. El jefe de los conservadores había estado bajo fuerte presión por parte de muchos miembros de su partido para anunciar un referéndum por la membresía británica en la UE.

Muchos diputados y lores euroescépticos se mostraron a favor de la consulta, pero consideran que la fecha eventual es demasiado lejana y debería adelantarse.

La apuesta es riesgosa. Quedarse afuera del bloque, según empresarios e incluso operadores de la City, tendría un impacto negativo, creará incertidumbre y desalentará inversiones en un país con una economía frágil.

El líder opositor, el laborista Ed Miliband, insistió que el discurso presentaba a Cameron como un «primer ministro débil, guiado por su partido y no por el interés económico nacional».

De todos modos, los conservadores, que no obtuvieron mayoría en las últimas elecciones generales de 2010 y que por ello debieron conformar una coalición de gobierno junto a los liberales democráticos de Nick Clegg, deben ganar antes los comicios de 2015 si buscan un referéndum por Europa.

De hecho, Clegg -vicepremier de la coalción gobernante-, afirmó que los «años de incertidumbre» provocados por un futuro referéndum serán un golpe para los empleos y el crecimiento y «no es parte del interés nacional».

Además, el proceso de negociación con Bruselas podría abrir nuevas divisiones en el seno de la coalición, con los liberales democráticos que buscan seguir siendo parte de la UE. (Clarin)