Obama estudia, con aliados, la opción militar en Siria

El presidente norteamericano Barak Obama recibirá en mayo al primer ministro de Turquía Recep Tayyip Edorgan, tras lo cual decidirá si su país intervendrá militarmente, utilizando opciones distintas a las que está implementando en Siria, en razón de la presunta utilización de armas químicas en ciudades de ese país por parte del gobierno de Bashar Assad.

Una de esas opciones es la aplicación de una zona de prohibición de vuelos militares sirios más allá de las fronteras con Turquía y Jordania.

Vale apuntar que los diplomáticos de Arabia Saudita y Qatar ya le hicieron saber a Obama que la alternativa, para sus gobiernos, es armar aún más a los rebeldes sirios.

El titular de la Casa Blanca también está escuchando a los gobiernos de Israel y Jordania que no concuerdan con la opinión de Qatar y Arabia Saudita, ya que estiman que como resultante de ese aporte armamentístico, el mismo caiga en manos de islamitas radicales.

No debemos dejar de apuntar que –como ya adelantamos oportunamente en esta columna- la Organización de las Naciones Unidas aprobó el tratado para regular la venta internacional de armas, el que fue resistido por Rusia, China, Norcorea, Venezuela y Cuba, utilizando el criterio que el tratado no prohíbe la venta de armas a “actores no estatales”, un modo diplomático de mencionar a los terroristas, calificación que utiliza Damasco para referirse a los guerrilleros que combaten a su régimen desde hace dos años y que habría cobrado aproximadamente 70.000 vidas según estimaciones de la ONU. En ese período Siria ha estado recibiendo armas sin límites de Rusia e Irán.

Las agencias internacionales de noticias han comenzado a distribuir imágenes de rebeldes muertos con espuma en la boca, efectos inequívocos de haber sufrido el efecto de gases tóxicos como el que genera el sarín. Aún así, Obama no quiere apresurarse y manejar sólo datos de sus servicios secretos. Pretende evitar que se repita el caso Irak.

De todas maneras, preventivamente, mientras continúa con sus conversaciones, Obama mantiene operaciones de la CIA con drones –vehículos aéreos no tripulados y armados- en territorios de Afganistán, Siria y Pakistán, con los que se realizan ataques selectivos, mecanismo de ataque iniciado por el ex presidente Bush.

Tanto Bush como Obama realizaron centenares de de ataques con drones en Pakistán y ello habría obligado al director de la CIA, John Brennan, a dar explicaciones a senadores norteamericanos sobre los objetivos que se buscan alcanzar.

Vale apuntar que el periodista Mark Mazzetti señaló recientemente en uno de sus artículos que el ex director de la CIA George Tenet, “autorizó a los oficiales en Islamabad a impulsar a los pakistaníes a permitir el uso de drones armados”.

Los oficiales pakistaníes autorizarían los vuelos de drones en su territorio si los mismos estaban bajo su conocimiento. Ello les permitía a los norteamericanos no reconocer los ataques y los pakistaníes conocerían los ataques encubiertos de EE.UU.

De esta manera Obama tiene la ventaja de “matar por control remoto” y sin ensuciarse las manos con cárceles clandestinas en Europa, ya que el inspector general de la CIA John Helgerson realizó un informe sumamente crítico sobre el maltrato de presos en cárceles secretas.


Ante la amenaza china, Japón fortalece su posición

A pesar de casi la inexistencia de información oficial, Obama –que obviamente sigue de cerca las acciones de Corea del Norte y sus, por ahora, amenazas verbales y algún que otro movimiento de tropas hacia zonas de fronteras, decidió autorizar que helicópteros estadounidenses lanzaran soldados japoneses equipados para el combate sobre la Isla San Clemente, en California, para combatir un invasor imaginario.

El entrenamiento se decidió en función del crecimiento de la tensión en Japón por las amenazas de Corea del Norte y es por ello que dispuso fortalecer sus posiciones militares y ser menos pacifista.

Richard Samuels, politólogo del Massachusetts Institute of Technology, declaró a The New York Times que “los japoneses tienen a China delante, lo que les presenta el primer desafío militar que experimenta Japón desde la guerra”.

Ello le permitiría a Japón derribar un misil norcoreano que se dirija a EE.UU.

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com